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«Parecía misión imposible», pero el intento salió redondo. Y más de sesenta miembros de la promoción de la Escuela de Enfermería de Valdecilla que terminó sus estudios en 1979 (la número 48) se reencontraron ayer en el Hotel Victoria de El Sardinero en una reunión llena de recuerdos. «Teníamos ganas de volver a vernos después de 44 años, ya que cada una siguió caminos diferentes y había compañeras de distintas provincias», subraya Carmen Diego Francés, una de las promotoras de esta cita tan especial. Emocionada por el éxito de la convocatoria, habla con orgullo de aquella promoción que marcó un antes y un después, que no dejó indiferente ni a la propia escuela ni a las generaciones venideras, que disfrutaron de algunos de los cambios que empezaron con ella. No en vano, fue la primera que introdujo las clases mixtas en un sector completamente feminizado –hasta entonces los varones tenían que estudiar en otras ciudades, entre ellas, Valladolid–. Y también fue la última de las 'grisucas', que era como se conocía a las novatas.
«Llegábamos de casa con 17 años sin ninguna experiencia y nos ponían un uniforme gris con una etiqueta amarilla para que todos nos reconociesen. Así era difícil ganar confianza. Con nosotras terminaron aquellos gritos de ¡vienen las 'grisucas'!», recuerda Pilar Catalina, que también acudió a la reunión «con mucha ilusión». Ambas recordaban que «fuimos la promoción que empezó los cambios».
«Éramos un poco rebeldes y abrimos paso alcanzando algunos derechos. Hicimos huelga y movilizaciones frente al Gobierno regional», indica Carmen. Su reivindicación más sonada, que fue noticia en prensa, fue cuando se negaron a recoger el diploma final en la ceremonia oficial en señal de protesta porque seguían sin concederles 1,25 puntos que se le otorgaba a las ATS de la Seguridad Social.
Tampoco quiso perderse el reencuentro José Miguel Castañedo, más conocido como 'Keko', que fue uno de los primeros enfermeros diplomados en Cantabria. «Nos discriminaron un poco, el primer curso solo abrieron 20 plazas para hombres frente a 80 plazas para mujeres», detalla 'Keko', uno de los alumnos más divertidos, que dominaba el tema de las novatadas. Los chicos que se formaban para enfermeros arrimaban el hombro al igual que las mujeres, pero había una diferencia: el uniforme. «A los hombres, al ir vestidos con bata blanca, nos confundían con médicos, nos trataban con mucho respeto y cada vez que entrábamos a la habitación de un paciente ingresado, sus acompañantes salían pensando que era el doctor que iba a hacer un chequeo», rememora Nacho Martínez, otro de los enfermeros de la 48ª promoción de Valdecilla.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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