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Por comparar, Miguel Ángel Revilla bien podría ser Alberto Contador. Ciclista veterano, curtido en mil batallas. Adrián Barbón, por su parte, se asemejaría más a Tadej Pogacar. Joven, astuto, ya ganador de grandes vueltas y con un futuro prometedor. Ambos deportistas lucen sus nombres en ... un cartel en el alto de Los Machucos, donde vencieron, respectivamente, en las dos únicas ocasiones que la Vuelta a España ha acabado en este idílico lugar de la montaña pasiega –en 2017 y 2019–. Sólo que si los presidentes de Asturias y Cantabria hubiesen cruzado la línea de meta a la par, lo habrían hecho de la mano, independientemente de que cada uno de ellos corriese en un equipo diferente –o partido político–. Lo más seguro, a tenor de sus últimas apariciones conjuntas, se habrían bajado de la bicicleta para fundirse en un abrazo fraternal. Porque se tratan de «hermano» siempre que el uno se refiere al otro. Revilla invitó este domingo a Barbón a la decimotercera edición de la Fiesta del Camino de los Machucos, donde además de reivindicar la unión de ambas regiones hicieron frente común en una lucha ardua y conjunta que están librando a las puertas de que se celebre el debate sobre la financiación autonómica. «Reivindicaremos que cubra el coste real de los servicios, no que se haga en función de la población», sentenciaron.
También trataron otros asuntos, como la intención del Gobierno central de poner tope en el precio a ciertos alimentos. «No se puede engañar a la gente diciendo que ahora podemos poner precios fijos a las cosas porque estamos en Europa y es un mercado de libre competencia y no se puede hacer», dijo Revilla.
Lo primero que hicieron nada más llegar fue visitar el monumento a la vaca pasiega, que este domingo lucía de nuevo sin orejas ni cuernos –completamente arrancados–. Después se subieron al escenario de la discoteca móvil que había llegado «gratis y sin dormir» desde León para acoger la visita de ambos presidentes. Allí, el alcalde de Arredondo, Leoncio Carrascal, entregó un campano conmemorativo a cada uno de los homenajeados. Los vecinos Hilario Peral, Miguel Luis Fernández y Segundino Crespo –de Bustablado los dos primeros y de Calseca el tercero–. También lo recibió Nando Agüeros, que era el plato estrella de las actuaciones. «Es que es mucho más lo que nos une a los cántabros y a los asturianos, que lo que nos separa», afirmó Barbón desde el escenario. «Adrián y yo estamos uncidos como una pareja de bueyes o de vacas», había dicho previamente Revilla.
En ese momento sonó por los altavoces 'Viento del Norte', de Agüeros, y el presidente regional se vino arriba. Pidió un micrófono y se desgañitó cantando y gesticulando. Nando Agüeros cogió las riendas y guio al público mientras que los coros corrieron a cargo de todos los consejeros presentes –Paula Fernández, de Presidencia, y José Luis Gochicoa, de Obras Públicas– y los diferentes cargos regionalistas que se acercaron a la montaña pasiega: el senador José Miguel Fernández Viadero; el director de Cantur, Bernardo Colsa; el presidente de la Autoridad Portuaria de Santander, Francisco Martín, y el alcalde Arredondo, Leoncio Carrascal.
Revilla y Barbón se dieron un baño de masas. «Es que somos gente normal que hacemos política normal para gente normal», reivindicó el asturiano. «Algunos presidentes autonómicos –sin citar a nadie– prefieren que estemos a palos», añadió, antes de que Revilla le interrumpiese. «No hay una canción por ahí que dice 'Pongamos que hablo de Madrid», en clara alusión a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso.
Barbón devolvió la visita que Revilla hizo hace unas semanas al Descenso del Sella. «He venido porque me ha invitado. Además, los pasiegos tienen mucho que ver con los 'vaqueiros' de Asturias, porque comparten una forma de vida que es muy parecida, además de muchas tradiciones», subrayó.
Pero como toda buena relación de pareja, hay alguna discrepancia. La felicidad no es un camino llano. La de Revilla y Barbón es a cuenta del lugar de nacimiento de don Pelayo. «Yo es que es al único rey al que tengo respeto», dijo Revilla. «Por eso está en Cosgaya, donde acuden los asturianos en peregrinación. Y Adrián, cuando va, le hace reverencia», recalcó. Barbón, en cambio, afirmó que «independientemente de donde naciera –no se sabe con certeza–, fue el primer rey de Asturias y este año se celebra el 1.300 aniversario –año 722– de la batalla de Covadonga».
Después se sentaron junto al resto de festeros para comer. Había una inmensa carpa para que todos los presentes se cubrieran del sol de justicia que hacía y que elevó la temperatura por encima de los treinta grados. Esperaban que los dos bueyes tudancos que se estaban asando al hierro estuviesen en su punto. Luego continuó la fiesta. Cantó Miguel Cadavieco y también los Güeyos de la Montaña, esos que tanto le gustan a Revilla. Su canción 'No existe frontera' explica la buena relación entre Asturias y Cantabria. «¡Y es que las dos hacen una, y es que no existe frontera, entre mi vida y la tuya, entre Asturias y mi tierra!», cantaron como colofón.
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