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La crisis sólo duró seis horas. Ese fue el tiempo que pasó entre que el presidente Miguel Ángel Revilla pidió la dimisión de la directora de Juventud y el momento en el que Alicia Renedo puso su carta de despido encima de la mesa ... de Pablo Zuloaga. La investigación publicada por El Diario Montañés sobre los contratos menores firmados con una empresaria antes y después de trabajar con ella en el sector privado, por valor de 80.000 euros, provocó la dimisión exprés de la dirigente socialista. Ha sido el último capítulo de una legislatura marcada por la inestabilidad en el ala socialista del Gobierno, con un goteo incesante de bajas de altos cargos en sus consejerías, especialmente en la de Sanidad, y agravado ahora por la inminente cita electoral en solo cuatro meses.
Miguel Ángel Revilla, salpicado durante cuatro años por los vaivenes de su socio, actuó en el 'caso Renedo' con una rapidez que llamó la atención de muchos. A primera hora de la mañana del viernes mantuvo una conversación telefónica con Zuloaga e, inmediatamente, pidió en público su dimisión. «Ha vulnerado la Ley de Incompatibilidad, no ha actuado como debía, ni ética ni moralmente, y debe asumir responsabilidades», sentenció el líder regionalista, además de anunciar la apertura de una investigación para aclarar lo ocurrido.
Con la vista puesta en las elecciones de mayo, Revilla no dudó en desmarcarse del PSOE. Sobre todo en un caso de lo que ahora algunos partidos han bautizado como 'corrupción de baja intensidad'. El líder del PRC sabe que su defensa y cercanía con Pedro Sánchez al comienzo de la legislatura puede pesarle ahora que Moncloa se ha desmarcado con medidas impopulares, como la reforma penal que dulcifica el delito de sedición o el de malversación. Por eso, cuando tiene ocasión, Revilla suele refrescar el recuerdo del fuerte desencuentro que supuso el pacto de investidura con los independentistas. El PRC le llegó a retirar su apoyo, Sánchez y Revilla dejaron de cogerse el teléfono y el PSOE cántabro amagó con romper la alianza en Peña Herbosa. Y ahí se quedó todo.
La llegada del dinero de la deuda de Valdecilla, el pago del IVA pendiente y las obras del AVE reconciliaron al líder regionalista con Sánchez en los últimos meses, pero el pacto de gobierno en Santander ya está más que amortizado y Revilla no puede permitirse un ápice de sombra en su gestión en esta recta final. Ni tampoco una oposición parlamentaria amortizando electoralmente esta crisis. Sobre todo, con unas encuestas que predicen un empate técnico entre PP y PRC en mayo. Por eso fue rápido y contundente con Alicia Renedo. Porque una cosa es que todo el mundo sepa que PRC y PSOE operan con un modelo de dos gobiernos en uno, y otra muy distinta que el presidente no sea el que deba garantizar la estabilidad del Ejecutivo.
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Así también lo entendieron en el PSOE, donde la información de los contratos cayó como una bomba el pasado viernes. Según ha podido saber este periódico, Zuloaga estaba especialmente disgustado debido a la cercanía que mantiene con Renedo desde que la rescató del sector crítico del PSOE hace dos años.
El vicepresidente, en silencio durante el primer día y medio de esta crisis hasta que, por fin, salió en defensa de la directiva ayer, ha soportado una fuga de altos cargos en sus consejerías que han desgastado mucho la acción de gobierno esta legislatura.
En el PSOE reinó cierto desconcierto el primer día de la crisis por la investigación publicada por El Diario Montañés y por la rapidez de Revilla en pronunciarse con tanta contundencia. Algunos altos cargos, incluso, no ocultaron cierto enfado por la concatenación de escándalos en las consejerías. «Es la gota que colma el vaso, esto se nos va de las manos», se quejaron a este periódico, en referencia a esa sangría de bajas durante los últimos cuatro años.
Solo en la Consejería que dirige Pablo Zuloaga se acumulan media docena de salidas. Los primeros en marcharse fueron el director de Universidades Ángel Irabien y la directora de Cultura Eva Ranea, afín a Francisco Fernández Mañanes y con una filosofía distinta a la que quería poner en marcha Zuloaga. También cogió la puerta Irene Lanuza, la predecesora de Alicia Renedo en Juventud, cuando el número tres del PSOE y alcalde de Cartes, Agustín Molleda, salió de la Ejecutiva enfrentado con Zuloaga. Por último hay que sumar a dos jefes de gabinete: Jesús Gutiérrez y Daniel Rivas. Este último después de intentar evadir el control de alcoholemia en el que cuadriplicó la tasa permitida al volante.
Tanto Alicia Renedo como Rivas ocupan un puesto destacado en la Ejecutiva del PSOE cántabro. Y los dos siguen allí tras su marcha del Gobierno. Rivas, en concreto, es el secretario de Estrategia y Acción Política, un cargo especialmente relevante con las elecciones a la vista. No en vano, en la propia Ejecutiva ya hay voces críticas con el retraso en la constitución del comité electoral y de que Rivas continúe en ese cargo.
A todo esto hay que sumar el desgaste sufrido en la Consejería de Sanidad, golpeada por la gestión del covid y por el 'tsunami' de dimisiones y ceses, entre ellas la del propio consejero Miguel Rodríguez, horas después de despedirse la gerente del SCS, Celia Gómez; así como la salida de la gerente de Atención Primaria y su directora médica en 2021 (y también de los sustitutos de ambos, en 2022), y de la directora de Salud Pública, de subdirectores del SCS, secretarias generales... Una crisis acentuada por el enfrentamiento que existió entre Sanidad y otra consejería socialista, la de Economía, cuando la anterior responsable, María Sánchez, dijo que la viabilidad de la protonterapia estaba comprometida. La exresponsable económica del Gobierno intentó también bajar el IRPF sin el permiso del resto del Gobierno. Tampoco en esa ocasión le tembló el pulso a Revilla para forzar a su socio a obligarla a dimitir.
El futuro
Todavía con la carta de dimisión de Alicia Renedo encima de la mesa, Pablo Zuloaga debe tomar la decisión de lo que sucederá ahora con la Dirección de Juventud. La solución no es sencilla debido a la cercanía de las elecciones. Con solo cuatro meses por delante es casi imposible encontrar a una persona de confianza que pueda dejar su trabajo para un cargo tan temporal. Ayer se plantearon varias posibilidades, entre ellas la de amortizar el cargo, una opción que no gusta demasiado, sobre todo porque la Consejería se encuentra en plena elaboración de la Ley de Juventud. Otra alternativa es encomendárselo a un miembro del sector crítico del PSOE –como lo fue Alicia Renedo– para seguir cosiendo el partido tras la fractura que generó el Congreso de 2017. Pero la posibilidad más realista es que otro miembro de la Consejería de Zuloaga asuma las responsabilidades de Juventud durante estos cuatro meses. Entre ellos, el que suena con más fuerza para hacerlo es Mario Iglesias, director general de Deportes del Gobierno, exteniente alcalde del de Reocín y miembro de la Ejecutiva del PSOE.
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