En todas las batallas hay vencedores y vencidos. A María José Sáenz de Buruaga (Suances, 1968), tras la profunda crisis interna que ha vivido el PP a nivel nacional y que tendrá consecuencias en todos los territorios, se le está poniendo cara de lo primero. ... La líder de la formación en Cantabria tendrá que confirmar esa condición en el congreso regional del partido, que antes de la salida de Pablo Casado estaba previsto para el primer trimestre. Ahora, el calendario habrá que negociarlo con Feijóo –si como parece finalmente da el paso– para celebrarlo «lo antes posible».
–No me negará que hay personas en el PP de Cantabria que se han alegrado con lo que ha pasado en los últimos días en Génova.
–En ningún caso. Conozco muy bien a esta organización y me atrevo a asegurar que ni una sola persona. En Cantabria hay personas que todos los días se levantan para trabajar por el PP y a los que el PP les duele en el alma. Y es verdad que han sido días de grave preocupación. Todo el mundo ha sido consciente de que estaba en juego el propio PP. Cuando la casa se desmorona cunde la preocupación, porque a ninguno de nosotros nos puede ir bien cuando al PP le va mal. Desde el jueves, las caras en la casa eran muy distintas porque la gente empezaba a ver ya la salida. De alivio.
–¿Alivio por saber que se iba Pablo Casado?
–No, bajo ningún concepto. Lo que estaba en juego hasta ese momento era el PP y a partir de ahí se vio que ya estaba encauzada la solución.
–Pero no negará que Casado ha protagonizado sonoros desprecios a la dirección regional. ¿Se han sentido maltratados?
–He trabajado con muchos presidentes en los 30 años que llevo en el PP. Pablo Casado es mi presidente y ha tenido siempre mi lealtad y respeto. También a lo largo de estos días y lo va a tener hasta el final. Lo que no voy a hacer es negar lo que es notorio. Hemos vivido momentos difíciles, a veces las relaciones no han sido fáciles y se han cometido errores en Cantabria que han pasado factura electoral.
–¿Cuáles, por ejemplo?
–Todo el mundo se acuerda de la designación de Ruth Beitia como candidata a la presidencia de Cantabria. Ese es uno de los más evidentes. Desde eso ha habido una forma de relación que no nos ha ayudado a avanzar y probablemente la responsabilidad haya sido de las dos partes. Ahora tenemos que centrarnos en el futuro. Yo me quedo con una lección de todo esto: ni España ni el PP se pueden entender al margen de sus territorios.
«A ninguno de nosotros nos puede ir bien cuando al PP le va mal»
–La mayoría de los que como usted apoyaron a Sáenz de Santamaría hace cuatro años están fuera de la política. ¿Ha sentido la espada de Damocles de forma permanente sobre su cabeza?
–A la velocidad que va la política hablar de aquello es hablar de la prehistoria. ¿Espada de Damocles? Nunca. Siempre he sabido a quién le debo mi cargo y gracias a quiénes estoy aquí. Gracias a los afiliados y a la confianza de mis compañeros. Esa ha sido la fuerza del PP y la mía.
–A Casado también le eligieron los afiliados y ahora le expulsan los barones. ¿Para qué sirven entonces las primarias en el PP?
–Lo que ha pasado no se puede entender en términos de apoyos o de conflicto interno. Se ha producido un divorcio con nuestras bases. Se rompió el vínculo entre la calle y el líder. Cuando uno pierde la calle, de poco sirve el poder orgánico. Casado ha tenido un gesto de generosidad dando un paso atrás para que eso se pueda recuperar.
–Usted pidió a Casado que diera un paso atrás y fue una de las más claras y duras entre los barones antes de la reunión en Génova. ¿Hay un punto de revancha?
–Quien piense que esto es una cuestión personal o ha perdido el norte o está absolutamente fuera de la realidad. Yo he cumplido con mi responsabilidad, que era hacer de correa de transmisión del sentimiento y del estado de ánimo de los afiliados y los cargos públicos. Cuando se produce una petición tan rotunda y unánime en todos los territorios no es justo hablar de una revancha.
–Tardó tres días en pronunciarse tras el inicio del conflicto. Hay quien entiende que prefirió esperar hasta ver hacia qué lado iba la corriente.
–Si hay gente que lo interpreta así es que no me conoce bien. Si hay algo que me define es que doy la cara y que no arredro ante las dificultades y que no estoy de perfil. Y que cuando hablo es para decir algo. En cualquier caso, la discreción y la prudencia suelen ser compañeras de la inteligencia. Aquí hacía falta menos fuego y más inteligencia. No radiar todo lo que haces no significa que estés quieta. Había que respetar los tiempos y el espacio de los que estaban más involucrados en este conflicto y que tenían que participar de la solución. Hablé cuando tenía algo que decir. Para pedir un congreso en el que hablara la militancia y para pedir un paso atrás del presidente porque creía que la situación era irreversible. Y para pedir una candidatura de unidad.
–En la Junta Directiva Regional dejó entrever que optará a la reelección en el PP de Cantabria. ¿Ya está decidido?
–Estoy segura de que ninguno de los presentes se sorprendió con lo que dije. Yo soy presidenta del PP y, lógicamente, ejerzo como tal. Vivo en el presente y nadie aquí dentro piensa que yo estoy aquí en una situación de interinidad. En esa Junta, además de escuchar, lo que hice fue defender el proyecto en el que llevo trabajando unos años. Un proyecto que se ha consolidado y que es de unidad interna y de liderazgo en el espacio de centro derecha dirigido al éxito electoral. Soy mujer de tiempo y lo que toca ahora es el congreso nacional. Ahora no es el momento de María José Sáenz de Buruaga, sino del próximo presidente del PP nacional. Luego tocará retomar la agenda de Cantabria y tomar decisiones.
–Con su discurso les quedó claro que se presentará.
–Lo que les quedó claro es que alguien lleva el barco. Que tiene la firmeza y la valentía de dar cauce a sus opiniones.
«Nadie en el partido piensa que yo estoy aquí en situación de interinidad»
–Parece que a nivel nacional habrá una única candidatura de unidad. ¿Sería conveniente que ocurriera igual en Cantabria?
–Estoy absolutamente convencida. El escenario, la situación que hemos vivido nos marca la hoja de ruta a seguir. Este partido no admite más tensiones ni otro estallido. No nos lo perdonaría la gente en la calle. Tampoco está para aventuras y experimentos. No es momento de generar división. Es el momento de la unidad y la generosidad, en España y en Cantabria.
–Dice que quiere gobernar en 2023. En un momento en el que las mayorías absolutas son impensables, ¿gobernar, con quién?
–Gobernar con los ciudadanos. Es prematuro hablar de estas cosas en este momento. Nuestro objetivo es ser capaces de reunir en torno al PP a la amplia mayoría social que está a la derecha del PSOE. Ganar y gobernar. Para eso venimos trabajando bien y la situación es muy distinta a la que tenía el PP en otros tiempos. Hemos normalizado nuestras relaciones con el resto de fuerzas políticas. Tenemos que hacer las cosas muy bien, llegar a la sociedad, ganar las elecciones siendo la primera fuerza. Y si gana, estoy convencida de que va a gobernar, porque va a tener la capacidad de entenderse con el resto de fuerzas políticas.
–Mañueco decía eso de 'pactar con los ciudadanos' y ahora tiene tres opciones: meter a Vox en el Gobierno, hacer un cordón sanitario con el PSOE y repetir elecciones. ¿Usted qué haría?
–Lo primero que toca es que los ciudadanos nos den el mandato. Tenemos que saber interpretarlo si no hay mayorías absolutas. Sí quiero decir algunas cosas al respecto. Si gana el PP, el PP va a gobernar. Y a mí todos los votos en democracia a cualquier partido político me merecen el mismo respeto. Al PP muchas veces nos han puesto cordones sanitarios. Yo no creo ni en la política de la exclusión porque defiendo la cultura del entendimiento, ni voy a poner cordones sanitarios a nadie. Hay que sentarse a hablar en torno a lo que nos une. Creo que el nuevo liderazgo nacional del PP va a suponer un revulsivo para la marca y que estaremos en condiciones de depender de nosotros mismos.
–¿Descarta ser vicepresidenta de Revilla?
–Que hablen los electores. No pongamos el carro antes que los bueyes, el PP sale a gobernar y su candidato, yo o quien corresponda en cada momento, sale a ser el presidente de Cantabria. Después, Dios dirá.
«Si el PP gana, gobernará. No voy a poner cordones sanitarios a nadie»
–También dijo el jueves que tras este episodio, en el PP de Cantabria no sobra nadie. ¿En quién pensaba?
–Lo dije y eso no es nada nuevo. Pensaba en todas y cada una de las personas del PP. Yo no me puedo permitir el lujo de dejar a nadie fuera. No nos sobra nadie. Necesitamos mucho más. Yo no tengo cuentas pendientes con nadie. Quizás por eso puedo dormir tranquila y vivir razonablemente feliz. Pienso que en este proyecto todo el mundo tiene que aportar. Es importante que en un partido como el nuestro quepan sensibilidades diferentes. La unidad no es ni uniformidad ni unanimidad.
–El grupo de los parlamentarios nacionales se posicionó junto a Génova en la confrontación con la dirección del PP regional, ¿cómo se reconstruye esa ruptura?
–Cambiando el punto de partida y negando la mayor. Yo no creo que se haya vivido una confrontación de nadie contra nadie. Por lo menos la dirección regional no ha tenido confrontación con nadie. Y menos con la dirección nacional. Lo que hemos hecho es reclamar siempre ese espacio de autonomía que creíamos que nos corresponde. Lo verdaderamente importante de los parlamentarios nacionales, que tampoco han tenido una postura homogénea, es la extraordinaria labor que hacen por Cantabria.
«Se equivoca quien piense que alimentaré polémicas y busque brechas entre Gema Igual y yo»
–La directiva nacional saliente quería una candidatura de unidad encabezada por Gema Igual. ¿Le llegaron a pedir que facilitara esta alternativa?
–La lealtad a mi presidente significa que las conversaciones que he mantenido con él, que durante todo este tiempo se han quedado entre él y yo, se van a seguir quedando entre él y yo. Sí ha habido falta de diálogo y comunicación y exceso de interferencias malintencionadas. Pero se equivoca quien crea que yo alimentaré polémicas estériles y quienes busquen cualquier brecha entre Gema y yo, con la que tengo una excelente relación.
–La alcaldesa no lo ha descartado cuando la han preguntado por esta posibilidad. ¿Si finalmente hubiera dado el paso habría sido una traición?
–Ella está donde quiere estar y en mi proyecto siempre voy a contar con ella y va a ocupar el lugar que ella quiera ocupar. Ella se ha expresado con claridad y tengo que agradecérselo. Siempre ha dicho que es la presidenta la que tiene que decidir. Ha sido impecable. No hay ningún tipo de brecha entre nosotras.
–Hay quien piensa que su dirección se ha preocupado tanto de controlar el partido que no ha tenido tiempo de controlar al Gobierno de Cantabria.
–¿El PP no hace oposición porque no grita, no insulta y no busca la crispación? Quien piensa eso creo que se equivoca. Nos conducimos por el principio de exigencia máxima, pero también por los de responsabilidad y lealtad por Cantabria. No solo somos la única alternativa real de centro derecha al peor Gobierno de la historia de esta comunidad. El de la palabrería, el humo y la frustración sin resultados. No somos solo oposición, somos un partido de gobierno y eso nos obliga a poner al lado de cada crítica una alternativa.
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