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Al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, no le vale la explicación del Gobierno para no difundir el nombre de los 12 expertos que están asesorando al equipo de Pedro Sánchez sobre la desescalada. Éste argumenta que no se facilitan para evitarles presiones, pero Revilla sostiene que todos los que llevan a cabo un trabajo de interés público «están sometidos a ellas» y que, en este caso, «tiene que haber transparencia total». «Es un error» no difundir esta información, porque «a lo mejor, estamos encantados de conocerlo porque tienen un prestigio».
Así lo ha mantenido en 'Los desayunos de RTVE', espacio de análisis político en el que el jefe del bipartito regional ha comentado brevemente algunos aspectos de la actualidad el día en que Cantabria ha entrado en la fase 1 de la vuelta a la normalidad. Revilla se ha congratulado por el hecho de que, en su trayecto entre Astillero y el centro de Santander (donde tiene su despacho), se ha encontrado casi «tanto tráfico como el de un lunes de hace tres meses». «Es normal que hoy hubiera mayor afluencia de coches porque se abre el comercio y las terrazas y supongo que en la hostelería estarán preparando» sus locales. «Es el momento de los ciudadanos», ha señalado antes de confiar en que «si cada uno se cuida de sí mismo, la batalla está ganada».
El presidente ha llamado continuamente a la prudencia y ha asegurado que destinará la mañana de este lunes a recorrer «comercios, concesionarios de coches y la plaza del pescado», donde espera ver a la gente con mascarillas y guardando todas las medidas de seguridad e higiene «porque, si no cumplimos las normas, volveremos a tener problemas», ha señalado.
Preguntado por la polémica sobre la identidad de los expertos que asesoran al Gobierno sobre el ritmo de la vuelta a la normalidad (que no se dan a conocer pese a que lo pide la oposición) Revilla ha reclamado que se publiquen los nombres: «Tenemos que poder opinar si son tan cualificados como dicen que son o no», ha señalado. «Cuando el Gobierno de Cantabria adjudica obras se sabe quién las adjudica, lo mismo que los jueces también sufren presiones cuando se sabe que van a llevar un determinado caso. Todos estamos sujetos a presiones, yo todos los días. Los que estamos en la vida pública tenemos que ser transparentes y no hay razón para ocultar» esta información.
Al tiempo, ha censurado algunas decisiones de ese comité de expertos asumidas por el Gobierno, como el hecho de que en Cantabria y en el resto de las autonomías de la costa norte no se permita la pesca deportiva. «Han decidido verdaderos absurdos, con una visión centralista que no contempla situaciones que son distintas en cada caso» ha dicho poniendo como ejemplo la pesca. «En toda la costa del Cantábrico hay 150 km de costa y no se nos ha autorizado a pescar con una caña. ¿A quien puede contaminar un señor que va solo con una caña? ¿Esto es más peligroso que otro que está en una cola de un híper? No me dan explicación de por qué no puede uno salir en un bote a pescar cachón».
Tampoco le parecía bien que no se permitiera abrir a un concesionario de vehículos y sí a la catedral de Santander, cuando en el primero no cree que se juntaran «en un día cuatro personas porque desgraciadamente nadie compra coches» y, en la segunda, se permite que entren muchas más personas por los cálculos del aforo en las instalaciones religiosas.
Revilla ha reconocido que «todo el mundo» querría reiniciar cuanto antes la actividad económica al ser preguntado por si entiende el cabreo de algunos presidentes autonómicos cuyos territorios no han pasado a la fase 1 hoy, lunes, caso de Valencia, Madrid o algunas provincias andaluzas, por citar algunas de las más críticas con la decisión. «Se supone que el cambio de estatus responde «a criterios rigurosos que todos conocíamos» ha indicado. Entre los datos que justifican que Cantabria estaba en buena posición para ir 'desescalando' ha apuntado que la región cuenta con un 74% de pacientes de coronavirus recuperados y, actualmente, solo cuatro enfermos en la UCI.
A sus ojos, «hay que acostumbrarse a convivir con un virus atenuado y, al tiempo, abrir la economía. De lo contrario, pudiera ocurrir que primero el coronavirus se haya cebado con la gente mayor y que, después, una crisis brutal se lleve por delante a toda una generación de jóvenes».
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