Los retos de Cantabria en el mundo post pandemia
AGENDA 2030 ·
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AGENDA 2030 ·
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU son esenciales para el mantenimiento de la vida tal y como la conocemos en la actual sociedad globalAntes del estallido de la pandemia el mundo ya miraba al futuro con cierta desconfianza, intuyendo con temor que el actual modelo de vida, lejos de ser la solución a todos nuestros problemas, era en muchos casos el origen de los mismos. La llegada del coronavirus y su dramático impacto ha vuelto a demostrar la esencia global de una sociedad cuyo modelo es cuestionado cada día por un mayor número de factores e indicadores en áreas tan esenciales como el medio ambiente, el clima, los recursos hídricos, los sistemas sanitario y educativo o el formato y ejercicio de las Administraciones Públicas. ¿Qué pasará si sube el nivel del mar? ¿Y si el régimen habitual de lluvia sigue decreciendo y con ello lo hace también la disponibilidad de agua? ¿Es sostenible el sistema de pensiones? ¿Qué supondrá que no lo sea? ¿Cuáles son las causas de las grandes carencias del sistema sanitario, evidenciadas más que nunca por la crisis del covid-19? ¿Cómo remediarlas en un contexto de contracción de la economía? ¿Y qué pasa con la deuda pública, el envejecimiento de la población y el auge de la dependencia? ¿Y el imparable despoblamiento rural, la gestión de la inmigración y las desigualdades sociales, la fuga de talento, la producción de residuos, la revolución digital y el auge tecnológico...? Todas esas apremiantes realidades globales y nacionales tienen también un impacto directo enCantabria, una comunidad que debe abordar enormes retos en los próximos años para adaptarse a una de las mayores transformaciones sociales de la historia de la Humanidad.
Los datos en la región hablan por sí solos. En materia medioambiental y climática, por ejemplo. ¿Sabían que en la década de los sesenta del siglo XX Cantabria registraba anualmente entre 10 y 20 días con temperaturas superiores a los 25 grados y que actualmente esa cifra supera de forma habitual los 40 días por ejercicio, con años como el 2013 en los que se llegaron a superar los 70? Todo según registros térmicos realizados en Parayas. Son datos que demuestran que el cambio climático, lejos de ser un problema ajeno, que afecta a realidades externas como el deshielo de los polos, también tiene un impacto directo y sustancial en Cantabria.
PACTO GLOBAL
INICIATIVA
Este escenario, tan complejo como decisivo, también ha quedado retratado en el aumento de medio grado en la temperatura del Cantábrico o en el incremento de la intensidad de los temporales, o del nivel del mar –que ha pasado de un crecimiento anual de 2 a 3 mm y cuyas predicciones apuntan a que en 2030 llegará a los 6 mm al año, según pronósticos científicos basados en las mediciones realizadas en el mareógrafo de Puertochico, en Santander. Estos y otros muchos datos incuestionables indican que nuestra comunidad también debe empezar a planificar cómo hace frente a un problema global de enorme magnitud, que amenaza con cambiar muchos de nuestros patrones de vida tradicionales.
Pero esa realidad, la ambiental, no es el único reto que enfrenta la comunidad en esta nueva época global. En realidad hay otros muchos, y todos ellos de gran trascendencia. La alteración de los patrones pluviales, que pueden y deben ligarse al cambio climático, tienen también una proyección social de primera magnitud por su impacto en la disposición de agua. En este aspecto esencial, por ejemplo, también incide directamente el hecho de que Cantabria perdiese en 2018 cerca del 40% de sus recursos hídricos por fugas y averías en sus sistemas de suministros. Solo analizando algunos datos referentes a la disposición y gestión del agua en nuestra comunidad es posible hacerse una idea del calado de los retos a los que esta tierra se enfrenta: en 2017 el pantano del Ebro registró su nivel más bajo, alcanzando solo poco más del 31% de su capacidad, y en 2019 la comunidad vivió el cuarto diciembre más cálido desde que existen registros, lo que llevó a los caudales de sus ríos a marcar mínimos históricos.
Esta situación afecta a todos los niveles de la vida humana y en todas las coordenadas del planeta. Cambios y afecciones en los ecosistemas, en los patrones climáticos, en los modelos económicos, en el transporte, la industria, la sanidad, la innovación y la tecnología, las infraestructuras, la educación, la producción y el consumo, las instituciones públicas, las desigualdades sociales.... Todo ello ha llevado a la Organización de Naciones Unidas (ONU) a plantear en 2015 el mayor pacto forjado por la Humanidad en toda su historia: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un ambicioso plan con el año 2030 como horizonte final definido en torno a 17 objetivos –con sus respectivos indicadores para medir la evolución de cada uno de ellos– centrados en las áreas esenciales de la vida humana y el entorno natural al que se sumaron casi 200 países de todo el mundo.
Aunque se han dado ya importantes pasos en muchos de los objetivos, queda menos de una década para la fecha límite y todavía se está lejos de alcanzar unos resultados que permitan mirar con confianza al futuro. En el informe de 2019 de la ONU sobre la evolución de esta iniciativa, su secretario general, Antonio Guterres, alertó sobre la falta de progresos en diferentes áreas: «A pesar de este progreso, este informe identifica muchas áreas que necesitan una atención colectiva urgente. El medio ambiente natural se está deteriorando a un ritmo alarmante: está subiendo el nivel del mar, se está acelerando la acidificación de los océanos, los últimos cuatro años han sido los más calurosos registrados, un millón de especies de plantas y animales están en peligro de extinción y los suelos continúan degradándose de manera descontrolada».
URGENCIA
compromiso informativo
Guterres denunció igualmente la falta de avances en materia social: «Estamos avanzando con demasiada lentitud en nuestros esfuerzos por poner fin al sufrimiento humano y crear oportunidades para todos: peligra nuestro objetivo de poner fin a la pobreza extrema para el año 2030, al tiempo que enfrentamos dificultades para responder a las privaciones arraigadas, los conflictos violentos y la vulnerabilidad a los desastres naturales». «Es evidente que se necesita una respuesta mucho más profunda, rápida y ambiciosa para generar la transformación social y económica necesaria para alcanzar nuestros objetivos para el año 2030», señaló.
En este escenario, la respuesta local se sitúa como un factor esencial para alcanzar estos objetivos. En ese marco, Cantabria, cuya Administración ya ha reiterado su compromiso con esta iniciativa, debe dar pasos urgentes, reales y contrastables hacia la consecución de los distintos objetivos de desarrollo sostenibles. El Diario Montañés, como medio de referencia en la comunidad, se compromete firmemente con este proyecto global imprescindible, con el objetivo de ofrecer a la sociedad cántabra una visión pormenorizada y transversal de la evolución de los ODS 2030 en nuestra región. El futuro de nuestra tierra depende de ello.
LOS 17 OBJETIVOS
Erradicar la pobreza en todas sus formas, incluyendo la exclusión social y la desigualdad.
Acabar con el hambre, promover la seguridad alimentaria y los adecuados índices de nutrición.
Promover una vida sana en todos los grupos sociales, garantizar la cobertura sanitaria y el acceso a medicamentos y vacunas.
Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad a todos los grupos y a todas las edades.
Impulsar y lograr la igualdad de género en la sociedad y empoderar a todas las mujeres y niñas.
Garantizar la disponibilidad de agua para todos, así como una gestión eficiente y sostenible.
Garantizar a la sociedad el acceso a energías asequibles, seguras, eficientes y sostenibles.
Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, así como el empleo pleno, inclusivo y decente.
Construcción de infraestructuras resilentes, promover la innovación y una industria sostenible.
Reducir la desigualdad social y económica entre los grupos sociales y también entre los países.
Fomentar en todos los ámbitos ciudades y asentamientos sostenibles, inclusivos y resilentes.
Fomentar formas tanto de producción como de consumo que sean equilibradas y sostenibles.
Adoptar medidas urgentes y eficaces para luchar contra el cambio climático y sus efectos.
Fomentar la conservación y la explotación sostenible de los mares y océanos y de sus recursos.
Proteger y restablecer los ecosistemas terrestres y fomentar el uso sostenible de sus recursos.
Promover sociedades pacíficas, instituciones justas y eficaces y garantizar el acceso a la justicia.
Fortalecer las medidas para lograr los objetivos y revitalizar la alianza para el desarrollo sostenible.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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