Revilla cifra en 200 millones el impacto del Año Jubilar Lebaniego

Una vez repasados todos los proyectos clave de la región -Mupac, La Pasiega, el AVE, el tren a Bilbao, la protonterapia...-, el líder del PRC quiso dejar claro que no tiene previsto bajar los impuestos en Cantabria, como han hecho otras comunidades como Andalucía o Valencia, a pesar de que sería una medida populista para incluirla en el programa electoral. «No podemos permitirnos el lujo de Ayuso. En Madrid es muy fácil aprobar una rebaja fiscal porque aquí está el 70% de las empresas. ¿Cómo puedo yo bajarlos si quiero tener un consultorio médico en cada pueblo, la mejor educación posible y hacer carreteras? Todo eso vale dinero y se financia con impuestos», ha explicado.

A raíz del tema fiscal, Revilla ha rescatado la polémica revisión de la financiación autonómica que el Estado preparaba en 2019 y que quedó en suspenso por el covid. «Cuidado con eso», ha avisado Revilla, muy pendiente de si el dinero del Gobierno central a las autonomías se sigue repartiendo por el coste real de los servicios, como quiere Cantabria, o se empieza a entregar sólo por un criterio de población. Esto agudizaría el problema del abandono de los pueblos, «un desastre, el gran error de España», según el dirigente regionalista, que ha alabado las políticas de su Gobierno para incrementar en 400 vecinos los 39 pueblos marcados en rojo por su riesgo demográfico.

Es inevitable que aparezca el tema de su edad (80 años) y la sucesión en el PRC cada vez que el presidente se somete a preguntas en un acto público. La respuesta de Revilla suele ser siempre la misma, repetida casi de memoria, aunque esta vez se encomendó al buen estado de salud del abogado Antonio Garrigues, su padrino en el acto y ocho años mayor que él, para alargar las expectativas de su vida política. Junto a él estaba sentada toda la cúpula del PRC, consejeros incluidos, a los que Revilla señaló directamente como «fueras de serie, cualquiera de ellos lo haría mejor que yo». Pero se arrogó a sí mismo la responsabilidad de que la ultraderecha, que no reconoce la autonomía de Cantabria, no llegue al Gobierno. «Estamos en un momento delicado. Si no me presento yo, habrá un pacto PP-Vox seguro», aventuró el líder regionalista. Aunque también existe algún 'capricho' entre las motivaciones para intentar un quinto mandato: «Me gustaría inaugurar el AVE a Madrid, montarme en ese tren por el que llevo media vida peleando».

En lo que no reconoció ninguna responsabilidad es en la polémica de los trenes de Cercanías que no entraban en los túneles, ni tampoco en el caso de corrupción en la Consejería de Obras Públicas. «Estábamos convencidos de que el Ministerio estaba construyendo los trenes, y lo grave es que ellos sabían del problema y nos engañaron durante dos años, nos lo ocultaron para ver si no nos dábamos cuenta. No dije nombres, pero estaba claro que tenían que rodar cabezas», resumió sobre el primero de los temas que han marcado, para mal, el final de la legislatura. Respecto a la trama de mordidas en contratos en la que estaban involucrados un funcionario de Obras y cuatro empresas, el presidente de Cantabria se sacudió toda la carga: «¿Por qué tengo que pedir perdón por lo que ha robado un funcionario? Hemos tomado medidas para que no vuelva a suceder, pero no hay involucrado ningún alto cargo ni ningún político».