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Las residencias de mayores de Cantabria rozan de nuevo el lleno en sus plazas públicas (4.418). Después de que la sacudida del covid ... dejara a cero las listas de espera -entre los que no llegaron a ingresar por miedo al contagio y los muchos usuarios que perdieron la vida por la infección (los fallecimientos son la base de la rotación en los centros)-, «la demanda está prácticamente recuperada a los niveles prepandemia», como apunta el director de Políticas Sociales, Julio Soto. «La ocupación es casi del 100%, sólo queda alguna plaza libre en el área de Reinosa, Torrelavega y Laredo», precisa. Y la previsión es que «siga en aumento», en paralelo al envejecimiento, lo que implica que la red disponible se quedará corta.
Hace justo un año la Consejería presentaba una proyección de los recursos que necesitaba la región para garantizar la cobertura sociosanitaria de cara a 2027. El cálculo apuntaba que harían falta «1.500 plazas más de residencias, hasta llegar a las 6.300». Y a juicio de Soto, «con los proyectos en marcha a día de hoy, que alcanzan la decena y todos con visos de hacerse realidad, estamos cerca de llegar a esas cifras. Lo razonable es que estemos en condiciones de poder atender esa demanda futura y ofrecer una plaza en un tiempo breve». No en vano, después de años sin levantarse construcciones dentro del sector -en la última legislatura se han ampliado en 400 las plazas concertadas, pero no se han creado nuevas «porque no se ha construido»- están en marcha procesos que van a generar «más de 700 plazas en Cantabria en los próximos tres años (cuatro, como mucho)», asegura Soto, un volumen que «podría crecer hasta las 1.200 con la proporción de plazas privadas que ofrezca cada centro». Más de la mitad de esas residencias proyectadas se localizan en Santander, donde se concentra el grueso de la demanda.
Primero de Mayo (Santander) En licitación. 120 plazas.
Canalejas (Santander) En obras. Alrededor de 100 plazas.
En antiguo Hotel Central (Santander) En tramitación.
Campogiro (Santander) En proyecto. Serán 120 plazas.
Primero de Mayo (junto a GO Fit) En proyecto. 120 plazas.
Rubayo (Marina de Cudeyo) En construcción. 120 plazas.
Castro Urdiales En antiguo centro de día. En construcción.
Polanco Proyecto de nueva residencia en tramitación.
Cartes Proyecto de nueva residencia en tramitación.
Solares (Medio Cudeyo) Residencia en construcción.
Así, al centro que acaba de sacar a licitación el Ayuntamiento en el Primero de Mayo (Peñacastillo), con 120 plazas, se suman -explica- el que se está construyendo en Canalejas, en las instalaciones del Colegio María Inmaculada, con capacidad para 87 usuarios; el previsto en el antiguo Hotel Central (calle Ataúlfo Argenta, junto al Mercado del Este), que «está pendiente de la licencia municipal, pero ya tiene la autorización de la Consejería» para abrir una residencia con medio centenar de plazas; «otra en Campogiro, que contaría con 120 residentes, más una quinta que es probable que se levante también en la zona del Primero de Mayo, en una parcela colindante al gimnasio GO Fit, para otras 120 personas». A estos proyectos en la capital, se añaden otros cinco en distintos puntos de la región, como señala el director de Políticas Sociales: tres en construcción ya, en Castro Urdiales, Solares (Medio Cudeyo) y Rubayo (Marina de Cudeyo), más las previstas en Polanco y Cartes. «Con todo ello, la red quedaría completa y la demanda estaría bien atendida», opina.
«Otra cosa es que la tendencia o los deseos de las personas cambien: puede que se prefieran alternativas que les permitan continuar más tiempo en sus casas o que se inclinen por centros más hogareños, en lugar de grandes residencias. Por eso la previsión de necesidades hay que hacerla con mesura, para no arriesgar a que a la vuelta de unos años sobren plazas», subraya Soto.
«En la actualidad, tenemos 236 personas en lista de espera para residencia, de ellas 177 en el área de Santander (hay 19 en el de Laredo y 40 en el de Torrelavega), aunque todas dentro de los tres meses de plazo que da la ley para resolver el expediente», añade.
Sin contar ahí a quienes han rechazado la plaza ofertada porque tienen interés en entrar en un centro en concreto. Y de esos casos, los hay que llegan a esperar un año para poder acceder al que quieren que se convierta en su último hogar, como confirma el director general, que recuerda también que hay más de un centenar de dependientes que tienen concedida la prestación vinculada al servicio, implantada en 2022. Una fórmula de copago que permite al usuario acceder al recurso que necesita mientras le llega la plaza concertada, pagando una parte la Administración -la otra sale de su propio bolsillo-. Antes de habilitarse esta opción, por ejemplo, las familias que necesitaban una residencia para el abuelo, contrataban una plaza privada pagándola de forma íntegra hasta poder acceder a la pública.
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Ana del Castillo
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