«No sé si será rentable abrir la discoteca, pero vamos a intentarlo»

Del Amo quiere dejar claro que la discoteca abre con todas las medidas de seguridad y algunas más que han implementado. «Lo que más nos importa es la seguridad de empleados y clientes», destaca. Prueba de ello es la toma de temperatura que se hará a la entrada de la sala, que abrirá de 23.30 a 06.00 horas. «Será indispensable entrar con mascarilla y limpiarse las manos con gel hidroalcohólico», añade el dueño. Además, durante esta semana, el local ha sido exhaustivamente desinfectado y han diseñado un horario de trabajo para que los baños estén limpios continuamente. Respecto a los espacios de la discoteca, éstos se han distribuido para cumplir con los requisitos del aforo reducido al 30%.

La apertura del Rocambole parece un hecho aislado, pues otros bares de copas permanecerán cerrados porque no les compensa abrir con estas restricciones. Es el caso de Carlos de Torre y Daniel Hoyal, socios en el pub Blues y en el Tribeca. «No lo vemos claro por el tema de aforo», resumen. «Si vas un poco justo como va la hostelería trabajando con rotaciones, cuando te obligan a trabajar con estas medidas y los gastos no aflojan, no sale rentable». Su apertura no la contemplan en el corto plazo porque «no nos compensa». Ambos socios señalan que tienen una pérdida calculada mensual y piensan que esas cifras podrían empeorar si abren con estas restricciones. «En cuanto abramos, la pérdida va a ser mucho más cuantiosa porque con el pago de la mercadería y empleados y facturando un 40% menos, no salen las cuentas».

El pub Moondog, regentado por Julián Santiago, podría haber abierto hace dos semanas -tiene licencia de café bar-, pero está aprovechando para hacer una reforma. «Aunque oficialmente podría haber abierto esta semana, abriré la que viene, entre el día 18 y el 22. Depende de la obra, pero me gustaría abrir el jueves», apunta su dueño. Todavía está pendiente del aforo y de la cantidad de mesas altas que le permitan poner en la terraza. «Mientras me dicen algo definitivo, he estado trabajando en las medidas de seguridad que serán las principales y obligatorias. Mascarilla para los empleados, gel para los clientes y una limpiadora durante toda la jornada de trabajo para desinfectar el bar y los baños».

Para Julián, el impacto económico que ha sufrido el bar ha sido «importante». «Me imagino que para todos los negocios de la noche también, pero, por lo menos, las ayudas me han ayudado a pagar los gastos fijos y de local».

Otro clásico de Santander es el pub Malaspina. Su dueño, Jacinto, se muestra «completamente descolocado» con estas medidas. «Si no abres a todo gas, no cubres gastos. El Malaspina funciona con mucha gente y abre jueves, viernes y sábado. El riesgo de contagio es demasiado alto, así que hasta que la situación no esté muy normalizada no reabriremos».

Un posible plazo de apertura podría ser el 1 de julio, pero Jacinto no se atreve a confirmar nada y prefiere ir viendo «qué pasa con la apertura del tránsito entre comunidades, ver qué hacen los demás, si hay un rebrote...».