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Alberto Aja

Los Reginas, tocados pero no hundidos

Rafael Bedia, administrador de la empresa, reconoce que la crisis del covid ha afectado al negocio, aunque es optimista con vistas a Semana Santa por la llegada de la vacuna

Ana Gil Zaratiegui

Santander

Miércoles, 18 de noviembre 2020, 07:07

Ana Giralt sube a una de las embarcaciones de Los Reginas que sale de Santander para ir a ver a su madre de 90 años a Somo. Sentada en uno de los bancos del exterior, muestra el traje de protección especial completo y los guantes que lleva en el bolso para visitar de una forma segura a Carmen. Ella pasó el covid hace meses de manera asintomática y aunque ya está recuperada, extrema las medidas por la delicada salud de la anciana. Ahora, utiliza a diario este transporte para cruzar la bahía y cuidarla: «Quiero aprovechar lo máximo posible con ella porque es muy mayor, cualquier día puede irse y cada hora juntas es oro. Hoy voy pronto para disfrutar de esta mañana soleada, esto es vida para ella y tenemos que exprimirlo», explica emocionada en el trayecto. Ella es una de las seis personas que viaja esta mañana

(la de ayer) a bordo de una de las lanchas desde la capital cántabra hasta Somo, con parada en Pedreña, a las diez y media. El barco navega prácticamente vacío como consecuencia de la implantación de las restricciones de movilidad entre municipios en Cantabria. Antes de la pandemia, dos barcos -uno de ida y otro de vuelta- realizaban el trayecto cada treinta minutos desde primera hora de la mañana hasta las cuatro de la tarde, además de cada hora en el horario de tarde. Ahora, una única pedreñera hace el trayecto de ida y de vuelta con menos frecuencias. Antes se ofertaban 22 viajes diarios y ahora se han reducido a 14.

Juan Castanedo, patrón a cargo de la embarcación, explica que en un día normal podían llegar a utilizar este transporte entre 80 y 100 personas. En la actualidad, el grueso de pasajeros corresponde a los veinte o treinta que utilizan la pedreñera para acudir a trabajar al centro de Santander, además del goteo de viajeros durante el resto del día. «Hay dos tipos de pasajeros, los que son turistas y los que lo utilizan como servicio de transporte. Los primeros han desaparecido totalmente, sobre todo los fines de semana, cuando pasaban a comer o hacer alguna actividad en la playa, y de los segundos quedará ahora en torno al 60% o 70%», añade. Achaca este descenso a que algunas personas han buscado otras alternativas de transporte por la reducción de horarios y al teletrabajo.

A trabajar o a estudiar

Rafael Bedia, administrador de la empresa Los Reginas, reconoce que la pandemia ha afectado mucho económicamente al negocio. Tras perder la temporada alta de la Semana Santa pasada y con un verano con muchos menos turistas, admite que ahora la mayor parte de pasajeros se concentra entre semana: «En noviembre nunca hay mucho turismo, pero es que ahora con las restricciones de movilidad, prácticamente no se mueve nadie los fines de semana, así que lo que más llevamos son pasajeros que vienen a Santander a trabajar o estudiar», detalla. Las pérdidas económicas y la incertidumbre han llevado a la empresa a tener a diez trabajadores en ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) y seis permanecen activos. Su mayor preocupación, explica, es que alguno de los tripulantes caiga enfermo por el coronavirus pero, hasta el momento, no han tenido contagios.

Para las Navidades no tiene muchas expectativas y da por perdida toda la actividad turística que puede haber durante esas semanas. Sin embargo, se muestra optimista con la llegada de una vacuna efectiva para intentar salvar, al menos, la Semana Santa, una de las temporadas más importantes para el negocio en todo el año: «No recibimos ninguna ayuda, así que la única esperanza es salir de esta cuanto antes y recuperar pronto la normalidad», concluye.

Motivos justificados

Los trabajadores aseguran que la mayor parte de los pasajeros cuenta con una justificación para poder viajar y que varios llevan un salvoconducto por si fuera necesario. Sin embargo, dos de las mujeres embarcadas explican que van a jugar al golf a Pedreña. El resto cuenta con motivos justificados para moverse entre municipios. Es el caso de Luis Milara, que viaja desde Somo a Santander para realizar un trámite de documentos en un notario de la capital cántabra. «He venido desde Bilbao y he aparcado en Somo para utilizar la lancha y así llegar al centro. Es mucho más cómodo porque la entrada a Santander es difícil y es complicado encontrar un aparcamiento rápido», indica.

Lucilda Álvarez aclara que viaja a Santander para arreglar un audífono estropeado y cambiar las pilas de este. Además, asegura que prefiere este tipo de transporte frente a otros por su comodidad: «Tengo la parada de autobús mucho más cerca y bajar hasta aquí me resulta más complicado, pero prefiero evitar las aglomeraciones en espacios cerrados. Esto está abierto y además es mucho más bonito», apunta en el trayecto de Somo a Santander.

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