La rotura del vórtice polar podría traer la primera ola de frío ártico a Cantabria a mediados de diciembre

La primera ola de frío en Cantabria podría producirse en unas semanas, a mediados de diciembre, si el vórtice polar estratosférico se perturba y las temperaturas árticas bajan a latitudes medias. Ahora bien, ¿en qué consiste este fenómeno meteorológico? Es un remolino o banda de fuertes vientos del oeste que se forma en la estratosfera entre unos 15 y 50 kilómetros por encima del Polo y que tiene dos modos de ser: estable (se concentra en niveles altos y hace que el aire frío quede contenido sobre el Ártico) y perturbado (se debilita -puede ocurrir cada año- y el aire frío es empujado hacia el sur, llegando a latitudes medias).

Cabe señalar que no es un fenómeno nuevo, desde inicios del siglo XX se conoce su existencia, aunque a los expertos no les cabe duda de que puede haber estado desde tiempos inmemorables.

Entonces, ¿podría producirse en las próximas semanas una rotura del vórtice polar estratosférico, con la consecuente salida de aire frío del ártico hacia latitudes bajas? Es difícil que los expertos meteorólogos puedan dar una respuesta certera al cien por cien porque depende de muchas variables, pero lo que sí confirman desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) es que las piezas del puzle atmosférico efectivamente encajan para que esa rotura del vórtice polar se produzca y llegue a afectar a Cantabria -y a toda España- con una bajada brusca de temperaturas o incluso lluvias torrenciales.

La Aemet no es el único organismo que ha detectado esa posible rotura en las próximas semanas, lo que provocaría una ola de frío ártico en la comunidad autónoma y en el resto del país. El programa Copernicus de la Comisión Europea sí que considera que, aunque el invierno en su conjunto acabe siendo cálido, «la probabilidad de alguna ola de frío en la primera parte de la estación en Europa es más alta que de costumbre». De todos modos, según Aemet, «ahora mismo es imposible concretar cuándo y dónde se producirá».

Para entender mejor qué es una rotura del vórtice polar hay que echar la vista atrás, al invierno de 2014, cuando una brutal ola de frío afectó a 187 millones de personas en Canadá, el centro y este de los Estados Unidos (extendiéndose por el sur hasta Nashville y Tennessee)​ y el nordeste de México. Aquel episodio rompió récord de temperaturas bajo cero, provocando el cierre de colegios, carreteras y aeropuertos. Un dato: Chicago declaró el estado de calamidad por el frío glacial y la ciudad llegó a registrar -50ºC de sensación térmica.

Quedan tres días para que termine noviembre, un mes que ha estado condicionado, día sí día no, por alertas meteorológicas, en su mayoría activadas por fenómenos costeros. En concreto, ha tenido 18 jornadas con avisos, 14 naranjas (riesgo importante) y cuatro amarillos (riesgo).

Este lunes no es una excepción. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha activado primero la alerta amarilla por olas -de 10.00 a 12.00 horas- y después la naranja, hasta las 06.00 horas del martes. Además, la Aemet advierte de «rachas de viento muy fuerte en zonas expuestas del litoral y en zonas altas».

Como cada vez que se activa una alerta naranja, el Ayuntamiento de Santander ha puesto en marcha el dispositivo preventivo por fenómenos meteorológicos adversos en la costa.

Así lo ha anunciado el concejal de Protección Ciudadana, Pedro Nalda, quien ha explicado que Santander seguirá los protocolos habituales para estos casos y desplegará el dispositivo para garantizar la seguridad de los ciudadanos.

La Agencia Estatal de Meteorología, Aemet, prevé viento del este o noroeste, de 50 a 61 Km/h y mar combinada con olas de entre 5 y 6 metros. Teniendo en cuenta el coeficiente de marea y mientras se mantenga activo el aviso naranja, los servicios de emergencias cerrarán el minizoo de La Magdalena y el último tramo de la avenida de Manuel García Lago.

El responsable municipal ha asegurado que el dispositivo municipal podrá variar o prolongarse en función de la evolución del temporal y ha hecho un llamamiento a la prudencia y responsabilidad ciudadana, para que los vecinos se mantengan alejados del litoral y zonas expuestas al oleaje.

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