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Miguel Ángel Revilla vuelve a la carga. El presidente cántabro ha solicitado de nuevo en una carta a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que ceda o preste la estatua de Antonio López, marqués de Comillas, que antaño estaba ubicada en la populosa Vía ... Layetana, para traerla a Cantabria ante el «abandono» en el que se encuentra actualmente en los sótanos –junto con la estatua del dictador Francisco Franco– del Centro de Colecciones del Museo de Historia de la Ciudad (Muhba). El Ayuntamiento de la ciudad condal retiró la efigie de la vía pública el 4 de marzo de 2018 por su relación con el tráfico de esclavos. El regionalista pidió entonces sin suerte que le dejasen llevarla a la villa que da origen a su título para hacerle un homenaje como, a su juicio, se merecía. Sin embargo, la regidora se negó en rotundo y la relegó a permanecer en el olvido en un almacén.
Un año después, el presidente cántabro ha decidido volver a escribir a la regidora e «insistir» para trasladar la estatua a la región. El regionalista justifica en una carta que «en este tiempo he tenido noticias del abandono en que se encuentra dicha estatua». Dice ser consciente de que la obra es propiedad del Consistorio y considera que no es su intención ignorar este hecho, «pero es una pena que el reconocimiento erigido en honor a un personaje histórico que fue y sigue siendo de gran relevancia sea objeto del olvido».
Revilla recuerda en su escrito, fechado el 11 de febrero de 2019, que quiere llevar el monumento a Comillas, la localidad natal del marqués, y reconoce que está en disposición de asumir el coste del traslado –cifra que no cuantifica– y que se podría llevar a cabo a través de un préstamo o de cualquier otro concepto que desde el Ayuntamiento de Barcelona se considere oportuno.
«Nuestro propósito sigue siendo realizar un reconocimiento a la importantísima labor de mecenazgo que Antonio López desarrollo en pro de Comillas, y también de Barcelona. Como bien sabes, fue él quien hizo posible esta villa cántabra sea reconocida por su maravilloso patrimonio modernista, obra de insignes arquitectos catalanes como Gaudí, Joan Martorell, Domènech i Montaner o Llimona», concluye Revilla en su misiva a la que todavía espera respuesta.
Ya en marzo del año pasado, Revilla comparó al marqués con el «Carlos Slim de la época». A pesar de reconocer que, «como todos los ricos, seguro que tuvo un lado oscuro», Revilla insistió en que Antonio López fue una figura fundamental en Cataluña. Lo era, reiteró el jefe del Ejecutivo, como un firme defensor de la ortodoxia de la lengua catalana, impulsor del modernismo en el siglo XIX y financiador del parque Güell, Gaudí o Domènech i Montaner.
El presidente cántabro glosó la figura del empresario que tenía «70 barcos y una azucarera» y recordó que no hay pruebas fehacientes de que fuera un «negrero», uno de los motivos que el Ayuntamiento de Barcelona ha puesto sobre la mesa para sacar la estatua de las calles de la ciudad. En cualquier caso, destacó su figura de mecenas, tanto en la región como en Cataluña, por encima de sus pasado «oscuro».
Junto a Revilla, la alcaldesa de Comillas, María Teresa Noceda, también pone en valor la figura del marqués. «Su contribución al embellecimiento de la ciudad (Barcelona) y al desarrollo cultural de la misma junto con su yerno Eusebio Güel, el conde de Güel, es obvio», asegura la alcaldesa, que después añade: «En particular, en el inicio y desarrollo del periodo del modernismo, con su apoyo a los grandes artistas como Joan Martorell, Oriol Mestres, Camil Oliveras, Antoni Gaudí, Cristóbal Cascante... algunos de los cuales tienen obras en Comillas de las que estamos orgullosos».
Asimismo, dijo la regionalista, «contrató y apoyó a escultores y pintores como los hermanos Llimona, los Vallmitjana, Novás, Tamburini, Eduardo Llorens o Eusebi Arnau; vitralistas como Amigó o Rigalt; y mosaiquistas como mario Maragliano».
De igual modo, «fomentó la literatura en la lengua vernácula, en relación con la Renaixença, como se muestra en su protección a Jacinto Verdaguer, durante muchos años su director espiritual y capellán de la Compañía Trasatlántica, así como a otros poetas y artistas de la talla de Apeles Mestres y Alexandre Riquer, o, por otra parte, a la subvención a los Juegos Florales».
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