Regionalistas y socialistas vuelven a la gresca después de un periodo de tregua

Tras la grave crisis interna entre regionalistas y socialistas de enero de 2020, cuando el voto en contra del PRC a la investidura de Pedro Sánchez a punto estuvo de acabar en divorcio, la pandemia ha supuesto un periodo de tranquilidad, más allá de las críticas de Miguel Ángel Revilla a alguna de las restricciones que ponía en marcha la Consejería de Sanidad para tratar de frenar el covid que Pablo Zuloaga y los suyos optaron por dejar pasar por el bien de la convivencia. El culmen del 'buen rollo' se produjo en el mes de junio, durante el debate del Estado de la región. Revilla valoró que el Ejecutivo central «va cumpliendo compromisos pendientes desde hace demasiado tiempo» y se mostró orgulloso de «todos» los consejeros. Y en ese tono siguió hasta la aprobación de los Presupuestos del Estado, que el PRC apoyó tras algunas salvedades iniciales. Ahora, a año y medio de las elecciones, parece que la tregua ha acabado.

Sin ir más atrás en el calendario, en el mes de diciembre hay muchos ejemplos. El más reciente es la retirada por parte de los socialistas del apoyo a una enmienda del PRC a las Cuentas para subir 30.000 euros al sueldo de la directora del Servicio Jurídico. Hasta este pasado fin de semana ese incremento no les gustaba, pero lo aceptaban. Después de ver a Mazón y al consejero Guillermo Blanco junto a los ganaderos protestando a escasos metros de su Congreso Regional, directamente ya no lo respaldan. En esa cita orgánica, Zuloaga y otros de los intervinientes insistieron en una idea que vienen remarcando, que ellos son la única fuerza progresista de Cantabria. Todo con la idea de diferenciarse del socio, una de las cosas -la falta de proyecto propio frente a los regionalistas- que echaban en cara a Díaz Tezanos y Gorostiaga los dirigentes que les sucedieron. De hecho, la Ponencia Marco del Congreso calificaba a su socio de «partido populista» y afirmaba que la presencia del PSOE en el Gobierno de Cantabria frenaba la deriva de los regionalistas a la derecha.

Ideológica era la Ley de Memoria Histórica que el PRC aprobó al PSOE aunque no le gustara y también la Ley del Suelo, que se está tramitando en la Cámara autonómica. La mayor liberalización de terrenos para la construcción en zonas rurales -no en la costa- no convence a los colectivos ecologistas y tampoco a los socialistas. El PSOE apostaba por enmendar los aspectos que a su entender son más lesivos. Entre otras cosas porque, si el PP apoya la norma como parece, sus votos no serían imprescindibles. Querían cambiarla, pero apoyarla por el bien del pacto de Gobierno, incluso en el caso de que no consiguieran sus objetivos. En esta nueva dinámica, quizás se lo replanteen.

Porque la gran diferencia con la etapa anterior no es que antes no hubiera diferencias, es que han dejado de disimularlas. Paradigmático es lo ocurrido con el puente de Oruña, afectado por las riadas. José Luis Gochicoa (PRC), un perfil técnico que no suele entrar en rifirrafes políticos, acusó a Vicepresidente (PSOE) de retrasar una obra que ya estaba adjudicada por no tramitar el informe de Patrimonio.

Hay más cosas. El lunes, en el Pleno, el PRC votó con PP, Cs y Vox para instar al Ministerio a retirar su reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana (Ley Mordaza) y hace unos meses Mazón también se opuso a una norma con una profunda carga ideológica como la nueva Ley de Educación. A eso se suma que el idilio de Revilla con Pedro Sánchez parece menguar y ahora el cántabro acusa al presidente nacional de no hacer lo suficiente para que la Comisión Europea incluya a la región en el Corredor Atlántico. Y las concertinas, y antes los eólicos... Casi todo en cuestión de unos días.