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Estas semanas da gloria recorrer Cantabria porque en cada parada los turistas –me encanta el término veraneante– hablan de nuestra región como si fuese el ... paraíso terrenal, y no están muy equivocados. Esta comunidad es una pasada de visita en vacaciones. Con una buena pensión, mejor. Lo tienes todo o casi todo. Cantabria para los que vivimos aquí es algo muy diferente a ese estado idílico de las personas que recorren y patean nuestros municipios en quince días o un mes. Llevamos décadas en las que Cantabria es lo más parecido a cualquier película de Berlanga: nos ponemos guapos dos meses y el resto volvemos a la cruda realidad. Esta legislatura tiene todos los visos de pasar a la historia como la más ineficaz de nuestra historia reciente; cuatro tomas de decisiones para tener contentos a algunos pocos y nada más.
Un desastre de consecuencias inmediatas reflejadas en esos balances en los que nuestra comunidad tan bonita por fuera y negruzca por dentro nos pone en una situación poco menos que cerca del rescate. Han tenido que pasar dos años largos para que algunos se planteen qué hacer ya en nuestra región. Esta semana la UIMP da cuenta de ello. En cambio, desde el Parlamento estamos esperando a que los ‘35 magníficos’ se dignen a presentar propuestas de salida a medio plazo a esta situación alarmante que nos sitúa en el vagón de los torpes; pero como ahora también se puede pasar al curso siguiente con asignaturas suspensas pues así vamos. Eso sí, el Día de las Instituciones posamos muy bien vestidos queriendo transmitir una imagen de normalidad absoluta festejando un día que debiera ser importante para todos, pero que en realidad queda relegado a un acto más de los muchos que celebramos. Al menos el discurso de la presidenta de la Asamblea fue una plática moderada, prudente y realista. Las soflamas contra Madrid tienen el recorrido cada vez más limitado ante la inoperancia nuestra en el día a día.
Las estadísticas son contundentes: a mediados de los setenta Santander o Cantabria estaba situada entre las diez grandes de España; 40 años más tarde rozamos el puesto treinta. ¿Que qué ha pasado? Oyes de todo: Europa, Madrid y todo lo que se menee. Ahora bien, nosotros seguimos pidiendo más trasferencias, más autonomía para aumentar nuestra hipoteca presupuestaria y seguir pagando un millón de euros diarios. Con esto y mucho más, querido veraneante/turista, se puede hacer una idea de que Cantabria es el lugar ideal para una visita idílica donde la naturaleza se fijó para hacerla infinita. Necesitamos un meneíto en toda regla; de visita se ve de manera distinta. «Hay que ver qué región más bonita tenéis». @claudioacebo.com
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