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Para hacerse una idea, Raos 7 y 8 tienen la forma de una 'ele' mayúscula tumbada. Un palo corto (el 7) y otro largo (el 8). Antiguamente había una rampa para los barcos Ro-Ro (los que transportan cargamento rodado –coches, camiones...–). Estaba pegada a ... la esquina entre las dos machinas, al lado del punto en el que se unen las dos lineas de muelle. Ubicada en Raos 8 pero orientada para que los barcos atracaran en Raos 7 y pudieran descargar por la popa. ¿Cuál era el problema? Pues que este tipo de buques son cada vez más grandes y ese extremo corto se había quedado, precisamente, así. Corto. El muelle y la rampa tenían un uso residual. Ya no servían. Y, a la vez, en el muelle más largo la ubicación de esa rampa restaba el hueco justo para que en ese lado entraran dos buques a la vez. ¿Solución? Cambiar la rampa de sitio y de orientación. Y doble problema solucionado. En un puerto convertido en un 'tetris' para optimizar el espacio, la obra que presentaron este lunes es un ejemplo del objetivo. «Es una pequeña actuación en cuanto a inversión (2,8 millones de euros) o espacio físico que se ve afectado, pero importante» para «ganar en competitividad y seguir ganando capacidad de crecimiento en los años futuros», dijo el presidente de la Autoridad Portuaria, César Díaz. Ahora el muelle 7 se aprovechará para otro tipo de embarcaciones y en el 8 podrán atracar y operar dos barcos a la vez. Aunque sean de los más grandes del mundo en su categoría. Como el Höegh Trotter de Oslo (Noruega), el gigante que bajó su rampa allí mismo mientras las autoridades presentaban el resultado de la obra.
«Es una nueva actuación fruto del esfuerzo inversor que venimos llevando a cabo desde el Puerto y que paulatinamente se va materializando en mejores infraestructuras portuarias», explicó Díaz, que detalló los números y el desarrollo de la obra. Una actuación que ha costado 2.772.633 euros, de los que 860.374 vienen de Europa (de los fondos Brexit). Ejecutada por la UTE Copsesa-Ciomar, ha llevado nueve meses.
Lo primero que hicieron fue retirar y trocear la rampa existente. Luego, se acondicionó Raos 8 para arreglar la zona despejada al retirar la estructura y ganar 25 metros –pocos, pero decisivos– de muelle. La nueva rampa se trajo de los muelles de Maliaño. Se rehabilitó para poder seguir usándola y se colocó en su nueva ubicación (en el 7). Luego quedaba únicamente acondicionar la explanada, los servicios, instalar la caseta con el equipo hidráulico de la infraestructura...
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Díaz destacó que la inversión incide en «un tráfico estratégico para el puerto, el Ro-Ro». En este sentido, recordó que el puerto es el preferido, el elegido como número uno, por los fabricantes de vehículos. Y también que este tráfico, el de coches, aumentó un 18% en 2023.
Adelantó, incluso, una novedad. La semana próxima esperan celebrar «el tránsito del coche nueve millones» por las instalaciones de la Autoridad Portuaria. Una cifra redonda.
¿Aumentará el tráfico gracias a esta nueva obra?, le preguntaron al responsable del Puerto. «Ojalá. De momento, muchas veces sucedía que un barco tenía que estar fondeado fuera esperando para entrar a puerto a que el otro saliera de Raos 8 porque no había sitio. Ahora contamos con más agilidad y, si es posible comercialmente, intentaremos tener más tráfico».
En la idea de 'tetris' incidió el consejero de Industria, Empleo, Innovación y Comercio, Eduado Arasti (también estaba el de Fomento, Roberto Media). «En un puerto donde no sobra el espacio, que está tensionado –dijo–, estos metros de muelle y esta rampa son muy importantes. Todo lo que se haga en optimización de espacio será bienvenido y necesario».
La delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego, remarcó en la importancia de los euros llegados desde Europa para financiar obras y en la labor hecha también desde el Gobierno de la nación. «El sistema portuario español y el Puerto de Santander van en línea ascendente y una obra como esta –aseguró– es el resultado de un trabajo conjunto» (entre administraciones, empresas...). En este sentido, la delegada insistió finalmente en la «apuesta» del Gobierno central «por mejorar la competitividad de Cantabria».
«Que el Puerto vaya viento en popa es bueno para la ciudad y para Cantabria. Esta inversión repercute en la economía de Santander y de la comunidad, en el posicionamiento del Puerto y en la atracción de empresas», añadió Gema Igual, la alcaldesa de Santander, que también agradeció –precisamente como ejemplo de empresas que operan en las instalaciones– la presencia del director de Höegh Autoliners España, Iñaki Echevarría. Él fue el que hizo de anfitrión –con permiso del capitán– para guiar a todos por el interior del gigante Höegh Trotter, atracado en el remozado muelle 8.
Cuando se abrió la rampa del Höegh Trotter, en sus tripas se pudieron ver coches, grúas, tractores, maquinaria y hasta un larguísimo autobús de tres cuerpos articulados. Eso, en una planta. En una de las catorce con las que cuenta el buque más grande del mundo en su sector, el de los PCTC ('Pure Truck & Car Carriers'). Un gigante con otros siete gemelos en el planeta. Tomando una medida estándar, el barco con matrícula noruega tiene capacidad para transportar 8.500 coches. Pero es sólo una cifra orientativa porque lleva de todo. Tanto, que algunas de sus plantas se pliegan como un acordeón en función de unas cargas y unas alturas que se aprovechan al milímetro (se tiene en cuenta, por ejemplo, el transporte de coches suv). «El aire no paga», comentaban los responsables de la compañía.
Los que asistieron a la inauguración de la obra pudieron hacer una breve visita guiada por el buque de la mano del director de Höegh Autoliners España, Iñaki Echevarría. La planta quinta (la de acceso por la rampa, la principal), los ascensores, la cubierta superior (con unas vistas increíbles de todo el puerto), el puente de mando y la sala de máquinas. Sorprende saber que esta mole se maeja con una tripulación de 23 personas (en su mayoría, de nacionalidad china). «Se limita a 200 metros de largo porque en Japón hay una limitación en muchos muelles de esta medida. Los barcos crecen a lo ancho y a lo alto», explicó Echevarría. Y algo más grande –entrarán 9.100 coches– será la nueva serie de barcos con los que contará la naviera. «En octubre o noviembre tendréis el primero por Santander», anunció.
¿Cuánto vale? Pues entre 100 y 120 millones de dólares.
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