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Cantabria más infinita que nunca: «Puedo juntarme con gente en Inglaterra y que no me miren raro si al final de las frases utilizo 'uco' o 'uca'»; «todos los fines de semana, en Bélgica, nos juntamos y nos ponemos la camiseta del Racing para seguir ... los partidos». Estos son solo dos de los testimonios que ayer compartieron una serie de profesionales de la región que ahora mismo están viviendo en otro país. Bajo la celebración del encuentro anual de la Red de Talento Cántabro en el Exterior, más de 150 paisanos que ejercen su labor profesional en el extranjero y viven fuera de la 'tierruca' se reunieron en Santander para compartir sus propias experiencias personales y laborales y contactar con firmas abiertas a internacionalizar sus negocios.
Esta iniciativa, que está promovida por CEOE-Cepyme dentro de su proyecto Cantabria Futura, tiene como objetivo establecer lazos de unión entre los cántabros que se encuentran en diferentes puntos de los cinco continentes para crear sinergias que generen riqueza a la comunidad y que también establezcan un núcleo de cohesión social con el fin de integrarse en sus respectivos países. El director general de CEOE-Cepyme, Francisco Aguilera, señaló que después de cuatro ediciones esta cita supone un «encuentro entre amigos que tienen un interés común, como es el de favorecer y mejorar Cantabria desde sus lugares y a través de su desarrollo profesional». «Esta vez repetimos la fórmula que pusimos en marcha el año pasado, convirtiendo el evento en un verdadero foro profesional», continuó Aguilera.
Y tanto que fue así; tras una breve charla en la que diferentes cántabros expusieron su situación tanto personal como laboral al resto de los presentes, comenzó una dinámica para que todos los profesionales se conocieran y establecieran un contacto. Los pasos a seguir fueron muy simples. Los más de 150 participantes se sentaron en sillas que estaban unas enfrente de las otras para estar cara a cara y hablar durante un minuto y medio. Pasado este tiempo, la conductora del acto, cencerro en mano, avisaba de que tenían que cambiar de pareja y pasarse a la silla de su derecha. De esta manera, toda la sala se iba conociendo y así podían compartir sus experiencias y «hablar de negocios».
El talento no tiene fronteras, pero sí raíces. Por eso el encuentro de ayer sirvió para reconocer y poner en valor el trabajo 'made in Cantabria' en el extranjero.
Bruno Cendón es un cántabro que cruzó el charco para trabajar en California. En concreto, está en Silicon Valley, en la empresa Meta –antiguo Facebook– en el departamento de creación de dispositivos inteligentes. Con sus gafas que llevan incorporada la inteligencia artificial (IA), Cendón acudió ayer a este encuentro de miembros partícipes de este proyecto porque «es una maravilla poder venir y encontrarte con gente de la red».
Tras una experiencia en Francia, este paisano de la 'tierruca' lleva casi ocho años en California, desde donde se encarga de coordinar el grupo de cántabros que viven en Estados Unidos y Canadá, impulsando quedadas virtuales y algunas presenciales en la costa Oeste. Pero sus labores dentro de la red no solo se quedan en Norteamérica, sino que también en Cantabria se ha ofrecido a dar conferencias y organizar reuniones porque «estoy encantado de ayudar siempre en lo que haga falta». Cendón, que no se plantea volver a la región porque laboralmente se encuentra «en el top mundial de las nuevas tecnologías», afirma que «hoy en día no hay distancias en el mundo porque estamos conectadísimos». «Me fue mucho más duro trabajar cuando vivía en Francia, que estaba a cinco horas en coche, que ahora mismo que estoy en la otra punta del mundo», admite. Igualmente, al igual que el resto de miembros, destaca este evento porque «sirve para mantener el contacto con Cantabria y ver caras conocidas, y también nuevas, que están en el extranjero».
Mónica Gómez lleva siete años en Bruselas, donde trabaja en el Consejo de la Unión Europea organizando las reuniones mensuales de los ministros de cada país miembro. Dentro de esta institución, sus labores están dedicadas a la política exterior, en concreto, en temas de seguridad y defensa. «Llevo todas las misiones de Europa en África y Asia», añade. Según cuenta, llegó a Bélgica gracias a unas prácticas del Ministerio de Exteriores y continuó en el país porque después pasó a la Oficina del Gobierno de Cantabria en Bruselas. «Ahora he pasado una oposición interna y puedo decir que soy funcionaria de la Unión Europea», detalla. En el lado personal, Gómez afirma que la red le ha aportado mucho a nivel personal y a nivel humano porque gracias a ella ha conseguido establecer «un montón de contactos y amistades».
«Mantengo mucha relación con los miembros», celebra esta cántabra, quien asegura que, junto con otras personas de la región en Bélgica, ha desarrollado proyectos y conseguido cosas «que nos enorgullecen». Sobre este tipo de encuentros, como los de ayer, Gómez opina que es «muy enriquecedor hablar con gente de aquí que está interesada en cómo nos va a los cántabros fuera», por lo que, a su juicio, «este tipo de eventos son muy positivos porque se construyen lazos entre paisanos». También sirven para escuchar a la gente que está fuera y que cuenten sus proyectos. «Son citas muy motivadoras porque sirven de palanca», afirma.
Alejandro Flores, que lleva ya once años en Alemania, cuenta que «de la noche a la mañana» se fue de Cantabria al país germano porque una empresa del sector aeroespacial le contactó ofreciéndole una oportunidad laboral. «Me pilló en un momento personal en el que me apetecía algo nuevo y trabajar en el extranjero», admite. Flores es ingeniero de telecomunicaciones y trabaja como gestor de proyectos en su compañía. Según asegura, cree que «casi todos» los asistentes que se citaron ayer estarían en la región «si tuviésemos las mismas oportunidades laborales que en el extranjero, porque Cantabria siempre tira y la calidad de vida aquí es muy alta».
Por suerte para él, según afirma, teletrabaja mucho, por lo que el sincio por la 'tierruca' lo puede sobrellevar mejor. Igualmente, destaca que la red es una herramienta «muy potente para conocer gente, ya que hay muchos que llegan a un nuevo país y que no conocen a nadie y esta iniciativa te puede ayudar también para el día a día». Además, según continúa Flores, sirve para «ponerse en contacto» con la región a nivel empresarial. «Los que estamos trabajando fuera perdemos la perspectiva de lo que pasa en Cantabria y con este plan tenemos la oportunidad de saber lo que ocurre y te das cuenta de lo que se mueve por aquí», explica Flores, añadiendo que este tipo de encuentros son «muy interesantes porque aprendes cosas y compartes experiencias».
Alberto Ortiz trabajaba en el sector de la automoción en Cantabria, pero decidió irse al extranjero y le salió una oportunidad en Alemania, en una ciudad cercana a Stuttgart. Según cuenta, esta decisión la tomó hace ya siete años para «dar el paso y crecer profesionalmente». Ahora, ya casi una década después, tiene pensado volver a la región, pero está a la espera de que su hija termine el instituto en Alemania. «Una vez finalice los estudios será el momento para valorar la situación, pero sí que tengo ganas de volver», admite. Por tanto, «la puerta está abierta», y es por ello que Ortiz ve «tan importante» esta red promovida por la CEOE, porque a través de ella pretende ser asesorado en temas burocráticos y así tener una ayuda más «de cara a un posible regreso».
Sobre la plataforma, confiesa que su mujer es «la que más se mueve en la red», pero que él también está integrado. Según opina, es «interesante el conocer y juntarse con otra persona que está en tu misma situación, ya que es una forma de intercambiar las situaciones personales y profesionales de cada uno». Y es que Ortiz asegura que no es fácil vivir en el extranjero, porque «muchas veces te sientes solo, aislado y piensas ¿qué hago yo fuera de casa?». «El irse no es cómo lo que se ve en la televisión», apunta este ingeniero mecánico, quien asegura que siempre va con su mujer a este tipo de eventos para conocer a cántabros que están viviendo en Alemania. «Es muy interesante», opina.
Carolina Rodríguez-Parets es una cántabra que quería buscarse una oportunidad laboral en el extranjero, pero bajo la condición de que en ese país se hablase inglés. Es por ello que decidió Dublín y desde hace ya casi tres años está trabajando en la capital de Irlanda en una compañía de ferrocarriles. Según explica, antes de irse de Cantabria se unió a la red, con el objetivo de encontrar cántabros en Dublín, porque «cuando sales al extranjero hay personas que están en tu misma situación y te pueden ayudar a buscar casa, con apoyo emocional o con la gestión del papeleo». También, según cuenta, esta plataforma le sirvió para integrarse en la ciudad e informarse sobre un posible retorno.
«En Dublín estoy bien y me veo ahí a corto-medio plazo, pero quizás después me vendría a España, no solo a Santander concretamente», comparte. Además, tal y como afirma, ve positiva esta red porque sirve para ver qué nos puede ofrecer Cantabria desde el extranjero y también para que «los que estamos fuera aportemos a las empresas de la región los conocimientos aprendidos en el extranjero». Por ello, Rodríguez-Parets destaca que estos encuentros sirven «para conocer a otros cántabros que viven fuera, ver cómo trabajan y compartir las oportunidades y experiencias del país en el que están». «Me siento acogida porque en esta sala todos han pasado por lo mismo que yo», concluye esta cántabra licenciada en Psicología.
Tras haber trabajado previamente en Andorra, a Iván Arozamena se le queda pequeño Londres y este próximo año hará de nuevo las maletas y se irá a vivir a San Francisco, porque «es el momento de ir a Estados Unidos para luchar con los mejores». «Es la Champions League y hay que ir ahí, porque es donde se gana el partido». Con este pensamiento como premisa, irá al continente americano con el objetivo de que su empresa «crezca incluso más». Arozamena es el fundador de Edworking, una startup que ayuda a pequeñas y medianas empresas a ser más productivas desde el punto de vista tecnológico, gracias a la ayuda de la inteligencia artificial.
«Nos costó mucho arrancar y llegar a 200 usuarios nos empleó dos años, pero ahora estamos generando una media de 300 al día», apunta sobre su compañía, admitiendo que se necesita ser «fuerte mentalmente porque no es un camino de rosas». Por ello, anima a la sociedad cántabra, que a su juicio está «anclada», a hacer «un poco de reflexión porque tenemos talento de sobra». «Hay que impulsar startups que creen puestos de trabajo y generen valor a la comunidad», defiende Arozamena.
Sobre la red, también tiene las cosas claras. Opina que es una iniciativa que «está muy bien» y que en Inglaterra, los propios paisanos cántabros que viven en Londres, han creado otra 'microrred' para quedar entre ellos porque «mola mucho tener la misma cultura».
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