Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando Ricardo Gómez (Barcelona, 1974) habla de reputación, lo diferencia de la imagen como experto y consultor. Habla de un valor intangible que perciben las personas hacia un político, una empresa o una institución, y que puede interferir en las decisiones. Ese intangible le ... trae hoy a Cantabria para impartir la charla 'La reputación en las nuevas empresas de servicios', en el IV Foro de comunicación empresarial de CEOE Cepyme Cantabria.
-A diario conocemos casos que tumban una reputación, el caso del Rey Emérito, Boris Johnson, Djokovic. ¿La sociedad olvida o la comunicación funciona?
-La reputación es una mezcla de lo que tú haces, lo que dices de ti mismo y lo que dicen de ti. Y en estos casos no solo es importante una buena comunicación, sino también cambiar cosas que no has hecho bien y admitirlo, tener propósito de enmienda. Y eso es gestión, no comunicación. Hay que tener una actitud abierta al cambio para tender un puente y reconstruir la reputación.
-¿Porcelanosa podría haber evitado ser señalada por sus negocios en Rusia?
-Fue un caso de falta de anticipación. Si hubieran contado un mes antes lo que dijo la CEO tras la acusación de Zelensky, quizá habrían construido ese escudo reputacional que habría impedido ese daño.
-«La reputación no cuenta en el caso de los políticos», le dijo Iván Redondo, el exasesor de Pedro Sánchez, ¿lo cree así?
-No, claro que no. La reputación de los políticos tiene elementos como la personalidad y también la competencia. Hillary Clinton, por ejemplo, perdió las elecciones por una cuestión de reputación debido al ataque que presuntamente recibió por los servicios secretos rusos. Nadie dudaba de que era una dirigente política extraordinaria con un conocimiento brutal de la política internacional, pero es una persona evasiva, poco empática o simpática, y es lo que se atacó. En España, por ejemplo, lo que ha construido Miguel Ángel Rodríguez como director de Gabinete en torno a la política pop de Ayuso es la de alguien que tiene una actitud popular en la calle, luchando por sus valores, y esto no se basa en una cuestión de competencia. En ese sentido, Iván Redondo tiene una idea de la reputación solo desde un punto de vista ético, desgajado de la imagen, y no es así.
-¿Y cómo ve a Revilla?
-Revilla tiene una personalidad muy marcada que a mucha gente le ha gustado y a otros les ha generado rechazo. Con el tiempo esto también evoluciona. Hay que pensar qué puede pasar con Ayuso en unos años, porque no siempre eres percibido como alguien cercano, divertido o luchador. Creo que Revilla está en un mal momento desde el punto de vista reputacional, la gestión de la crisis de la pandemia a todos los dirigentes políticos les ha hecho daño porque se le ha visto posicionado en decisiones sanitarias que no iban en beneficio de un sector importante en Cantabria como es el hostelero. Luego, creo que hay una sobreexposición a nivel nacional y se le ha empezado a ver como alguien que está más en los debates de La Sexta hablando de veinte mil cosas y no de los intereses de Cantabria, que hasta entonces habían estado dejados de la mano de Dios por el PP y del PSOE.
-Ante las comisiones en la compra de mascarillas, ¿cree que las instituciones públicas pueden recuperar su reputación?
-En el medio plazo ese daño reputacional se diluye, porque hay tantos temas y expectativas de los ciudadanos ante los políticos y las instituciones, que en el momento en que pasemos página, por ejemplo con el fin de las mascarillas mañana (por hoy), esos temas se van a quedar en un segundo plano y van a aumentar los relacionados con el crecimiento económico, la inflación y el empleo, como ya se está viendo.
-Pero pasar página a diario sobre cuestiones que atentan contra la convivencia democrática, ¿no lleva a la sociedad hacia un estado de cinismo?
-Pasar página es un mecanismo de supervivencia que tiene un efecto psicológico y sociológico. Pasamos página porque la agenda ciudadana así lo marca, pero eso no quiere decir que de fondo no deje un legado. Esa es la crisis de representatividad y confianza que hace que aparezcan construcciones populistas a derecha e izquierda: es el principal reto que tendrán que enfrentar los liderazgos políticos los próximos años.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.