Revilla, en El Hormiguero: «El Gobierno de Sánchez no aguanta ni un año más»

El de Polaciones ostenta el título de ser el famoso que más veces ha estado en el programa de Antena3. Por eso, y porque ayer cumplía 81 años, fue recibido como si fuera el rey del norte. Música de Nando Agüeros, confetis digitales, pancartas y aplausos muy ruidosos.

Revilla tenía prisa por hablar del 'tema': Sánchez, Puigdemont y la amnistía. Así que pasó de puntillas por asuntos personales, como su enfermedad de próstata -«me levanto a las tres de la mañana para ir al baño, pero duermo siete horas», señaló- o su longevidad. Creía que era el invitado de mayor edad, pero la madre de Alaska, Alfonso Guerra, José Sacristán o Manuel Alejandro también se han sentado a charlar con las hormigas, una constatación que al cántabro le valió de chute de energía para sentirse como «un chaval». «Los años que me quedan de Hormiguero...», amenazó.

Entre espermatozoides, óvulos y casualidades, Revilla explicó, no sin antes perderse varios minutos por los cerros de Úbeda, por qué fue presidente de la región. Dice que le llamó José Luis Rodríguez Zapatero, cuando era secretario general del PSOE, y le dijo que tenía que ser el presidente de Cantabria. Él contestó que «no», pero al llegar a casa y contárselo a Aurora, ella le llamó «cagueta». Se pasó toda la noche sin dormir, se entiende que pensando en la propuesta de Zapatero, y al día siguiente convocó a los suyos. Hasta hoy.

Como si fuera el gran oráculo de la política, ese que todo lo sabe, Pablo Motos preguntó a Revilla por el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez o por el fin de la guerra de Ucrania. El líder del PRC aprovechó sus minutos de audiencia para marcar su quiniela, como lo han hecho ya muchos españoles, apostando a que el actual gobierno de coalición de Pedro Sánchez no acaba la legislatura. «Ni un año más aguanta». Pero para tranquilidad de los ciudadanos, «no va a romperse España, porque hay jueces, aunque no lo parezca. En la democracia tiene que haber un poder que limite la potestad de los ejecutivos y legislativos para sentenciar».

La visita ayer de Revilla a El Hormiguero coincidió con la noticia del 'retoque' del Gobierno a la ley de amnistía para intentar blindar a activistas y dirigentes políticos independentistas, como el expresident Carles Puigdemont, de las acusaciones de terrorismo que les imputan algunos jueces. Sobre este asunto, el expresidente de Cantabria dijo que lo que más le molesta es «el descrédito que hay de la política». «Los políticos tenemos que ser coherentes entre el discurso y la acción», señaló Revilla, para poner como ejemplo a su «amigo» Pedro Sánchez: «De todo lo que ha dicho ahora dice todo lo contrario. Hay que ser serios y no puedes cometer fallos tan contrarios como los que nos había anunciado este hombre». Entonces, ahora, prosigue, «estamos ante una situación complicada».

Pero hay otro problema en España llamado «descrédito». Hay políticos, según Revilla, sin ninguna experiencia. «Ha llegado gente sin bagaje, ni laboral ni experiencia de ningún tipo. Esta gente que sale ahora con una carreruca... ministros. ¿Te acuerdas de Podemos lo que era? ¿Dónde está? ¿Y Ciudadanos? No hay posos de gente como la que había antes. A la política hay que llegar por vocación, por una idea, y lo dejas todo por ello, como hice yo», explicó Miguel Ángel.

Entonces, ¿cuál es el futuro de España?, ¿cuánto tiempo tardará Puigdemont en pasearse por el Senado?, insistía Motos, como si Revilla tuviera una bola de cristal. «Creo que este Gobierno no va a aguantar dos años. Se han venido arriba, estaban acabados. Puigdemont era un hombre de anécdota, iba por ahí, un catalán se hacía una foto con él. El problema es que ha sacado cinco, que es quien manda ahora en España. Y no manda para algo bueno», señaló el cántabro.

-Eutanasia y donación. «Me van a incinerar, hay que ahorrar espacio. Y las cenizas en el pueblo. Está todo escrito. He sido donante de sangre y donaré mis órganos. Un 80% no lo hace. Iros de esta vida con un mínimo gesto solidario, incluso para los que han sido unos cabrones en la vida ¡deja un detalle, hombre! Oiga, qué hago yo aquí intubado. Cómo me van a regular a mí la eutanasia. ¿Un partido político?».

-Guerra en Ucrania. «El negocio número uno es la guerra. ¿Sabes lo que vale un misil de Gaza? Para hacer una carretera de 1.000 kilómetros. Tiran diariamente mil misiles, mil metralletas... y tiran y tiran. Si no hay guerras se colapsa, el stock es brutal. Ahora es la explosión de la riqueza de toda la industria armamentística del mundo. Cuatro empresas americanas han vendido este año 400 mil millones en armas. Rusia tiene todo, caviar, petróleo, gas, es inmensamente rica. Además un pueblo que está acostumbrado a vivir austeramente. No como nosotros, que nos quitan el viaje a Benidorm y hay una revolución. Rusia está creciendo al 4% y Alemania decreciendo al 1%. O sea, que estas guerras que no nos engañen. ¿Zelenski? Un par de años le quedan».

-Guerra en Gaza. «Es un conflicto tremendo. A la hora de echar culpables hay que distinguir entre el terrorista, que hay que intentar detenerlo y si en una guerra se le mata no pasa nada, a un Estado que está en las Naciones Unidas. Allí se está haciendo una masacre en Gaza... niñucos... creando odio. Han matado a 200 de las Naciones Unidas trabajando allí en ONG. Hay que denunciar toda esa hipocresía de las guerras y dejar claro que las guerras son un negocio. Estados Unidos se está haciendo rico y ¿quién paga el pato? Europa».

-Feijóo. «No aprovecha su oportunidad. Cometió un error, el ansia viva de pactar, si llegan a tener paciencia y esperan a no hacer esos pactos antes de las generales... Una coalición PP-Vox me aterra».

-Otro libro. «La novela erótica no es mi género. Eso se lo dejamos a Bertín. Va de lo que estamos viviendo ahora. El mundo va cambiando y suceden cosas nuevas. Es la fotografía de lo que está pasando ahora en España».

-Anécdota en Benidorm. «Aquello es la ONU. Llego yo, tenía que dar charla en el ayuntamiento, y me veo rodeado. Vi una furgoneta que ponía 'lavandería'. Y el tío, con muy buena vista, me dijo: 'venga que te estamos esperando'. Y Aurora y yo nos metimos entre sábanas, me rescataron de aquella multitud que no paraba de hacerse fotos».