Hasta el tiempo favoreció al presidente. Y era algo que preocupaba teniendo en cuenta los antecedentes. El año pasado, las inundaciones. Hace tres, una enorme nevada que atrapó a un buen número de conductores en carretera obligó al por entonces ministro De la Serna a darse la vuelta cuando ya estaba en la puerta del acto. Pero este jueves ni 'Gloria' le restó fuerza a la convocatoria. Así que la Casa de Cantabria en la capital estuvo a rebosar (se habilitaron espacios más allá de la sala principal). Fue el propio Revilla el que recuperó en 2016 la idea de un encuentro con caras conocidas la noche previa a la cita en Ifema y, tras el infortunio de la pasada edición, la recepción recuperó el tono.
Entre los rostros más populares destacaron, obviamente, los que suelen contar con Revilla para sus apariciones televisivas. Susana Griso, Pablo Motos o José Mota, entre otros. También Roberto Brasero, hombre del tiempo y habitual visitante en Cantabria, o Iker Jiménez y Carmen Portet.
Pero la lista, más allá de personajes populares por su presencia en los medios, fue mucho más amplia. Estuvieron los jueces del Tribunal Supremo Julián Sánchez Melgar y César Tolosa, el exministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo y otros nombres reconocidos en el ámbito jurídico como José Fuster Fabra, Francisco Bañeres o Gonzalo Quintero. También el responsable de Mensajeros de la Paz, el padre Ángel, o el marqués de Santa Cruz, Alvaro Fernández-Villaverde.
Con todo, tal vez el mayor peso en el aforo de la Casa de Cantabria correspondió al mundo empresarial. El presidente de Enerclub, Miguel Antoñanzas, o el de Sidenor, Bruce Liimatainen, estaban en la lista de invitados junto a Juan de Miguel (SIEC), Alejandro Fernández (Aldesa), Santiago Díaz (Ascán), Manuel Iturbe (Banco Santander), Luis Revenga e Ignacio Pérez (El Diario Montañés) o Ana Rosa Semprún (Espasa). Lo mismo que otros nombres vinculados a la economía o al universo de la empresa como Guillermo de la Dehesa, Antonio Casado Briz o Cipri Quintas.
La política
Revilla estuvo arropado por José María Mazón y prácticamente todo su gobierno. Los consejeros regionalistas, todos. Los socialistas, casi. Porque no faltaron María Sánchez (Economía) o Miguel Rodríguez (Sanidad), pero sí se echó en falta a Ana Belén Álvarez (Empleo y Política Social) y, especialmente, al vicepresidente, Pablo Zuloaga. Y había, como es lógico, cierto morbo por saber si acudiría tras la última crisis en el bipartito. Sí hubo representantes socialistas en el Congreso (Pedro Casares) o en el Senado (Isabel Fernández), pero ningún peso pesado del partido a nivel nacional, como otras veces (Pedro Sánchez acudió en 2016 cuando ya buscaba apoyos para ser presidente del Gobierno). Tampoco faltaron representantes de otros partidos. Entre otros, el diputado nacional del Partido Popular Diego Movellán o el portavoz de Vox en el Parlamento de Cantabria Cristóbal Palacio (no hubo representantes de Ciudadanos en esta ocasión). Y una larga lista de directores generales, alcaldes (incluidos los de Santander y Torrelavega) y concejales.
A esa parte del aforo se dirigió especialmente el tramo político del discurso. Corto, pero significativo. «Somos profundamente cántabros y españoles», «sinónimo de región acogedora en medio de la turbulencia», «sin problemas identitarios»... Lo dejó caer muchas veces. De hecho, al final, y al referirse a la Constitución, aseguró que «se puede decir de todo, pero no hacer de todo». «No lo estropeemos», pidió.
Fue un mensaje en medio de una intervención centrada en anécdotas, historietas y hasta en intercambio de bromas personales con algunos invitados. José Mota, en tono jocoso, llegó a interrumpirle cuando contaba que le había llamado por teléfono para que le consiguiera una rebaja en la habitación del hotel. «Con menos cariño se va apañando uno. Si estos son halagos, cómo serán los ataques. Y todo porque le imito. Me llaman el Revilla de 'marca blanca'», dijo el cómico puesto en pie. Pero el líder regionalista estaba lanzado. Al ver venir a Roberto Brasero (que llegó con el acto empezado con Griso y unos minutos antes que Motos) le recordó que le había «convencido de que con Sur no llueve en Cantabria». «La ciclogénesis eres tú», le contestó en alto el presentador. Luego le tocó a Motos. «Estoy muy cabreado porque un tal Will Smith me ha ganado en audiencia». Y en eso estuvo un buen rato. Con un paréntesis para pedir un aplauso para el nuevo presidente de Sidenor, «que va a las ocho de la mañana con el buzo, es americano y no sabe español, por eso le he puesto a su lado a mi hija Lara, que habla mejor que Obama». «Un aplauso, porque ha venido a invertir a Cantabria», dijo.
Todo, antes de los corrillos. Vicente Miera, Pedro Crespo de Lara, Fernando Jáuregui, Fermín Bocos, el mago More, Rodolfo Montero, Carlos Hazas... Representantes del mundo de la hostelería y el turismo regional, el presidente de la Autoridad Portuaria de Santander, Jaime González... Con la Casa de Cantabria ocupada por productos de la región y espacios de diferentes firmas agroalimentarias.
Fue justo lo que siguió a un fin de fiesta a la medida de Revilla. Primero, porque Nando Agüeros subió al escenario para cantar su canción preferida, 'Viento del Norte'. Y hasta por una actuación sorpresa. Porque entre el público alguien solicitó cantar. Se trataba del artista mexicano Carlos Rivera, que se arrancó con 'Las mañanitas' que siempre suenan para celebrar cumpleaños. Tras esto, sólo quedó escuchar el himno regional en la voz de José Manuel Conde Pérez, el presidente de la Casa de Cantabria. Aplauso general y listo.
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