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Mariano Solano, Alfredo Sánchez y su hijo Óscar fueron protagonistas de los dos naufragios de 2021. Roberto Ruiz
Regresar a la mar después de la tragedia

Regresar a la mar después de la tragedia

Cuatro pescadores de Santoña relatan cómo afrontan su futuro después de sufrir la traumática experiencia de un naufragio

Abel Verano

Santander

Domingo, 27 de febrero 2022, 07:41

La flota pesquera de Santoña ha sentido como suyo el trágico naufragio que sufrió hace apenas diez días en aguas de Terranova el barco gallego Villa de Pitanxo, en el que murieron nueve marineros y desaparecieron otros doce. Y es que el pasado 16 de julio, los pescadores santoñeses volvieron a sufrir en sus propias carnes el duro embate que supone un suceso como este y la desaparición de un compañero. Una semana después, y sin tiempo para recuperarse de la tragedia, otra embarcación acabó en el fondo del mar víctima de un incendio, aunque en esta ocasión no hubo que lamentar ningún fallecimiento. Lo llamativo del caso es que la tripulación de este segundo barco fue una de las que acudió al rescate del primero, aunque no pudo salvar a todos sus integrantes.

El golpe sufrido por estas dos tragedias ha sido tan fuerte que algunos de los pescadores que vivieron esas traumáticas experiencias no quieren volver a faenar. Otros, en cambio, asumen que no tienen otra opción que volver a la mar porque es su única forma de vida. Pero, a pesar de que sus heridas continúan abiertas y les cuesta rememorar sus vivencias, cuatro pescadores de la localidad no han tenido inconveniente en participar en el reportaje propuesto por El Diario Montañés para conocer cómo se afronta una tragedia en la mar cuando se sufre en primera persona.

Benjamín Valle puede dar buena cuenta de ello. A sus 42 años sigue asimilando las consecuencias del naufragio de su barco, El Maremi, una embarcación de cerco que volcó de madrugada, hace siete meses, a nueve millas al norte de Cabo Mayor con sus diez marineros a bordo. Nueve de ellos fueron rescatados sanos y salvos por dos pesqueros que faenaban en la zona, pero uno de los tripulantes y a su vez armador, Fernando Solano, aún sigue desaparecido. «No quiero revivir aquello porque no me aporta nada. Cuando he hablado con los psicólogos, el consejo que me han dado es que hay que mirar hacia adelante. Ahora me centro en que tengo el tiempo que antes no tenía porque la pesca es un trabajo que te absorbe, es un estilo de vida más que un trabajo. Y ahora estoy viendo dónde me poso, dónde continuo mi futuro y cómo es otro estilo de vida».

Búsqueda de alternativas

Lo que tiene claro este marinero es que no va a volver a construir un barco nuevo. «De momento mi intención es seguir vinculado a la mar, porque tengo titulaciones para otro tipo de embarcaciones que no son de pesca. Voy a intentar probar cosas nuevas, trabajar en otros oficios, pero que no sea la pesca. Quiero buscar otro futuro, mirar hacia adelante», apunta, al tiempo que recuerda que pertenece a la quinta generación de pescadores de su familia «y aquí se va a terminar». Todo ello después de 26 años faenando. «Si no encuentro nada, tengo ofertas para volver a la pesca, pero, de momento, voy a buscar la oportunidad de hacer otro cosa en la vida», señala.

Benjamín considera que un naufragio es lo equivalente a la caída que puede sufrir un albañil desde un andamio o al accidente que puede tener un camionero en la carretera. «Al final son riesgos que se asumen, no puedes estar pensando cada día que te va a pasar algo. En nuestro caso lo que hay que hacer es tener todos los sistemas de seguridad bien. Y aun así pasan cosas. Nunca piensas que te va a tocar a ti». Como anécdota, desvela un ritual que hay entre los pescadores santoñeses, que antes de partir a la mar piden a la Virgen del Puerto, patrona de la localidad, que les ayude a traer abundante pesca. «Yo, en cambio, le decía que sólo quería volver a puerto, era mi motivación. Los marineros sabemos que es algo con lo que juegas todos los días».

«Voy a intentar probar cosas nuevas, trabajar en otros oficios, pero no en la pesca. Quiero buscar otro futuro y tirar adelante»

Benjamín Valle

Patrón del Maremi

Aunque Benjamín ha decidido buscar otra alternativa a la pesca, la mayoría de su tripulación ha optado por continuar con el oficio y se han enrolado en otras embarcaciones. «En la marinería no tienes tantas titulaciones ni oportunidades y al final te ves obligado a trabajar en lo que sabes hacer. Una persona que lleva veinte años haciendo lo mismo ya no va a salir de ahí».

En esa situación se encuentra Mariano Solano, integrante del Siempre al Alba (barco que acabó calcinado en la mar) y hermano de Fernando, el pescador que desapareció en el naufragio de El Maremi. «Voy a volver a la mar, no hay más trabajo. Aquí en Santoña no queda otra opción. El riesgo existe cuando sales a faenar», afirma, después de lamentar que su hermano no haya sido localizado después de siete meses. «Han pasado de todo».

«Hay que tirar adelante»

El hecho de no haber podido dar descanso a su hermano le genera una gran impotencia y desasosiego. Pero, aun con todo, tiene claro que «hay que tirar adelante». «Por la que más dolor siento es por mi madre, que tiene ya 80 años, se quedó viuda con 33 y ahora recibe este palo del que no termina de recuperarse». Y eso que, según comenta, la mujer es conservera y «sabe cómo es el oficio». Pero la pérdida de un hijo en esas circunstancias no tiene consuelo posible. Aun así, Mariano –que tiene 48 años y lleva en la mar desde los 16– sigue buscando su sustento y por eso ha solicitado plaza para enrolarse en otro barco «porque los socios no van a hacer uno nuevo».

Y eso a pesar de que reconoce que le da «un poco de respeto» volver a la mar. «Miedo no, porque yo conozco el oficio de toda la vida. No hay que pensar que cada vez que uno va a la mar va a pasar algo. Ha sido mucha coincidencia que en una semana se hundieran dos barcos».

«A día de hoy el ir a pescar como he hecho hasta ahora no lo quiero ver ni en pintura porque lo pasas tan mal...»

Óscar Sánchez

Patrón del Siempre al Alba

Lo que no tiene tan claro es el futuro de su profesión porque «los niños de ahora pasan ya de la mar. No la quieren. Es un oficio como otro cualquiera, pero es la mar. Sabes cuándo sales pero no cuándo entras. Económicamente, si vas en un barco que se defiende bien sacas el año a base luchar, 'a trancas y barrancas'. Pero, en cambio, si vas en un barco que no anda bien, a duras penas te da para la seguridad social y malcomer».

El día que desapareció su hermano en el naufragio de El Maremi, Mariano se encontraba a bordo del Siempre al Alba, que intervino en el rescate de la tripulación. El armador de este barco, Alfredo Sánchez (ya jubilado), recibió un duro revés a la semana siguiente cuando el fuego dio al traste con el sustento de su hijo Óscar (el patrón). «Le he pedido que no regrese a la mar. Cuando ocurre una desgracia de estas llega un momento que dices 'hasta aquí'. Es algo que no se puede explicar. Cuando sales a la mar estás bien, la cosa funciona y estás contento porque te va muy bien. Pero cuando te ocurre una cosa de estas... Y eso que esta vez, por suerte, todo salió bien, ya que no hubo heridos. Pero Benja no puede decir lo mismo porque perdió a Nando».

«Le he pedido a mi hijo que no regrese a la mar. Cuando ocurre una desgracia de estas llega un momento que dices 'hasta aquí'»

Alfredo Sánchez

Armador del Siempre al Alba

«Voy a volver a la mar, no hay más trabajo. Aquí en Santoña no queda otra opción. Tengo un poco de respeto, pero miedo no»

Mariano Solano

Pescador del Siempre al Alba

Alfredo, que hace años también perdió a un compañero en alta mar, recuerda que el día del incendio del Siempre al Alba su hijo le animó a ir con él a pescar porque hacía buen tiempo y la mar estaba en calma. «Le dije que iba y gracias a eso, porque si no igual él no estaría aquí», apunta, sin poder contener la emoción. «Él intentó hacer algo para apagar el fuego y le advertí de que no podía hacer nada. Nunca había visto nada igual en la vida. Aquello era un infierno, el fuego estaba por encima de nosotros, como si fuera un soplete, y los cristales nos caían encima. Tuvimos que saltar al agua para ir hasta una balsa y luego nos rescató mi cuñado».

Tras esta desagradable experiencia, Alfredo no quiere saber nada de la mar. Y a su hijo le ha dicho que está «para apoyarle en lo que quiera». «Si quiere volver a la mar aquí estoy, pero no quisiera por nada del mundo. El lunes fuimos a desalojar una bodega y él no podía ni entrar».

«Buscaré un trabajo en tierra»

Óscar despeja las dudas de su padre. «A día de hoy el ir a pescar como he hecho hasta ahora no lo quiero ver ni en pintura, porque lo pasas tan mal... Lo echo mucho de menos, no voy a mentir. Pero lo que más añoro es mi barco, no el salir a pescar. Para mí ha sido como perder a un hermano», apunta a sus 34 años, intentando asimilar la pérdida de una embarcación que le ha acompañado 16 años. «¿De verdad que lo voy a perder?, pensé mientras el barco ardía. Ves que se te va algo que has sacado adelante pasándolo mal. Estás luchando por tu vida, pero tu vida es eso también. Pero al final me he dado cuenta de que la vida de uno vale más que cualquier barco». Tampoco olvida el momento en el que le comunicó a Mariano que no habían podido rescatar a su hermano Fernando. «Fue muy duro».

Con la perspectiva que da el paso del tiempo, Óscar ha decidido buscar un futuro laboral en tierra, vinculado con la mar, pero no con la pesca. Y para ello está formándose. Si algo ha aprendido es que «hay que olvidarse del futuro a largo plazo, porque la vida te cambia en un abrir y cerrar de ojos».

El Siempre al Alba sufrió un incendio

Se fue a pique el pasado 23 de julio por un incendio cuando faenaba a la altura de Machichaco, en el abra de Bilbao. El suceso tuvo lugar sobre la una y media de la madrugada. Por razones que se desconocen, las llamas devoraron el barco en alta mar. Los once marineros a bordo fueron rescatados.

El Maremi se hundió sin una causa aparente

Se hundió en la madrugada del pasado 16 de julio a nueve millas al norte de Cabo Mayor con diez marineros a bordo. Nueve de ellos fueron rescatados sanos y salvos por dos pesqueros, pero el armador, Fernando Solano, desapareció. Todavía se estudian las causas del siniestro.

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