riesgo en cantabria

El atípico presidente de la CEOE lleva pregonando en el desierto meses con ideas y propuestas para algunos controvertidas, para otros osadas, pero alzando la voz en su intento de reactivar las posaderas de los sedados responsables. No es cuestión de dejarnos llevar siempre por el cansino: «Madrid nos roba» y/o «Mariano es el culpable». Además de pagar, es lógico reclamar lo pactado, pero hay que mirar más allá. Si quieren convencernos de que el ajuste presupuestario viene por ahí, creo que pinchan en hueso. Señores: 1.900 millones de ingresos, 2.600 de gastos. Hagan la resta, es fácil de entender. Ahora se convocan otras 500 plazas que dicen son necesarias para alcanzar ese profesor particular que a punto estamos de conseguir.

Mientras tanto, Torrelavega está como está, el Besaya ni te cuento y las cuatro fábricas restantes pasándolas canutas pero ¡ay del que ose decir que hay que unir estamentos para lanzar el gran debate! Podemos lo planteó en la calle Alta y dijeron que no era la forma, pero tampoco dieron idea como propuesta. Este es el problema de fondo; una parálisis colectiva por luchas internas, por personalismos o lo que quieran justificar. Esto no va, y lo que es peor no tiene pinta de arrancar. Sirva como ejemplo el único debate serio hasta la fecha: el celebrado este verano en la UIMP bajo la dirección del presidente de la Junta del Puerto Jaime González. Pero como Cataluña es la gran preocupación del resto de España, en Cantabria no íbamos a ser menos. No hay prisa al parecer, o al menos eso entiendo por lo que veo.