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Lydia Alegría (Santander, 1990) ha pensado en tirar la toalla unas cuantas veces. Relata que recibió «insultos, vejaciones, acoso y violencia verbal» por parte de José Ramón Blanco, exlíder de la formación morada y diputado autonómico, y la afectó hasta el punto de perder ... 20 kilos. «Lo he pasado muy mal, he sufrido mucho y me he sentido sola y traicionada por los que consideraba mis amigos», confiesa, y reconoce que «fue muy difícil denunciarle». A pesar de ello, ha sacado «fuerzas» y mantiene la ilusión para aspirar a encabezar las primarias de Podemos Santander y, si las gana, la confluencia de izquierdas para desalojar al PP del Ayuntamiento.
–Acaba de llegar a un acuerdo con IU, Santander Sí Puede y Equo para concurrir de forma conjunta a las municipales de 2019. ¿Va a aspirar al liderazgo de la confluencia?
–Sí. Me presentaré a las primarias de Podemos Santander porque creo que he trabajado para ello y creo ciegamente en la unión de toda la izquierda por el bien de Santander. También porque hay mucha gente en Podemos que me ha animado a no tirar la toalla.
–Todos los intentos que ha habido hasta la fecha han saltado por los aires por rivalidades internas y problemas de gestión de egos. ¿Por qué ahora será diferente?
–Estamos más preparados y ahora es un momento histórico para entrar con fuerza y desbancar al PP. Entendemos que la única forma es ir en confluencia. Todos hemos renunciado a muchas cosas, teniendo en cuenta que somos cuatro organizaciones completamente distintas. Las cuestiones de ego, que han podido afectar a procesos anteriores, van a solucionarse con un proceso de primarias conjunto, donde todos vamos a asumir el resultado. No habrá un quítate tú para ponerme yo.
–¿La crisis interna de Podemos puede dinamitar esta coalición?
–No existe ningún peligro en Santander. Nosotros tenemos nuestra autonomía como grupo municipal al margen de lo que pase en Podemos Cantabria.
–Pero es indisociable lo que pase teniendo en cuenta que usted es una de las tres personas que denunció por acoso laboral y por amenazas al diputado José Ramón Blanco, un proceso que ha terminado en los tribunales y ha paralizado las primarias autonómicas.
–No estoy nada de acuerdo con la gestión que se ha hecho desde Podemos Cantabria ni con la de la líder autonómica, Rosana Alonso. No procede cómo ha actuado y está perjudicando a la organización. No ha salido a los medios para la negociación presupuestaria, pero sí cuando ha visto su puesto peligrar.
–¿Cree que sólo han actuado ante la imposibilidad de concurrir a las primarias al Parlamento?
–Me parece paradójico que Alonso y su equipo se proclamen como los rebeldes cántabros cuando a mí, hasta hace dos meses, me decían que tenía que obedecer las directrices de Madrid, y ahora, cuando están en peligro sus puestos, digan que Cantabria se respeta.
–En las grabaciones que salieron a la luz se pueden escuchar insultos y vejaciones como «no te quiero ver más con ella en la puta vida», «hija de puta», «ojalá te mueras», «deseo que te mueras». ¿Usted ha sufrido esta situación?
–Esos audios nunca debieron salir a la luz. Quería que se resolviera de forma discreta, interna y sin transcendencia. Recibí insultos, violencia verbal y sufrí otros episodios que no puedo relatar, porque es una investigación declarada como confidencial y que sigue en el órgano de garantías.
–Usted era del círculo más íntimo de Blanco, de Rosana Alonso y David González. ¿Qué pasó para que hayan llegado a esta situación?
–Decido denunciar mi situación ante el Comité de Seguridad y Salud Laboral cuando ya no puedo más. Es una decisión que me costó mucho tomar. Fue muy duro. Tuve una relación sentimental con José Ramón Blanco, en la que no me sentí bien tratada, pero mi denuncia se centra en lo que pasó cuando acabó aquello. Sufrí insultos, violencia verbal y acoso. Tanto Alonso como David González, el secretario de Organización, conocían perfectamente lo que estaba ocurriendo desde al menos un año antes, pero decidieron encubrirle y agarrarse a sus respectivos cargos. Cuando han saltado a los medios las denuncias y Rosana ha salido en rueda de prensa a decir que no sabía nada, me ha generado mucho dolor.
–¿Qué motivos tenían para proceder así?
–Aferrarse al sillón. Es lo único que les preocupa, porque no están hablando de otros problemas. Están englobando todo en una batalla interna, a mí se me ha intentando alinear con Verónica Ordóñez, cuando siempre hemos tenido muchas diferencias, porque es fácil de vender y sirve para encubrir las tres denuncias.
–¿Se ha sentido decepcionada?
–Me he llevado muchas decepciones y me he sentido utilizada por Rosana Alonso, David González y su entorno. Antepusieron las primarias en Cantabria a que yo siguiese haciendo el trabajo intelectual y a mi mal estado emocional, provocado por José Ramón Blanco, a pesar de que me admitieron que su comportamiento era inaceptable y condenable. Apoyé a Rosana porque consideré que iba a ser una persona conciliadora y mediadora, pero ha resultado ser todo lo contrario.
–Ellos dijeron que se enteraron de todo por la prensa. ¿Han sido testigo de algún capítulo de los que se relata en la denuncia?
–A mí me consta que sí. Lo conocían no sólo por mí, que lo vivieron, sino por Ordóñez y la trabajadora. Tanto Alonso como González tuvieron una actitud de apoyo hacia mí.
–El Comité de Salud y Garantías la recomienda que lleve su caso por la vía penal. ¿Lo va a denunciar?
–Yo no denuncio violencia de género, sino acoso y violencia verbal. Pero cuando expongo los hechos ante los integrantes de este órgano sale en el contexto que hemos mantenido durante tiempo una relación y ellos me recomiendan que lo denuncie. Es algo que también me dice mi abogado. Es una decisión que aún no he tomado, que tengo un poco aparcada, porque me ha supuesto y me sigue causando mucho dolor emocional revivir todo. Otra de las razones por las que todavía no he tomado la decisión de denunciar es porque me he sentido muy cuestionada por gente de Podemos que no son desconocedores del comportamiento de José Ramón.
–¿Usted vivió los episodios que denuncian las otras dos compañeras mientras estaba en su núcleo duro? ¿Por qué lo toleró cuando estaba con ellos?
–La verdad es que siempre he visto comportamientos que no me cuadraban, pero cuando estás dentro de un grupo no ves como algo tremendo lo que está pasando. Cuando estás fuera y lo ves con perspectiva dices: '¡Madre mía! Esto no puede ser'. Dentro estaba ciega. O no lo veía o no lo quería ver.
–Hay mucha gente que no entiende que se hayan instalado en la 'espiralVillarejo' y se hayan estado grabando durante meses o años... Parece que existía una intencionalidad.
–Yo las grabaciones que tengo son por recomendación exclusiva de mi abogado, porque ya llevaba mucho tiempo meditando tomar medidas ante todo lo que estaba ocurriendo. Antes jamás había grabado una conversación.
–Al final a los integrantes de la dirección regional se les ha penalizado por mirar a otro lado. ¿Ha echado en falta el apoyo de la dirección regional?
–No diciendo nada están encubriéndolo todo y por eso se les ha apartado. Ellos tenían la responsabilidad de actuar y hacer algo. Sin embargo, han ido alimentando esa conspiración contra ellos, como la filtración del acta de Camargo.
–¿Pero cree que es razonable que se les puede inhabilitar sin que ni siquiera el Comité los haya escuchado?
–Ellos tuvieron derecho a recurrir y el partido se lo negó. Pero el proceso ahora no ha terminado. Garantías les llamará para que se defienda. El Comité de Salud no sanciona, sólo es un órgano de instrucción, al verificar que existía el acoso se lo pasó a Garantías.
–¿Tuvo problema por dar este paso?
–He sentido que se me ponían muchas trabas o que no se me responde. Incluso para llevar la confluencia he tenido que contactar con Madrid porque no se me respondía a nivel autonómico. Aún así siempre he pedido una coordinación y Rosana Alonso nunca se ha sentado conmigo. Nunca tenía tiempo. Siempre me ha dicho «ya hablaremos».
–¿Ha echado en falta más mano dura de Madrid en las actuaciones de Podemos?
–Ahora nos encontramos con las primarias paradas porque el partido a nivel estatal no ha actuado con contundencia ni rapidez.
–¿Cómo ve que Blanco se haya cogido la baja antes de dimitir como había anunciado?
–No dudo que lo esté pasando mal por la repercusión mediática, pero su baja me provoca indiferencia, ya que previamente él me trató de tal manera que he requerido ayuda psicológica para sobrellevarlo y aún la mantengo. La secretaria general debió pedirle explicaciones como responsable por el trato de él hacia las personas. Me consta que Ordóñez no está bien, que la trabajadora, tampoco, pero no entiendo que anuncie que va a acudir al Parlamento para las cosas importantes y se quede en casa para los Presupuestos. Me parece que todo esto es una excusa para no dejar el acta de diputado.
–¿Qué intereses cree que tiene?
–No sé sus razones, porque no estoy en su cabeza.
–La ausencia de Blanco en la Cámara ha cambiado el juego de mayorías. ¿Ha faltado contundencia para exigir su salida cuando dijo que iba a renunciar al acta?
–Rosana Alonso dice que no sabe nada, que se enteró por la prensa, pero habla a diario con él. No es creíble que no sepa o que actúe de espaldas a Blanco.
–¿Esto no puede dinamitar todas sus opciones en las autonómicas ante el descrédito en la marca?
–Lo que tenemos que poner en valor es el trabajo que hemos hecho por la ciudadanía. El problema es que veo a mucha gente instalada en una dinámica de odio contra Ordóñez, que ha hecho que, por ejemplo, Alberto Bolado desbarre de una manera en Twitter que no me parece ni medio normal. Son muy pocas personas haciendo ese ruido, pero están silenciando a una mayoría que está trabajando por sus municipios y que siente, igual que yo, bochorno y vergüenza ajena de cómo actúa la dirección regional. Pediría a los compañeros que rebajen el tono y que arrimen el hombro. Hay ciertas actitudes que no tienen cabida en Podemos y que se han consentido mucho tiempo.
–¿La situación interna ya les ha dejado fuera del pacto de Presupuestos?
–No me ha gustado la gestión de Rosana Alonso. Ella era la responsable de que siempre hubiese un diputado en las comisiones y no puede achacarlo todo al conflicto interno. Ella tenía que haber actuado de forma más contundente. Si dice que Cantabria se respeta, la mejor forma de defender a la ciudadanía es luchar por unos buenos Presupuestos.
–Cuatro líderes en tres años. Se han instalado en una guerra constante. ¿Es necesaria una gestora?
–Primero debe resolverse el caso judicialmente, ahora que está en manos de los tribunales, pero considero que necesitamos un 'stand by' de cargos, ver las cosas con perspectivas y después tomar las decisiones a nivel orgánico. Cuando trabajamos de cara a fuera lo hacemos muy bien.
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