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Al líder regionalista Miguel Ángel Revilla le gusta jugar al gato y al ratón con la vieja idea de hacerse a un lado en la próxima contienda electoral, y de vez en cuando alimenta en público esa supuesta retirada de la primera línea política, que ... ni los suyos creen.
Ayer fue uno de esos días y lo hizo en su intervención ante los más de 200 cargos públicos y orgánicos que participaron en la Asamblea de Dirigentes del PRC, máximo órgano entre congresos, celebrada en el balneario de Puente Viesgo, el mismo lugar donde hace 38 años se realizó el primer congreso regionalista que aprobó los estatutos y una propuesta de estatuto de autonomía.
«Hoy somos un gran partido y ya no soy imprescindible», avisó el regionalista en los prolegómenos de una intervención de sesenta minutos, en la que un Revilla en estado puro pidió a los cargos públicos que le dieran la alegría de ganar las elecciones, un mensaje claro en el objetivo pero ambiguo en lo personal, como le gusta al secretario general. Lejos de aquel primer cónclave, el PRC es hoy «un partido indestructible, una organización imparable que va a ganar las elecciones, algo que ni en sueños había imaginado», confesó. «Llevamos peleando cuadra a cuadra, callejo a callejo, baruco a baruco... y en contra de todos. Si tenemos algún aliado es porque les interesa. Pero todos a por el PRC, porque somos un estorbo, y yo especialmente, porque digo que trincan y se han financiado con pasta de los constructores», denunció.
Pero su intervención no sólo se centró en exhibir el músculo que el PRC ha ganado en estas cuatro décadas hasta convertirse en «una máquina de gente honrada». Su discurso, sin papeles como es su costumbre, tuvo al Gobierno de Mariano Rajoy y, en concreto, al ministro Íñigo de la Serna, como diana de sus diatribas, con reprobaciones ya conocidas. A De la Serna se refirió como un «señorito» que «parece que está arreglando Cantabria y lo único que hace es vender humo». Y a Rajoy le llamó «moroso» por no pagar los 100 millones de euros de las obras del Hospital Valdecilla y otros incumplimientos comprometidos por su Gobierno. «Si se escribe una carta, se cumple», reiteró el regionalista.
«Qué mala suerte hemos tenido con que el Partido Popular gobierne en Madrid y sobre todo que sus delegados de aquí sean hostiles a Cantabria», denunció el también presidente del Gobierno regional, que aseguró que los ‘populares’ «están obsesionados con nosotros y tienen la consigna de hundirnos; ese es el único interés». Como ejemplo recordó que «Cantabria coge un poco de agua del pantano del Ebro para regar las patatas... y multa al canto»; y «hay más de 50 ciudades en España en Zona Reindus (Programa de Ayudas para Actuaciones de Reindustrialización) pero no meten a Torrelavega». Con el tercer ejemplo atacó directamente a De la Serna. Según dijo, la licitación del Ministerio de Obras Públicas en Cantabria debería estar en 300 millones de euros, como la media de España, pero aquí es de 3,8 millones, y además hace pagar al Gobierno regional el soterramiento de las vías de Santander y Torrelavega «cuando es competencia del Estado». Y encima amenaza con que «si no hay en Santander, no hay en Torrelavega», apuntó.
El Gobierno no está dispuesto a recular con el proyecto del polígono de Las Excavadas, en Torrelavega, unas de las condiciones que le ha exigido Podemos para retirar su enmienda a la totalidad a los Presupuestos para 2018. «Vamos a hacer Las Excavadas porque Torrelavega necesita industria y ya está todo el terreno comprometido», anunció Revilla tajante, cerrando, en principio, todo margen de negociación.
Podemos no descarta hacer decaer su enmienda al texto presupuestario si el Gobierno se replantea algunos de sus proyectos, como el polígono de Las Excavadas, en Torrelavega, el puerto deportivo de San Vicente de la Barquera y el nuevo edificio del Museo de Prehistoria y Arqueología (MUPAC), que cree que puede alojarse en una construcción ya existente. Pero ayer Revilla zanjó la posibilidad de dar marcha atrás en el proyecto de Torrelavega, sin pronunciarse sobre el resto de las exigencias.
Macron y Revilla
¿Qué tienen en común el presidente francés, Emmanuel Macron, y el cántabro, Miguel Ángel Revilla? Pues que ambos han sido premiados por la revista Cambio16 y este miércoles están convocados en el Hotel Palace de Madrid para recoger la «chapa». El francés ha sido elegido político europeo del año y Cantabria, la comunidad autónoma española «de moda». Revilla hace votos para que el presidente del país vecino acuda al acto y pueda fotografiarse con el galo. A buen seguro que irá a la televisión a contarlo. Y es que «eso de ir a los programa les trae locos (a los del PP), les pone de los nervios, y como no les gusta, voy más».
No obstante, a pesar que «el propósito es estrangular a Cantabria, vais a ver cosas muy importantes», entre las citó expresamente el área logística de La Pasiega y el proyecto de La Mina. En este sentido anunció que este miércoles llegan a Santander los empresarios de la mercantil canadiense Emerita Resources para presentar su proyecto para explotar el yacimiento existente en la comarca del Besaya con una inversión de mas de 300 millones de euros, que prevé la creación de 2.000 empleos.
No admitió Revilla las críticas sobre transfuguismo vertidas por los partidos de ámbito nacional cuando «no hacen nada» donde pueden, como una ley nacional que acabe con estas conductas. Revilla recordó que el PRC sufrió en sus carnes la compra de diputados en 1987, en la etapa de Juan Hormaechea, cuando «la tarifa del tránsfuga era de cien millones de pesetas» y «dos de nuestros diputados se vendieron» para darle la mayoría absoluta. Atrás queda aquella ruptura del partido. «Nosotros ahora somos una piña», presumió, y el problema lo tienen otros, en referencia a Ciudadanos, Podemos, y a la división interna del PP.
Las sombras del transfuguismo aparecen cada vez que el Gobierno lleva los presupuestos al Parlamento regional, donde no tiene mayoría absoluta. El líder regionalista cree que existe «un gran interés en que no haya Presupuesto», que sería «lo peor» porque hay partidas que «mejoran la vida de la gente». A su juicio, «hay gente que quiere barullo» y advirtió de que resultaría «curioso» que dos partidos «antagónicos», como el Partido Popular y Podemos, «se voten mutuamente. No obstante, mantiene que el Gobierno «ha cumplido llevando los presupuestos al Parlamento; ahora que se retraten», concluyó.
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