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Miguel Ángel Revilla ha puesto fecha para el «proyecto estrella» de su legislatura, la mina de zinc del Besaya, y fija en «menos de un mes» el plazo para los permisos que darán luz verde a los sondeos iniciales. «En un mes vamos a ... empezar a ver allí máquinas trabajando», dijo ayer el presidente en una entrevista en RNE. Este horizonte encaja con la convicción del PRC de que «en las próximas semanas» habría avances sustanciales para dar el empujón definitivo al proyecto, tal y como dijeron la alcaldesa de Polanco y el propio Revilla. Sin embargo, la realidad es que esos permisos llevan un año paralizados, tal y como avanzó este periódico. La razón son las trabas burocráticas que han llevado la patata caliente de una consejería a otra, con permisos ambientales que, a falta de información, iban y venían de los despachos de Industria a Medio Ambiente. A esto se han unido las disputas en las propias empresas adjudicatarias. Y el resultado es que el proyecto lleva un año sin concretar.
A pesar de los líos burocráticos, el presidente no ve un nudo en el embrollo administrativo: «Antes de un mes podrían estar los permisos que permitirán a las adjudicatarias de las cuadrículas de terreno de la mina iniciar estas prospecciones», explicó. Estas prospecciones, dijo, son el paso previo a los proyectos de explotación a los que aspiran dos empresas: la canadiense Emerita Resources, que se hará cargo «de la mayor parte del área oriental de la mina de Reocín» y que según Revilla será la primera que iniciará las prospecciones, y en segundo lugar, la australiana Slipstream Resources, que se hará cargo del subsuelo de Udías.
Algunas prospecciones durarán unos seis meses y pretenden llegar a los 1.000 metros de profundidad, según dijo Revilla. Estos sondeos iniciales que van a determinar la cantidad y concentración exacta de zinc en el subsuelo estaban fijados en el calendario original para finales del verano pasado. Para lograrlo, el Gobierno habrá tenido que desbloquear la burocracia. Razones y motivos son muchos. Para empezar, los informes ambientales, que han ido de la Consejería de Industria (PRC) a la Dirección General de Medio Ambiente (PSOE) sin que terminaran de cerrarlo, por diversas razones, como que faltaba información del presupuesto para la gestión de residuos o los datos técnicos de las perforaciones.
Por otro lado, la firma americana tenía previsto abrir la mina en 2019, con una inversión de 600 millones de euros y la creación de 2.000 puestos de trabajo directos, pero el pleito que mantiene con la empresa chipriota Atalaya Mining por la propiedad de la mina de Riotinto, en Jaén, obligó a repetir el proceso de adjudicación de buena parte de los terrenos en Reocín. El resultado fue el mismo, pero desde Industria dan casi por hecho un nuevo recurso de la empresa chipriota contra la adjudicación.
En el caso de la empresa australiana no hay otra firma que le dispute la propiedad de las licencias, pero sí se han encontrado con un «exceso de celo» de los técnicos del Ejecutivo, unido a algunas discrepancias entre Medio Ambiente e Industria.
Para Revilla, el impacto económico y de empleo que tendrán estas actuaciones mineras constituyen uno de los proyectos «estrella» impulsados desde el Gobierno regional, aunque aún no se haya materializado. El otro proyecto estrella es el polígono y área industrial del Llano de la Pasiega, en Piélagos, que el Gobierno busca fórmulas para impulsar. Revilla insistió en defender esta actuación y señaló que «no es una ilusión óptica del Gobierno».
«Hay empresas interesadas en instalarse allí», dijo el presidente. Ya lo había avanzado hace unos días el consejero de Industria, Francisco Martín, diciendo que incluso podría ocupar la mitad de la superficie, sin embargo el presidente regional no ve en inicio «factible» que una sola empresa se quede con toda esa porción. Además, si entonces Martín avanzó que esta empresa era del sector de la metalurgia, ayer en la entrevista Revilla reveló que se trata de una empresa «ya consolidada en Cantabria»: «Cómo no se va a llenar si se trata de un área a diez minutos del puerto y del aeropuerto de Santander; a la que llegará el ferrocarril y a un kilómetro y medio de la autovía», defendió el presidente.
«Es mejor para Cantabria que haya Presupuestos, aunque sean malos», dijo ayer el presidente de Cantabria y líder del PRC, Miguel Ángel Revilla, que hizo un llamamiento a los grupos de la oposición a ser «sensatos» y a facilitar, con su apoyo o abstención, que Cantabria tenga unos Presupuestos en 2019. Para lograrlo, necesita apoyos, y cuestionado acerca de si buscarán de nuevo el apoyo del diputado del grupo mixto Juan Ramón Carrancio, ex de Ciudadanos, respondió por el camino del medio: «Nosotros vamos a negociar con todos». ¿Y en cuanto al PP, que aseguró que se abstendría en la votación (facilitando así su aprobación) si revierte en estas cuentas las subidas de impuestos de la legislatura? A Revilla le «gustaría», dijo, estar en el «reino de la abundancia» y que «no pagara nadie nada», pero con los impuestos se pagan cuestiones como la educación, la sanidad o la renta básica: «Si quieren bajar 200 millones, ¿a quién le quito yo?», preguntó él a su vez.
El presidente regional volvió aludir a las dificultades que, a su juicio, existen para llegar a acuerdos entre partidos a medida que se aproximan las elecciones, en las que «nadie da nada al rival». De hecho, Revilla prevé, incluso, «confrontación» entre los dos socios de Gobierno: su partido, el PRC, y el PSOE. «Cuando faltan seis meses para las elecciones, el socio de Gobierno, tu aliado, es tu rival».
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