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Llegó a pensar de ellos que eran la cúpula de ETA. Incluso, en un momento dado, en el que la situación se le estaba haciendo ya insoportable, les pidió que le pegaran un tiro. Pero desde que salió del coma, el responsable de esos delirios, ... no ha dejado de agradecer el titánico esfuerzo que los médicos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid realizaron durante 48 días para mantenerle atado y bien atado a la vida. A su vida.
El actor Antonio Resines, arrastrado a la UCI por el coronavirus, que estuvo a punto de acabar con él, reapareció ayer en Cantabria para participar en una mesa redonda organizada por la Fundación Marqués de Valdecilla en el Teatro Municipal Concha Espina, en Torrelavega, que es su casa. «Todavía un poco débil, con algunas cosillas en las articulaciones, pero por lo demás muy bien», el cántabro no se cansa de elogiar a la sanidad pública cuando se le pregunta por su experiencia con el covid-19.
Lo hizo el miércoles en su vuelta a 'El Hormiguero' de Motos, donde lanzó un encendido alegato en defensa de sus trabajadores. Del primero al último de ellos. «Ni está bien pagada ni está bien agradecida», dijo. Y lo repitió ayer en una entrevista con El Diario Montañés, al que Resines, un hombre dotado con una mala salud de hierro -ha superado un cáncer colorrectal, ha sufrido una angina de pecho y, además, padece artritis-, confesó que eso del coronavirus «son palabras mayores».
«Esta vez era cuestión de vida o muerte». Y en esas circunstancias, tan angustiosas, tan dramáticas, él no tiene ninguna duda. «Estos son los que te salvan la vida», subraya.
El actor permaneció 36 días en la UCI del Gregorio Marañón, un lugar al que él define como «otro mundo paralelo que nada tenía que ver con la realidad». Tanto así, afirma, que allí adentro, donde permaneció en coma «veintitantos días, ya ni lo sé», pensaba que había estado con Hitler, Mussolini y Franco para conseguir que no desheredaran a los Windsor.
Su aplaudido regreso a la vida -«estuve más para allá que para acá», afirma expresivo Resines- no ha sido lo que se dice fácil. «Perdí el 80% de la masa muscular. Vamos, que no me sostenía en pie», reconoce el torrelaveguense, que se tuvo que ayudar de una silla de ruedas, primero, de un andador, después, y de unas muletas, más tarde, antes de poder ir de aquí para allá por sus propios medios.
«Ha sido un proceso bastante lento, pero, bueno, lo importante es que ya estoy cogiendo fuerzas», celebra el intérprete cántabro, que en estos días en los que España festeja a cara descubierta el final de las restricciones, él prefiere extremar las precauciones, por si acaso.
«La UCI es el horror, y no quiero volver allí bajo ningún concepto, de manera que sí, estoy siendo especialmente cuidadoso. Quizá no tanto con la mascarilla, pero sí con la distancia de seguridad. Procuro mantenerla en todo momento».
Autoexigiéndose prudencia, Resines, que exhibe una envi- diable musculatura emocional, la aconseja también a los demás. Por su bien y por el bien del resto de la sociedad.
«Si alguien no se ha vacunado todavía, pero no porque sea idiota, sino porque no ha podido hacerlo por cualquier razón, que vaya y se vacune», implora el actor torrelaveguense que, en su caso, se infectó de coronavirus, de la variante Delta en concreto, habiéndose inyectado dos dosis de la vacuna.
Siendo esto ya un mal sueño, Antonio Resines, que está promocionando su nueva serie televisiva, 'Perdonen las molestias', prefiere despertar del todo antes de plantearse su regreso al trabajo en septiembre.
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