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A. Verano/ A. Machín
Santander
Viernes, 12 de enero 2024, 07:10
La aparición del cuerpo de Antonio Javier Borras en un coche, amordazado y con signos de haber sido golpeado, rompe una racha de calma en Cantabria respecto a las muertes violentas. Un tiempo de casi dos años sin asesinatos ni homicidios. Para encontrar el último ... episodio hay que remontarse a febrero de 2022. El día 18 de ese mes, Guillermo Bruces acabó con la vida de Adela Corral, la mujer de 69 años que le acogió en su piso de Marqués de la Hermida, en Santander. La casera murió asfixiada. Desde entonces, no se habían contado más casos.
El balance de 2023 fue, de hecho, inmaculado. Ningún homicidio ni asesinato. Eso no ocurría desde 2016. Más aún, en una comunidad que, afortunadamente, no destaca por un alto número de sucesos de este tipo, en 2019 sí se vivió un periodo convulso. Seis casos.
El caso de la muerte de la casera ha sido, además, nuevamente noticia en las últimas semanas. El juicio se celebró a finales de 2023 y el acusado fue condenado a 17 años y a indemnizar con 50.000 euros a cada una de las dos hijas de la víctima. Ya en la primera semana de enero, este periódico adelantó que, tanto la defensa como la Fiscalía –que pedía veinte años–, y la acusación particular –que reclamaba 25–, daban por buena la decisión de la presidenta del tribunal del jurado y declinaban presentar recurso de apelación. El jurado popular declaró al acusado culpable de asesinato, descartando que tuviera disminuida su capacidad de decisión ni su voluntad por el efecto de la cocaína que había ingerido la noche del crimen.
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