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Los cinco animales están recuperados, tienen buen peso e incluso han parido tres terneros. Nada que ver con el estado de salud que presentaban en marzo de 2022, cuando agentes del Seprona los descubrieron de una vivienda de Sarón, donde su dueño los mantenía en ... un «estado de anorexia», según indicó el veterinario que redactó el informe que permitió que fueran decomisados. Durante todo este tiempo, las vacas han permanecido en el refugio 'La manada cántabra' –que tiene su sede principal en Oruña, aunque las cabezas de ganado están en Escobedo de Camargo–, y ahora el juez dictamina que el dueño tiene legítimo derecho de recuperarlas, «lo que en la práctica significa que irán directas al matadero», asegura Patricia López, responsable de la protectora.
«No hay derecho. Las tenía en un estado deplorable, como indica el informe del veterinario que realizó la primera visita, y ahora tenemos que devolvérselas después de que las hemos engordado», protesta la propietaria de un espacio que sirve de refugio para otros tantos animales en Oruña de Piélagos.
El apoyo popular ha crecido por redes sociales y ya es un ejército de personas las que incluso están alentando a adoptar medidas violentas contra el dueño. «Nada de eso es sensato», aclara López. «Lo que hay que conseguir es que este hombre entre en razón y comprenda que lo que está haciendo es muy poco ético», explica.
Agentes del Seprona fueron los primeros en llegar a la casa de Sarón aquel marzo de 2022, alertados por los vecinos, para comprobar el estado de salud de un gato. «El animal estaba sangrando y en muy mal estado. Tanto que finalmente murió», cuenta la responsable del refugio 'La manada cántabra'. Los agentes se la Guardia Civil se identificaron, accedieron a la vivienda y vieron que había otros tantos animales, entre ellos varias vacas de raza frisona que se encontraban en un «estado de delgadez extremo, sin agua a disposición, en un espacio de reducidas dimensiones y sin una ventilación e iluminación adecuadas», indican las diligencias de la Guardia Civil. Un informe donde también se detalló que los animales presentaban «un grado de caquexia extremo, con alopecias generalizadas, un pobre pelaje y color de mucosas muy pálido».
Insultos machistas
Patricia y varias voluntarias acudieron a la casa, llamadas por la Guardia Civil, para llevarse a los animales y lo hicieron bajo los insultos machistas del dueño. «Nos llamó de todo y nos despreció por ser mujeres, porque lo cierto es que éramos todas mujeres. En principio se reía porque creía que no éramos capaces de llevárnoslas, poro luego vio que sí, y se enfadó».
Los animales han pasado estos cerca de tres años bajo los cuidados de esta protectora, en un prado de Escobedo de Camargo donde han recuperado el peso y la salud, y donde también han parido tres terneros. «Estos animales son ya lo más parecido a mascotas. Son como los perros que pueden estar en una protectora. Nadie cuestiona que no se los puede mandar al matadero», detalla Patricia, que asegura que las vacas, que pertenecen a una raza para la producción de leche, «están secas», y ya no tienen otra utilidad más allá de ser enviadas al matadero, donde el dueño puede obtener hasta 1.000 euros por cabeza. «No hay derecho a que después de todo este tiempo en que las hemos engordado nosotras, pueda llevárselas sin problemas. No tiene sentido», protesta López.
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