El riesgo del semáforo: libertad para ir de un municipio en nivel extremo a otro sin casos

La evolución de los indicadores se puede seguir cada día y una vez por semana se analizará la foto fija de ese día -previsiblemente cada martes- para actualizar las medidas. El método es relativamente sencillo y hasta lógico, pero también genera algunas situaciones que pueden resultar absurdas. Lo más paradójico, que un vecino de un ayuntamiento en riesgo extremo (el nivel 4, el más elevado) tan solo tenga que caminar unos metros para cruzar los límites de su municipio, llegar a otro punto en riesgo bajo y poder así realizar con total normalidad cualquiera de las actividades que regula la norma que entró en vigor la pasada madrugada.

Porque la resolución de Sanidad que publicó ayer el Boletín Oficial de Cantabria no restringe en absoluto la movilidad individual entre lugares con distintos niveles de riesgo. Después de que se levantara el toque de queda y el cierre perimetral del conjunto de la región, sí contempla la posibilidad de que el Ejecutivo autonómico pueda establecer cierres perimetrales de un barrio o municipio concreto, pero únicamente en situaciones excepcionales y con permiso expreso del Tribunal Superior de Justicia. Por el momento, la evolución de la pandemia y la tendencia de los últimos días no hacen pensar en que un episodio de estas características esté cerca.

Así, por lo menos a lo largo de la próxima semana, quedará prohibido utilizar los interiores de bares y restaurantes de Castro Urdiales -como estaba hasta ahora en toda Cantabria-, pero cualquier castreño que quiera comer o cenar -si lo hace rápido, porque todos los establecimientos bajan la persiana a las 22.30 horas- sólo tiene que desplazarse a Guriezo o Liendo para hacerlo. Estas dos localidades vecinas sí están en nivel dos y, por tanto, desde hoy sus interiores dejan de estar clausurado con un aforo máximo de un tercio. Lo mismo ocurre con Marina de Cudeyo, Colindres, Liérganes...

Cantabria no es la única comunidad autónoma que ha puesto en marcha el 'semáforo de riesgo' coincidiendo con el fin del estado de alarma, pero sí la única que lo ha hecho con los mismos niveles (cuatro), los mismos umbrales para determinar el nivel y las mismas restricciones asociadas a cada uno de esos niveles que se recogían en el 'Documento de Actuaciones de Respuesta Coordinada', pactado en el marco del Consejo Interterritorial de Salud. El resto ha utilizado criterios dispares.

La que tiene mayores semejanzas es Castilla y León. Allí, el cierre del interior de la hostelería tan solo se mantiene en localidades con más de 5.000 vecinos -en Cantabria se evalúa la situación de todos los municipios-, con una incidencia superior a los 150 casos por cada 100.00 habitantes a 14 días. El consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, ha establecido para la región la referencia con la incidencia a siete días.

También tiene cuatro niveles (bajo, medio, alto y muy alto) La Rioja, pero allí la diferencia con Cantabria es que en ninguno de ellos, tampoco en los dos superiores, se contempla el cierre total de los interiores. Se conforman con un descenso en la capacidad máxima. Se juega con los aforos, pero nunca se reduce al 0%. Igual pasa en Aragón.

Canarias establece niveles de riesgo, pero no por municipios, sino por islas, que están en estos momentos en nivel bajo o medio, mientras que Baleares es la única comunidad autónoma que tiene, con carácter general, cerrados todos los interiores. Así, la mayoría de territorios no contempla ya el cierre de interiores y en la vecina Asturias sólo permanece en Llanes.