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Lo más inquietante de que en el primer trimestre de este 2022 se hayan denunciado 400 casos de robos en viviendas en Cantabria no es sólo el dato, sino la constatación de una tendencia que continúa al alza en los últimos años sin que nadie ... acierte a ponerle freno. En la comparativa que ofrece el balance de criminalidad publicado por el Ministerio del Interior se habla de un incremento del 82% respecto al mismo periodo del año anterior, en el que se contaron 219. Para hacerse una idea, en enero, febrero y marzo de 2022 los ladrones entraron, de media, en más de cuatro viviendas al día, y el problema es que estos asaltos disparan la sensación de inseguridad en la población.
Es una tendencia al alza que afecta a prácticamente todos los delitos. Este informe publicado por el Ministerio asegura que la criminalidad se dispara en Cantabria en los tres primeros meses del año un 38% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. Suben especialmente los hurtos (53%), la sustracción de vehículos (27%) y los atentados contra la libertad e indemnidad sexual (23%).
Sin embargo, nadie, ni Guardia Civil, ni Policía Nacional ni los propios ayuntamientos con sus policías locales, han anunciado ninguna medida especial para revertir esta tendencia. Y entre tanto, Ainoa Quiñones, delegada del Gobierno en Cantabria, considera «lógico» este incremento: «En el primer trimestre del pasado año se mantenían en vigor muchas medidas frente a la pandemia que, en muchos casos, contribuían a la disminución de este tipo de delitos». Y pone el ejemplo de los robos en viviendas.
32viviendas fueron asaltadas en los tres primeros meses de este año en Camargo.
23chalets y pisos fueron elegidos por los ladrones de viviendas en Castro Urdiales.
77denuncias hubo en Santander en el mismo periodo por robos en casas.
27son los pisos que las bandas organizadas robaron en Torrelavega.
Lo cierto es que rara vez un ladrón entra en una casa cuando están sus moradores, porque la tipificación del delito es bien diferente y las consecuencias pueden ser mucho más graves. Pocos o ninguno se la juegan. Y como el teletrabajo llevó a muchas familias el pasado año a ocupar sus segundas residencias -que se han convertido en presa favorita de las bandas organizadas- los robos se contuvieron. Pero nada ha evitado que con el regreso a la normalidad hayan vuelto a dispararse.
El principal escollo que encuentran los cuerpos de seguridad para atajar esta lacra es la identificación de los delincuentes. «Resulta muy complicado seguirles el rastro. Es gente que está muy bien organizada porque pertenece a bandas que operan en toda Europa. Vienen unos días a la región, hacen su trabajo sin dejar rastro, y se van», informan fuentes policiales. No hay posibilidad de rastrear movimientos de tarjetas de crédito, móviles... No se hospedan en ningún lado ni llaman la atención. Son, por así decirlo, fantasmas del crimen.
Las residencias de verano son para ellos una presa fácil porque están desocupadas la mayor parte del año. La zona oriental se lleva la peor parte: Castro Urdiales, Laredo, Noja y todos esos municipios que en verano multiplican su población con la llegada de turistas.
En las ciudades, Santander está sufriendo muchos robos en barrios como Valdenoja o las urbanizaciones cercanas a la S-20. Son zonas donde los residentes suelen tener un nivel económico medio-alto y que pasan buena parte del día fuera. La autovía permite también una vía de escape instantánea.
«Últimamente estamos asistiendo a una corriente de personas llegadas del este que se hacen pasar por vecinos de muy alto poder adquisitivo. Normalmente son mujeres, que van muy bien vestidas, muy arregladas. Circulan por los vecindarios sin levantar sospechas y se dedican a estudiar a los vecinos. En cuanto tienen oportunidad entran en las viviendas o avisan a sus compañeros», acreditan las mismas fuentes de la Policía. El robo puede consumarse en menos de cinco minutos y el botín suele ser siempre el mismo: dinero en efectivo y joyas.
La Guardia Civil y la Policía Nacional han establecido dispositivos de vigilancia especialmente en los lugares que están concentrando mayor número de robos en residencias, pero la medida se está demostrando insuficiente. Uno de los últimos ejemplos es Nueva Montaña. Allí, los vecinos del barrio Isla del Oleo han optado por organizar patrullas ciudadanas para enfrentar el acoso de los ladrones. Todo después de que una banda entrara en al menos ocho de los 71 chalets que hay en el barrio. Pero después de más de dos meses en que se produjeron los hechos, todavía no ha habido detenciones.
La delegada del Gobierno se ha referido en numerosas ocasiones a la angustia que despierta este incremento de robos: «Evidentemente es algo que preocupa, sobre todo a la ciudadanía, porque en nuestros domicilios es donde todos nos sentimos más seguros y el hecho de que roben en nuestra vivienda crea más inseguridad».
El informe publicado por Interior confirma además que las infracciones penales de cualquier tipo conocidas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad aumentaron un 38% en Cantabria en estos tres primeros meses del año. Hasta 5.690 delitos frente a los 4.118 del mismo periodo del año anterior. Unas cifras que sitúan la tasa de criminalidad en 36 infracciones penales por cada 1.000 habitantes y coloca a la comunidad autónoma como la octava más segura de España, por detrás de Extremadura (27,3), Asturias (27,6), La Rioja (30,9), Castilla y León (33,3), Aragón (33,6), Galicia (35) y Castilla La Mancha (35,1). Pese a ello, la situación no es halagüeña.
Los delitos graves y de riña tumultuaria crecieron en la región hasta un 73%, al pasar de 46 en el primer trimestre de 2021 a los 80 de este año. Y con los hurtos sucede algo parecido: un 53% más (de los 693 de los tres primeros meses de 2021 a los 1.063 de este 2022). Otro epígrafe que ha marcado cifras preocupantes en cada nuevo informe publicado por Interior es el de los delitos sexuales. Crecieron más de un 27% en este último balance.
Por todas estas infracciones penales conocidas se ha detenido o investigado a 1.320 personas, un 35,2% más que en el primer trimestre del pasado año. También se han esclarecido más delitos, hasta 2.261, lo que supone un 22% más.
Los homicidios dolosos y asesinatos consumados se incrementaron un 100% en Cantabria según señala el balance de criminalidad publicado por Interior;pero no hay que alarmarse. Sencillamente se cuenta el incremento de cero casos a uno, el de la mujer de 69 años que murió estrangulada en Santander en su casa de la calle Castilla el pasado 19 de febrero.
La Policía Nacional detuvo a un hombre sin techo, de 38 años, como presunto autor del crimen. La mujer lo había acogido en el piso. A ella apenas le dio tiempo a llamar a los servicios de emergencias en medio de una acalorada discusión antes de que él la estrangulara.
Desde que se divorció hace varios años, ella acostumbraba a rescatar indigentes de la calle. «Los cobijaba en casa y ellos la robaban, la pegaban...», cuentan quienes la conocían. Los vecinos habían oído muchas peleas desde que esa mujer llegó a vivir el mismo día de Nochevieja al Edificio Castilla, «pero nadie esperaba que esto fuera a terminar en una tragedia», contó una de las residentes en el número 72 de este popular edificio del barrio santanderino de Castilla-Hermida. «No la conocíamos mucho, no se relacionaba con los demás vecinos. Lo que sí hacía era tener a un chico viviendo con ella», explicaron los vecinos.
La mujer, que sufría una enfermedad mental, había estado ingresada en el Hospital Valdecilla. Tenía la costumbre de acoger indigentes en su vivienda y en este caso una discusión derivó en crimen.
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