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Ocurrió entre las diez y las doce del mediodía. A plena luz y en un barrio (el de Argudín, en Puente San Miguel) rodeado de viviendas y de posibles testigos. Sin embargo, nadie vio nada. No había cristales en el suelo y tampoco se escucharon ... ruidos que llamaran la atención. Nada.
Una de las cuatro furgonetas serigrafiadas de la empresa Black Bird Producciones, propiedad de Chena (David Marchena), cargada con material de luz y sonido hasta arriba, desapareció ayer por la mañana como por arte de magia y apareció horas después totalmente calcinada en una pista forestal entre Ganzo, Sierrallana y Mijares. «Creo que nos tenían vigilados y que sabían que dentro se podían encontrar material de valor», explica Chena, que aunque no se ha puesto aún a hacer balance de pérdidas calcula que no menos de 20.000 euros.
En ese inventario rápido y de memoria que hace del material que había en el interior del vehículo destaca un equipo de luces y sonido seminuevo, cajas autoamplificadoras, mesas de sonido digitales, ordenadores, tablets, altavoces, microfonía, focos y cabezas móviles, soportes, cables o pies de micro, entre otras cosas. «Aunque no se han llevado todo y no estamos seguros de si lo quemaron adrede o se les ha quemado». Las cinchas de remolcar, un extintor y restos de un carro para trasladar el material en el lugar donde apareció la furgoneta calcinada les lleva a pensar que, al estar trancadas las puertas traseras del vehículo, accedieron a su interior por un lateral empleando una rotaflex: «Hay discos de la máquina por el suelo y en una parte de la furgoneta que sobrevivió al fuego se ven las marcas del corte. Por eso las chispas que saltan de usar la rotaflex pudieron entrar en contacto con el material de poliuterano del vehículo y prenderse».
El rápido despliegue que Chena hizo a través de las redes sociales, publicando en su página de Facebook la desaparición de la furgoneta, hizo que la localización del vehículo, aunque no llegara a tiempo, fuera apenas unas horas después de su desaparición. «Me llamó un señor que vio la publicación en internet porque su hijo, dando un paseo, había grabado un vídeo de una camioneta echando humo». Y efectivamente, era su furgoneta. Aunque cuando llegó ya estaba todo calcinado, incluso la matrícula, la reconoció por los cierres de seguridad, las cinchas, el carro para mover el equipo... Y en este punto del relato, Chena quiere mandar un mensaje a todos aquellos que ayer gastaron su tiempo en compartir la publicación a través de las redes sociales y a la marea de desconocidos que le llamaron al móvil para decirle que habían visto la furgoneta: «Fue desbordante. Me llamó muchísima gente que, sin conocerme, quería ayudarme a encontrar la furgoneta. Muchas gracias a todos. Me decían que la habían visto en Liencres, en Suances... pero eran los otros tres vehículos serigrafiados que tenemos con el eslogan de la empresa».
Tantas llamadas recibió que incluso intentaron estafarle hasta en tres ocasiones. La última llamada con la intención de engañarle le sorprendió estando con agentes de la Policía Nacional. «Me llamaban por WhatsApp y preguntaban que si era el del camión desaparecido, les decía que sí e inmediatamente después me aseguraban que lo tenían ellos y que me lo devolverían a cambio de mil euros. Así hasta tres veces. La Policía Judicial ya tiene esos números de teléfono para proceder a su investigación».
Los hechos están denunciados ante la Guardia Civil que igualmente ha abierto una investigación para localizar al autor o a los autores del robo.
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