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Miguel Ángel Revilla, como el resto de presidentes autonómicos –excepto el catalán y el vasco–, participó ayer en Madrid en los actos oficiales del Día de la Fiesta Nacional. Una celebración que, evidentemente, no se pareció en nada a la de 2019. Hace un año ... solo se hablaba de la sentencia del Supremo que condenaba por sedición a los líderes del 'procés'. Y ayer, como es lógico, el covid era el protagonista de los pocos corrillos que permitían las medidas de seguridad.
El presidente de Cantabria participó en uno de ellos con sus homólogos de Galicia, Asturias y Andalucía, que siempre están juntos por protocolo debido a la fecha de aprobación de sus estatutos de autonomía. «Hemos hablado un poco de todo, pero también de la necesidad de celebrar este día, no se podía dejar de hacer por el virus. Ha sido un acto reducido, pero con contenido: resaltar los valores de España», señaló Revilla a El Diario Montañés, convencido de compaginar las precauciones sanitarias con las rutinas sociales, el trabajo, el turismo y este tipo de actos oficiales. «Desde marzo digo lo mismo. No podemos parar todo, aunque, eso sí, hay que cumplir con las medidas de seguridad».
Precisamente, Revilla viajó a un Madrid que se encuentra en estado de alarma desde hace días. «Me ha deprimido un poco verla semivacía, parece una ciudad muerta, no hay tráfico. Es terrible, sobre todo si lo comparas con la actividad que tenemos aquí en Cantabria», destacó el líder regionalista, que no se encontró con controles policiales en las entradas y salidas de la ciudad para vigilar el confinamiento.
Seguramente, muchos de esos madrileños habrán pasado este puente festivo en Cantabria. El propio Revilla les animó a hacerlo antes de que se decretara el estado de alarma, lo que le acarreó muchas críticas por el miedo a que aumentaran los contagios en la región. «No son bárbaros ni invasores, estoy en contra de la fobia y de estigmatizar territorios con altos números de enfermos de coronavirus», volvió a repetir.
La de ayer fue la primera vez que Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y el Rey coincidían en un evento del alcance del 12 de Octubre. Y eso después de que desde Podemos desataran una campaña contra el Felipe VI. Por eso, a Revilla le llamó especialmente la atención ver a Iglesias «de pie y firme». «Ha sido curioso, pero es positivo que la gente cambie», destacó con cierta sorna el presidente regional.
Este año no hubo desfiles de los Ejércitos ni recepción en el Palacio Real por parte de los monarcas a las autoridades, y Revilla confirmó que se escucharon «perfectamente» en el Patio de la Armería las protestas organizadas en el exterior, en la calle Bailén. Allí, miles de personas pitaron e insultaron a Sánchez e Iglesias a su llegada y corearon consignas en favor del Rey y la Corona.
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