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Alba rodríguez
Santander
Lunes, 20 de julio 2020, 07:13
La 'nueva normalidad' no ha llegado del todo a las calles, especialmente al mirar de reojo los numerosos rebrotes que están apareciendo. El sector del ... taxi es un ejemplo. Pasan por un momento delicado. «Tuvimos una reducción de los servicios del 90% durante el confinamiento y ahora la actividad no llega todavía ni al 50%», explica Manuel García, uno de los conductores que recorren Santander cada día en su taxi. «Si estamos remontando el verano es por el movimiento de los turistas, porque sino, con las horas que nos permiten trabajar, sería imposible», añade sin quitarse la mascarilla.
Natalia Marián, Taxista
Se refiere a la orden que se hizo efectiva el pasado 1 de junio por la cual los taxis de Santander funcionan a la mitad de su capacidad. Operan las licencias pares en días pares y las licencias impares en los impares. «En su momento fue una respuesta del Ayuntamiento a nuestras quejas, pero ya ha pasado un mes y medio y se deberían volver a cambiar esos horarios», denuncia García. En ese sentido, recalca el papel de los turistas en su intento de recuperación económica durante esta crisis y argumenta que, desde que arrancó julio, hay algo más de demanda gracias a ellos. «Si tuviéramos un horario más amplio podríamos salir mucho más beneficiados y aprovechar de verdad este flujo de gente en la ciudad. Es mi opinión», concluye.
A la preocupación sobre su actividad se une la del seguimiento adecuado de las medidas de seguridad, entre las que destacan la mampara que ahora separa a los conductores de los pasajeros, los botes de gel hidroalcohólico que deben estar a disposición de los clientes y el uso obligatorio de la mascarilla, más en auge ahora con el cambio de norma. «No suelo tener ningún percance, lo único que hay que recordarle a mucha gente el uso de la mascarilla, aunque ahora menos porque ya es obligatoria en la calle», dice Natalia Marián, también taxista en Santander, refiriéndose a la orden recién implantada. «Antes la gente no se la ponía por la calle, por lo que llegaban al taxi y ni se daban cuenta, se lo tenías que recordar. Ahora ya la llevan puesta y, simplemente, no se la quitan para montarse. Se está notando bastante», afirma la joven conductora momentos antes de recoger a un cliente ante la estación de autobuses de la capital.
manuel garcía, taxista
A pesar de todas estas preocupaciones, muchos clientes siguen pensando que el taxi es la opción más segura, al menos por el momento, frente al hecho de compartir vehículo con los demás en otros transportes públicos. «Te sientes más protegida, no sólo por no tener que compartir espacio con más gente, sino porque está la mampara también ahí», comenta Rosa, usuaria habitual de este servicio. A lo que añade que se siente «más segura que caminando por la calle».
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