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Si alguien se le acerca por la calle, a pleno día, y comienza a regalarle el oído con halagos mientras le pone la mano encima ... o le abraza, desconfíe de inmediato. Es el modus operandi que están utilizando las bandas organizadas para perpetrar uno de los robos más extendidos en los últimos meses en la región. Lo conocen como el abrazo amoroso y se cobra víctimas a diario, sobre todo personas mayores a las que les roban joyas y dinero.
La Policía Nacional lleva tiempo tras la pista:«Se trata de grupos itinerantes, integrados por individuos especializados cuyo modus operandi consiste en desplazarse de unas ciudades a otras en cortos periodos de tiempo, incluso entre países, lo que en ocasiones dificulta su localización y desarticulación», informan desde la Jefatura de Santander.
El robo del abrazo
En la calle a plena luz del día
A personas mayores,
por su
vulnerabilidad
MODUS
OPERANDI
Uno o dos miembros abordan
a la víctima haciéndose
pasar por conocidas
1
La abrazan o cogen del brazo
amistosamente
2
Aprovechan para birlarle cadenas, bolso, objetos de valor...
3
La víctima se da cuenta
del hurto tras la huída
4
Venden lo obtenido en el mercado negro o en tiendas de empeño
5
GRÁFICO: I. TOLEDO / L. QUESADA
El robo del abrazo
En la calle
a plena luz del día
A personas
mayores,
por su
vulnerabilidad
MODUS
OPERANDI
Uno o dos miembros abordan a la
víctima haciéndose pasar por conocidas
1
La abrazan o cogen del brazo
amistosamente
2
Aprovechan para birlarle cadenas,
bolso, objetos de valor...
3
La víctima se da cuenta del hurto
tras la huída
4
Venden lo obtenido en el mercado
negro o en tiendas de empeño
5
GRÁFICO: I. TOLEDO / L. QUESADA
El robo del abrazo
En la calle
a plena luz del día
A personas
mayores,
por su
vulnerabilidad
MODUS OPERANDI
Dos miembros abordan
a la víctima haciéndose pasar por conocidas
1
2
La abrazan o cogen
del brazo amistosamente
Aprovechan para birlarle cadenas, bolso, objetos
de valor...
La víctima se da cuenta
del hurto tras la huída
3
4
Venden lo obtenido en el mercado negro o en tiendas de empeño
5
GRÁFICO: I. TOLEDO / L. QUESADA
El delincuente estudia con detenimiento a la víctima. Buscan personas vulnerables, de edad avanzada y que porten algún objeto de valor, como joyas o grandes cantidades de dinero en efectivo. «Utilizan varias excusas, como la petición de firma para una campaña de apoyo a alguna causa social, preguntar por una dirección, confundir falsamente con algún conocido, incluso para ofrecerle relaciones sexuales», advierten en la Policía Nacional, que ha redoblado los esfuerzos para sorprender a estos delincuentes en el momento del robo.
El último caso conocido, de hace una semana, fue el de una vecina del barrio Isla del Oleo que sufrió una sustracción en la portilla de su casa cuando venía de hacer la compra. «Estaba entrando en mi casa cuando se me acercó una mujer muy corpulenta y muy rubia. Tenía buen aspecto y por eso en principio no sospeché de ella;pero luego, cuando me puso la mano encima, me di cuenta de que quería robarme». A Inma le llevó una pulsera con un gran valor sentimental y confiesa que aún tiene el rostro de esa mujer grabado en la memoria. «Me dijo que me conocía, se me acercó mucho y me cogió del brazo. Me apretó la muñeca con una fuerza espantosa y yo reaccioné soltándole un codazo pero ella lo encajó y me llevó la pulsera». La ladrona corrió hacia un coche donde la esperaban, subió en marcha y huyó sin tiempo de cerrar la puerta.
«Llamé a la Policía pero tardó una hora en llegar y claro, fue imposible que recabaran pistas». En esa misma urbanización se había dado el mismo caso, unas semanas antes, cuando una mujer accedió al jardín de otra vecina para sustraerle un collar de oro.
Otro foco donde se han dado varios de estos casos ha sido el entorno de la iglesia de San Roque, en El Sardinero. Teresa Piñeiro acudió como otras muchas tardes al templo y estaba sentada en un banco junto a la entrada cuando alguien se le acercó por detrás. «Me dijo que estaba muy guapa, que hacía mucho que no me veía, comenzó a tocarme y ya me di cuenta de que me quería robar». Ella, asustada, le propuso darle todo lo que tenía en la cartera y así se resolvió el lance. «Ahora les ha dado por esta zona porque ya son tres que conozco a las que les han robado también junto a esta iglesia y es que en cosa de nada te llevan las joyas. A ver si hacen algo para remediarlo».
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Ana del Castillo
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