Al rescate de una osezna huérfana

Los técnicos del Principado la conocen desde el martes de la semana pasada, día en que encontraron a la osezna vagando sin compañía y, como confirmarían más tarde, desnutrida y deshidratada. La ausencia de un adulto que la acompañara extrañó a los expertos, de modo que pusieron en marcha un dispositivo de seguimiento y búsqueda de su madre que, una semana después, sigue sin dar resultado. Esa fue una razón de más para considerar el peligro que corría el animal, de aproximadamente cinco meses y cinco kilogramos, y proceder a su rescate el pasado viernes para trasladarlo a una clínica veterinaria de Oviedo.

Fue ahí donde el mamífero empezó a despertar especial preocupación entre los sanitarios. Más todavía después de asistir a un comportamiento normal por su parte, una alimentación correcta y a unos resultados dentro de lo común en todas las analíticas que se le habían practicado. Sin embargo, durante el periodo de observación al que estaba sometida, la cría empezó a dar muestras evidentes de alteraciones neurológicas, como trasladaron los servicios veterinarios asturianos, lo que hizo aconsejable su ingreso de urgencia.

A mediodía del sábado las convulsiones que sufría la cría obligaron a los sanitarios a tomar una decisión y, después de una mejoría, fue trasladada al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de Cantabria, en el municipio de Villaescusa, un trámite ya habitual entre ambas comunidades y que se encuadra en el marco de la colaboración que mantienen el Gobierno regional, Asturias y Castilla y León en esta materia. El futuro de la osezna, que continúa atendida por los sanitarios cántabros, queda pendiente del seguimiento de su estado de salud y la valoración de la viabilidad de su posible reintroducción futura en el medio natural.

El episodio de esta cría sigue a otras atenciones realizadas en el Centro de Recuperación que la Consejería de Medio Rural y cuyos veterinarios e instalaciones ya lo han distinguido como una referencia para el tratamiento de osos para su vuelta al medio natural. También sus instalaciones, construidas en 2017 para el manejo de este tipo de casos, hacen de este espacio un lugar idóneo para ayudar a estos mamíferos a recuperar un buen estado de salud y poder volver a casa más tarde.

Uno de esos casos que ha ayudado a engrosar esa reputación a pesar del triste desenlace es el del oso hallado en León en la madrugada del 7 de mayo, y trasladado finalmente al centro de Villaescusa en estado muy grave. Fue encontrado semisumergido en un arroyo cerca de la localidad leonesa de Palacios del Sil, con heridas diversas e incapaz de mover las patas traseras.

Los pronósticos a primera vista no eran positivos, pero en un intento por salvar su vida y aunque sabían que su situación era muy compleja, fue trasladado por los veterinarios al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Villaescusa. Su grave infección fue tratada con antibiótico. Pero las fuerzas le abandonaron y murió el 11 de mayo por la mañana, muy afectado por las lesiones internas producidas por el grave traumatismo que le había dejado parapléjico.

Esta vez se trataba de un ejemplar viejo (de entre 20 y 25 años) y con un cuadro clínico gravísimo. De cualquier forma, el equipo veterinario y técnico que le atendió durante estos días se mostró satisfecho con la labor realizada, consistente en eliminar el dolor y mantener al ejemplar cómodo y sin estrés en sus últimas horas de vida.