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A los residentes de los barrios santanderinos de Cueto y Monte les puede el desánimo. «No podemos seguir así, necesitamos que alguien haga algo ... ya», reclama desesperado Santiago Sierra, presidente de la Asociación de Vecinos. Cuando llevaban varias semanas sin robos y parecía que todo había terminado después de un final de año funesto, en el que se dispararon los asaltos a pisos y viviendas, el 3 de febrero los ladrones volvieron a entrar en dos casas en el conocido Barrio de Arriba para resucitar la inquietud de los residentes. Y es que según los datos publicados por el Ministerio del Interior, los robos continúan disparados en Cantabria: en viviendas, en empresas, en locales, en pequeños establecimientos y hasta en iglesias, y levantan dolor de cabeza a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
«Ya no sabemos qué hacer porque esto no acaba. La Policía dice que tiene localizados a los ladrones, pero que no los puede detener, y aquí lo que sentimos es una impotencia tremenda porque no sabemos qué más hacer», claman en Cueto, donde los asaltantes de casas se han cebado en los últimos meses. La sensación es que los profesionales del delito, en muchos casos de origen extranjero y pertenecientes a bandas profesionales itinerantes, llevan meses burlando a los encargados de velar por la seguridad ciudadana.
870 robos
en domicilios se perpetraron en Cantabria, según datos del Ministerio del Interior, entre enero y septiembre del pasado año
185 robos
que hubo en viviendas en Santander entre enero y septiembre de 2022.
Los ladrones intensificaron sus actos el pasado verano en el barrio Isla del Oleo, en Nueva Montaña, donde llegaron a entrar en 7 de los 71 chalets de la zona; y continuaron poco después en Cueto y Monte, perpetrando los robos incluso con descaro. De hecho, han sido varias las cámaras de seguridad que los han captado en plena acción en muchas de estas viviendas; pero nada de eso sirve para identificarles porque van tapados hasta las cejas: gorros, pasamontañas y guantes. Actúan a la velocidad del rayo y en menos de tres minutos son capaces de desvalijar toda una vivienda. Si no se les sorprende in fraganti, resulta muy complicado reunir las pruebas suficientes para incriminarlos. Y en esta tesitura, con los casos sucediéndose, crece la sensación de inseguridad entre la gente, porque la violación de un espacio íntimo como es el hogar deja un poso de desasosiego difícil de superar.
Las investigaciones de la Policía Nacional atribuyen estos últimos delitos de Cueto y Monte a «una banda criminal de origen extranjero que tiene su base de operaciones en Cataluña». Fuentes del Cuerpo acreditaron que ya hay varios individuos identificados, lo mismo que algunos vehículos que utilizaron para acceder a las casas y huir con el botín, pero «aún no hemos reunido las pruebas suficientes para poder llevarlos ante la Justicia porque son procesos muy complicados». Sobre todo porque la itinerancia con la que actúan los convierte en un objetivo muy escurridizo. Pero para muchos de los que lo han sufrido, no es fácil asumirlo.
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In fraganti Llame a la Policía ante cualquier sospecha de que los ladrones puedan estar merodeando por alguna vivienda
Desde la Delegación de Gobierno en Cantabria dan más explicaciones: «Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado luchan de forma incansable para atajar esta forma delictiva, con importantes dispositivos y consiguiendo la desarticulación de varias bandas organizadas y la detención también de muchos delincuentes individuales», aclara Ainoa Quiñones, delegada del Gobierno. La Policía Nacional se desgañita para recordar a la gente que lo más importante es «la colaboración ciudadana. Necesitamos que cualquiera que vea algo extraño en su vecindario, sea a algún sospechoso merodeando, o algún coche desconocido, que nos llame de inmediato», aclaran fuentes de la Jefatura en La Albericia. Es un consejo que vale lo mismo para los robos en viviendas o para cualquier otra tipología de este delito que está proliferando de manera preocupante en los últimos años. A veces, ni siquiera se trata de golpes importantes y resulta más dañino el trastorno económico por los destrozos para acceder a las propiedades privadas, que lo sustraído. Un ejemplo claro de esto es lo sucedido en las últimas semanas con los robos en iglesias cántabras. «Estoy desesperado, me acaban de entrar en cuatro más», relataba el párroco Hilario Obregón el pasado 27 de enero, justo cuando hacía tan sólo una semana había contado cómo los ladrones se llevaron de la iglesia de Pámanes una recaudación de 700 euros junto a varias pertenencias litúrgicas de plata.
Esto se suma a recientes episodios similares en las proximidades (en Penagos, Selaya, Villacarriedo y Villafufre) y en la zona occidental de la región (en San Vicente de la Barquera, La Revilla, Lamadrid y El Tejo). En total, son cerca de medio centenar de templos cántabros en los que han entrado los cacos. «Los curas estamos en estado de alerta con lo que está ocurriendo», insistió Obregón, que a su vez dejó claro que «confiamos plenamente en el trabajo de las fuerzas de seguridad».
Lo cierto es que las detenciones se suceden y sirven de contención para frenar la escalada de robos en Cantabria; pero, aún con todo, no resulta suficiente. Los ladrones también entran en locales, en negocios y en trasteros de viviendas. Los que se decantan por estos objetivos menos ambiciosos son capaces de llevarse una simple bicicleta, un patinete o una barbacoa -son casos tristemente reales-. Todos son hechos conocidos y denunciados que se contemplan también en la estadística que publica trimestralmente el Ministerio del Interior. Lo más eficaz es sorprender a los ladrones in fraganti; pero a veces la investigación policial da sus frutos. Por ejemplo, la Guardia Civil detuvo el pasado día 31 de enero a un vecino de Santoña, de 33 años, al que contaban 17 detenciones anteriores, como presunto autor de seis robos con fuerza o violencia, tres de ellos en la lonja de esta localidad.
La Policía Nacional presume precisamente de esto, de los hechos esclarecidos, es decir, aquellos en que se detiene al responsable: «En los últimos meses se han desarticulado varios grupos dedicados a este tipo de delitos y se han recuperado muchos de los objetos extraídos». «Concretamente, en la ciudad de Santander, en el periodo que abarca desde enero a septiembre de 2022, se han aumentado un 74% los hechos esclarecidos por robos con fuerza en viviendas con respecto al mismo periodo del año 2021; y en Torrelavega se ha conseguido aumentar un 175% respecto al mismo periodo del año anterior», cuentan fuentes del Cuerpo.
Uno de esos ejemplos fue la detención in fraganti en marzo del año pasado de dos hombres pertenecientes a una banda itinerante. Y en junio se desarticuló otra organización criminal, formada por cuatro hombres, con base en el País Vasco y especializada en lo mismo.
«Estamos reforzando los dispositivos permanentes de prevención, sobre todo en aquellos lugares donde tenemos constancia que se están cometiendo estos delitos», recalcan las mismas fuentes policiales. «Lo importante es la respuesta ágil y por eso controlamos aquellos lugares donde se están cometiendo los robos, en franjas horarias determinadas y en días concretos, cuando más fácil es que se produzcan».
En la misma línea, la Guardia Civil se está apuntando éxitos. Hace apenas unos días sorprendió a tres personas en Solares cuando estaban entrando en una vivienda. Un vecino avisó a la Policía Local, los acompañó la Benemérita y lograron sorprender a los delincuentes, que actuaban de forma itinerante y habían cometido otros robos en Guipúzcoa y Burgos.
La Guardia Civil ha dedicado cuantiosos esfuerzos para atajar esta lacra en el arco de la Bahía y la zona oriental de la región: Castro Urdiales, Laredo, Noja, Santoña... Muchos de los pisos de vacaciones, que están cerrados en esta época del año, son presa perfecta para los delincuentes. Pero esta tipología delictiva está tan extendida que no es fácil cortar la hemorragia. De ahí que en algunos ayuntamientos hayan sido los propios alcaldes los que terminen por solicitar «más medios» para frenar los robos.
Sucedió la pasada semana en San Felices de Buelna, donde su regidor, José Antonio González Linares, protesta: «Veo poco futuro en un país donde los políticos no nos dan lo que nos tienen que dar», dijo el alcalde al explicar los motivos que le han llevado a enviar una misiva a la Delegación del Gobierno solicitando que «tome cartas en el asunto y busque soluciones adecuadas, suficientes y eficaces» a la ola de robos que está sufriendo el municipio. El motivo de la misiva son «los graves sucesos que se están produciendo en nuestro municipio»: allanamiento y robo con fuerza en más de diez viviendas y comercios en las últimas tres semanas, incluyendo el robo en la propia Casa Consistorial en diciembre y los dos robos que se han registrado ya en el Covirán de Rivero.
La pugna entre los ladrones y la Policía es una carrera de fondo donde ambos buscan salir vencedores. Unos innovando para perpetrar el delito y otros buscando formas para detenerlos. Por ahora, la cifra de robos se mantiene sin freno en una escalada preocupante.
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