Guillermo Fernández Bueno se fugó en julio de 2018, tras al no regresar de un permiso en la prisión de El Dueso, donde cumplía una condena de 27 años y medio por asesinar y violar a dos mujeres. Huyó de la prisión santoñesa con su pareja y ambos recorrieron 4.300 kilómetros por cinco países hasta que fue detenido en Senegal el 31 de julio de 2018. En el momento de la detención en el país africano se encontraba junto a su mujer, una voluntaria a la que conoció en prisión hace años. Los agentes de la Policía Nacional destinados en el país africano lo capturaron junto a sus colegas senegaleses tras detectar su entrada en el país por un lugar no autorizado. Según fuentes policiales, ya lo habían localizado en Marruecos con su mujer y desde allí habría pasado a Mauritania. Las características físicas del detenido coincidían con las de Fernández Bueno, pero llevaba un pasaporte falso, de modo que tuvieron que analizar sus huellas dactilares para comprobar que era él.
Fernández Bueno estaba condenado a 27 años por violación y asesinato, aunque en la prisión de Santoña siempre mantuvo un buen comportamiento. Tenía concedidos permisos gracias al juez de Vigilancia Penitenciaria, que corrigiendo el criterio de la Junta de Tratamiento, ya le autorizó el primero, en 2012. La misma situación se repitió en varias ocasiones: la prisión se los denegaba y el magistrado, tras el correspondiente recurso del interno, se los concedía. En 2016 la Junta de Tratamiento decidió cambiar de criterio y comenzar a concederle permisos de salida, primero porque el juez siempre los acababa dando y después porque nunca hubo incidencias ni quebrantamientos durante los mismos. Había una tercera razón: el preso había hecho en la cárcel el programa para agresores sexuales, había sacado el título de auxiliar de enfermería, era preso de apoyo para la prevención de suicidios y tratamientos de salud mental de sus compañeros y había hecho los cursos de preparación para la salida de permiso. No solo eso; además, Fernández Bueno estaba pagando la responsabilidad civil por sus delitos.
Funcionarios e internos coincidían en que Guillermo era soberbio, pero tranquilo y poco amigo de los problemas. A sus compañeros de penal les había hablado de Elena, la chica a la que había conocido y con la que tenía planes de futuro y con la que compartía piso en Torrelavega. Coincidió con ella en la Prisión Provincial de Santander, donde ella colaboraba como voluntaria. Pronto empezaron a cartearse, después se veían con un cristal de por medio y más tarde coincidían en los encuentros íntimos que permitían los vis a vis.
Pero todo cambió el 15 de julio de 2018, a las 16.00 horas, cuando Guillermo salió por la puerta de El Dueso para disfrutar de un permiso de 7 días. Ya no volvería. A la semana, el día 22, llegó el momento de 'fichar' , pero el preso no apareció. Ni el lunes, ni el martes, ni el miércoles... La Policía inició su búsqueda por todo el Estado e incluso difundió el aviso de preso a la fuga en su cuenta oficial de Twitter.
A los nueve días, y después de una ardua y minuciosa investigación policial, agentes de la Policía Nacional destinados en el país africano, en colaboración con las policías de Gambia y Senegal, capturaban al fugado en territorio senegalés. Exactamente el 31 de julio, los agentes españoles y africanos que le seguían la pista desde que fuera localizado 24 horas antes en Mauritania, le detuvieron. Las características físicas del detenido coincidían con las de Fernández Bueno y cuando cotejaron sus huellas vieron que se trataba del preso huido. Era él, e iba acompañado por Elena, su compañera sentimental. Desde entonces ha permanecido entre rejas en un centro penitenciario de Dakar (Senegal).
Con su detención se inició entonces un largo proceso de extradición que se ha dilatado más de la cuenta ya que no hay un tratado bilateral sobre la materia entre España y Senegal. Ahora, año y medio después, Guillermo Fernandez Bueno regresa a España. En el momento de su detención, Instituciones Penitenciarias no confirmó si el preso volvería a El Dueso para cumplir su condena y el tiempo añadido por su quebrantamiento. Tan solo se afirmaba que se trataba de una decisión «técnica», aunque no era descartable que como castigo fuese destinado a un centro fuera de Cantabria –él y su pareja tenían fijada su residencia en Torrelavega– y menos amable que el penal santoñés.
Dos condenas: por violación y por agresión sexual y asesinato
Guillermo Fernández Bueno acumula dos condenas por sendos episodios que tuvieron lugar con sólo un mes de diferencia a finales de 2000 en Vitoria, donde en aquella época, cuando tenía 23 años, trabajaba como alicatador. La primera, de nueve años, por violar a una panadera en su establecimiento y la segunda, de 26, por la agresión sexual y posterior asesinato de Ana Rosa Aguirrezabal, una limpiadora del bar Acua, situado en el barrio de Santa Lucía de la capital vasca.
Aquel crimen provocó una gran conmoción en Vitoria. La víctima fue localizada el 14 de diciembre en el suelo de la cocina del bar y presentaba varios cortes profundos en la garganta. Tenía el cuello prácticamente seccionado. El 6 de enero de 2001 Guillermo fue detenido como presunto responsable de lo que se conoció como 'el crimen del Acua' y un año y medio después se produjo un juicio en el que se pusieron sobre la mesa pruebas que apuntaban en la misma dirección, la de Guillermo Fernández Bueno. Suyas eran las únicas huellas de calzado y de la palma de la mano encontradas en el local, se localizaron en la cazadora del acusado «restos celulares» de la asesinada, la declaración de los testigos...
«Esa noche tomé muchas copas y cocaína. Me despedí de un amigo y no me acuerdo de nada más, ni siquiera de cómo llegué a casa», dijo Guillermo ante la Audiencia de Álava, donde se autoinculpó del crimen, cambiando la versión que dio ante la Ertzaintza durante los interrogatorios. «Me tuvieron dos días en el calabozo y me dijeron que, o declaraba eso, o mi hermano se iba conmigo a la cárcel», trató de justificar. El tribunal no le creyó.
En cambio, sí consideró ciertas las palabras de los psiquiatras que comparecieron en el juicio. Uno de ellos afirmaba que la personalidad de Guillermo era «antisocial y sádico-agresiva», algo que relacionaba con el maltrato que había sufrido por parte de su madre.
También ha llegado a España este viernes otro preso conocido como 'el Ruso', reclamado desde el 1 de noviembre de 2018 por su fuga de la cárcel de Valdemoro durante un traslado al hospital. En su caso, cumplía condena por homicidio voluntario, secuestro, detención ilegal y toma de rehenes y robos a mano armada. Considerado «extremadamente peligroso», se escapó en el momento de su bajada del furgón de la Guardia Civil en el hospital 12 de Octubre. Aprovechó para salir corriendo a un turismo que le estaba esperando en las inmediaciones, mientras los tres ocupantes del vehículo rociaron el contenido de varios extintores contra los agentes que le custodiaban, logrando darse finalmente a la fuga.
El huido fue detenido el día 29 de marzo de 2019 en la ciudad de Tetuán por los servicios de seguridad marroquíes en virtud de la notificación emitida por la Oficina Central Nacional Interpol España para su búsqueda y detención para extradición. Según las investigaciones del servicio de inteligencia marroquí, logró entrar en el país usando un pasaporte español falsificado.
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