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Retrato robot del turista que viene a Cantabria

Se trata de un visitante nacional, con los vascos a la cabeza, en su propio coche, de entre 45 y 64 años y, en muchos casos, con segunda residencia aquí | El gasto diario de los extranjeros, uno por cada diez españoles, es prácticamente el doble durante su estancia en la región, que también es más larga

Álvaro Machín

Santander

Domingo, 25 de agosto 2024

Lo del 'retrato robot' es muy de película. También lo llaman retrato hablado. Porque, con lo que van contando los testigos, alguien elabora una reconstrucción plástica de una persona de la que no hay imágenes. Se le pone cara. Y algo así hace el Icane (Instituto Cántabro de Estadística) a través de una encuesta. Su 'Perfil del Turista en Cantabria' –su última actualización es reciente, de este año– sirve. Y así, tomando características mayoritarias, datos específicos, se puede uno poner a dibujar. Con mil matices, el visitante medio que elige Cantabria es un turista nacional. Para más señas, vasco. Viene en vehículo propio por ocio o a ver a familiares y amigos. Tiene entre 45 y 64 años, estudios superiores y, puestos a elegir –la diferencia es mínima en las cifras–, es mujer. Se aloja en una vivienda en propiedad (de uso ocasional) o en la de un allegado y se queda unos cuatro o cinco días, aunque en verano permanece más tiempo. ¿Gasto medio? Unos sesenta euros diarios. Es, claro, un ejercicio de síntesis. Porque cada característica permite sacar conclusiones que ayudan a entender algo mejor el turismo en la región.

De entrada, lo del turista nacional. Ese dato es muy claro. Con los vascos a la cabeza (con bastante ventaja), seguidos de madrileños y de vecinos de Castilla y León. Por cada extranjero que visita Cantabria hay prácticamente diez españoles, aunque la cifra de los que vienen de fuera se ha elevado en los últimos años. Y eso interesa. En los planes de márketing del Ejecutivo siempre aparece fomentar la llegada de personas de otros países. Es fácil imaginar por qué. Se dejan mucho más dinero. De entrada, es lógico, su opción de alojamiento es distinta. Vienen sin paquete turístico y tiran de alquileres, hotel, camping... Lo predominante. La compra de viviendas por parte de extranjeros existe, pero es algo residual. Y es raro que se queden en casa de un allegado. O sea, que pasan por caja. También en el transporte. Aunque el grupo mayoritario es el de franceses (que usan muchas veces coche particular), los foráneos suelen llegar por otros medios, lo que les obliga igualmente a buscar alternativas de pago si quieren, una vez aquí, moverse por la región. Además, suelen quedarse más.

Detalles del perfil

57,10 euros

de media se gasta cada día el turista nacional que visita la región (es un dato de todo el año, no sólo del verano). Pesa mucho en el dato si tiene que pagar alojamiento.

115 euros

al día se gasta, de media, el visitante extranjero. Se deja más dinero en alojamiento, pero también en transportes y en conceptos como bares y restaurantes.

El dato del gasto es muy llamativo. El viaje 'tipo' de los nacionales sale por unos 250 euros por persona (a 57,10 el día). El de un extranjero alcanza los 1.170 en total y los 115 diarios. Si la referencia más objetiva es el dinero por jornada es el doble.

Segunda residencia

Con todo, el aspecto tal vez más destacado que uno puede sacar del perfil es el del alojamiento. Por lo que supone. Hay que tener en cuenta que es un perfil que se establece valorando el año entero, no sólo el verano. El Icane indica que, del total de pernoctaciones del pasado año, 7.642.119 fueron en hoteles, viviendas de alquiler (lo que más en este grupo) o lo que llaman 'resto del mercado' (otro tipo de alojamientos de pago). Pero es que el resto –10.705.023 pernoctaciones– fue en viviendas en propiedad, viviendas de familiares o amigos y resto de no mercado (sin pagar). La diferencia es considerable. Aquí irrumpe con fuerza el viajero con raíces cántabras que viene en verano o de forma ocasional a ver a la familia (lo que más, residentes en Madrid) y, sobre todo, el que se compró un piso en Cantabria, especialmente en la zona oriental (Castro, Noja, Laredo...). Y aquí ganan por goleada los vascos, de ahí su peso en el perfil general. Porque, además, aunque su visita se concentra en el verano, vienen de forma puntual en otras épocas del año.

Unos y otros suman muchos viajeros. Los segundos –los de la residencia ocasional– es evidente, pero es que los primeros –los que vienen a ver a la familia– son más de lo que uno, en principio, puede imaginarse. Lo dicen los datos. Si el primer motivo para la visita a Cantabria es 'Ocio, recreo y vacaciones', el segundo es la visita a familiares y amigos. Hasta el punto de sumar casi cuatro millones de pernoctaciones (frente, por ejemplo, a las 455.273 de los que vienen por 'Negocios y otros motivos profesionales').

De fin de semana

Hay que insistir en que se trata de un perfil de todo el año. No es específico del verano. El matiz es importante porque el mayor número de viajes a la región es de fin de semana, aunque el grueso de las pernoctaciones esté vinculado a las vacaciones de verano. Es obvio que el que viene estos meses se queda más tiempo. Así, el dato de la estancia media (entre cuatro y cinco noches) implica una diferencia muy abultada entre el otoño-primavera (con una o dos noches en ese predominio de la escapada de fin de semana) y el verano (que se acerca más a los diez o doce días).

El Icane hace un estudio pormenorizado de lo que gasta el turista medio en la región durante su estancia. El del retrato robot genérico se dejaría (siempre por persona) 71,21 euros por alojamiento, 45,42 en transporte o 72,67 en bares y restaurantes, entre otros conceptos. Pero sacando de la estadística a los que vienen de visita a la familia o a amigos, esos números se van a los 90,77 por el sitio en el que se hospedan y a los 81,26 por comer y beber. La variación es considerable (y crece todavía más al seleccionar únicamente a los visitantes extranjeros).

Cada zona, sus matices

En Santander

En Santander

El perfil de la capital es el más heterogéneo. Por ejemplo, por edades, con mayor presencia de jóvenes que otras zonas. No abunda tanto la segunda residencia como en la zona oriental (los hoteles o los alquileres cobran más peso), pero sí los viajeros que vienen a ver a familiares (madrileños, sobre todo). El que viene combina la estancia con las excursiones por la región y su gasto medio en la capital es mayor que el del perfil general. La presencia del ferri influye en la procedencia de extranjeros. El grupo mayoritario aquí es el de ingleses.

De Noja...

De Noja...

Según explica Elena Clavero, técnico de turismo de la localidad, el perfil es el del turista nacional, de familia, con niños pequeños o adolescentes. Con gran presencia de la segunda residencia y con dominio de los vascos (es frecuente la estampa de niños con abuelos mientras sus padres trabajan y vienen el fin de semana), aunque con presencia creciente de visitantes de Castilla. El que va a Noja, se queda. Playa, paseo, parque, eventos culturales... Sólo se mueve del municipio si hace mal tiempo y utiliza todos los recursos que le ofrece el pueblo.

Turismo rural

Turismo rural

El perfil del que viene en verano se asemeja al genérico, pero en el turismo rural en esta época tienen más peso los madrileños. Las estancias son de unas cuatro noches. Hay que distinguir este retrato robot del de la escapada de otoño-primavera, con ese viaje de experiencia generalmente de fin de semana. Es un público más joven (parejas de 25-45, muchas veces con niños) y sí, aquí son más los vascos. Muy pocos extranjeros.

A Liébana

A Liébana

Muy diferente. Con menos segunda residencia, la media es de dos o tres noches. Isabel Fombellida, del Hotel Infantado, destaca que hasta mayo/junio su cliente mayoritario es extranjero y, en concreto, británicos (también holandeses y belgas). Ahora, en verano, domina el visitante español, que vuelve a dejar sitio al foráneo a partir de septiembre. Y los que van allí, no paran. Salen por la mañana a hacer excursiones y vuelven para cenar.

Más datos. Por edad, el perfil mayoritario de los que vienen a disfrutar de la comunidad tanto en hombres como en mujeres está entre los 45 y los 64 años. Pero las tablas en este apartado de años y sexo dejan algunas cuestiones curiosas. A Cantabrtia vienen más ellas que ellos, pero la diferencia no es muy grande. De ahí, poco que concluir. Lo que sí se observa es un matiz llamativo al mirar la tendencia de los jubilados. En ese grupo concreto sí que hay una distancia considerable a favor de las mujeres, ya que su número de pernoctaciones (en el grupo de los que tienen 65 o más años) es casi el doble que el de los hombres (tal vez, esos viajes de excursión organizados tan frecuentes con presencia mayoritariamente femenina). Y otras dos cosas en este mismo apartado. También respecto a los más mayores, su estancia media es mayor que la del resto de grupos de edad. Sin embargo, en el otro extremo, no parece que Cantabria sea un destino demasiado apetecible para los más jóvenes. No es que no vengan, no es eso (en muchas zonas el perfil del turismo es familiar, padres con hijos pequeños o adolescentes). Pero sus cifras de viajes y de pernoctaciones son bastante residuales (a diferencia de otros destinos en los que, por ejemplo, tiene un enorme tirón el ocio nocturno, con grandes discotecas, o los parques temáticos).

Quedan algunos criterios más en el trabajo del Icane. Por situación laboral, a nadie le llamará la atención que la mayoría de visitantes tenga empleo (estén ocupados), pero nuevamente sobresale la presencia de jubilados en la estadística y su papel para elevar la estancia media en la región. Ya se ha dicho, se quedan más. Y en cuanto al nivel de formación, el grupo más numeroso de visitantes cuenta con estudios superiores.

Es evidente. Se trata de un perfil genérico. Varía mucho según la zona de Cantabria y también en función de la época del año. Pero, si son de aquí, relean el primer párrafo de este reportaje y piensen en los turistas con los que se cruzan estos días por todas partes. De origen nacional (con vascos y madrileños a la cabeza), que vienen en su coche, de unos 45 o 50 años, llegan para pasar cuatro o cinco días... Seguro que les encaja.

Los que llegan a través del aeropuerto gastan más

Que el coche particular es la opción mayoritaria de los turistas que vienen a Cantabria no admite discusión. Por goleada –algo que genera también problemas de saturación de vehículos en los picos más altos del verano–. Ahora bien, el análisis de los datos determina que los que llegan a Cantabria a través del aeropuerto (en el caso de los extranjeros esta opción es mucho más importante) se gastan más dinero y se quedan en la región durante más tiempo. Frente a una estancia media de 4,29 días del que llega en vehículo particular, el avión supone permanecer 6,14 días. Y de gastarse 82 euros diarios los que llegan por carretera, a 132 los que lo hacen volando (o, aunque sean mucho menos, 156 los que vienen en barco).

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