Ruido y barro

Defendió la actuación de su Gobierno, sobre todo la suya propia, y muy de pasada la de la consejera. Porque fue él quien ordenó abrir la investigación sustanciada con el cese de los altos cargos del SCS, él quien bendijo el traslado del expediente a la Fiscalía, él quien ha dado instrucciones para extremar los mecanismos de control y transparencia de las contrataciones en todos los departamentos de la Administración. Pero tras las invectivas de la líder del PP, María José Sáenz de Buruaga, el presidente se vino arriba con la glosa de todas las mejoras logradas por la sanidad cántabra bajo la dirección de Real, confirmada en el cargo y en la legalidad de su gestión como nunca lo estuvo antes. Los portavoces de la oposición habían vuelto a pedir el cese de la consejera, entre otras cosas porque las flagrantes irregularidades en el SCS se compadecen muy mal con la oficina anticorrupción anunciada por el Gobierno Revilla.

Los grupos del Gobierno, PRC y PSOE, se lanzaron al cuello del PP, por su estrategia de ensuciar el debate político con el falso escándalo del SCS. «Ruido y barro», ilustró el portavoz socialista, Víctor Casal, al referirse a la ofensiva del PP, antes de aludir a la comisión de investigación del SCS que ahora quiere extenderse hasta la gestión del Gobierno del PP, cuando Buruaga era la consejera de Sanidad. O sea, el examen abarcaría desde 2011 hasta el actual 2018. No es probable que los diputados comisionados progresen tanto en el poco tiempo que le queda a la Cámara, pero seguramente garantizarán más ruido y más barro hasta las elecciones.