«Muchos rusos no apoyan a Putin pero se sienten amenazados por Occidente»
Rubén Pellón | Periodista, músico y productor ·
El cántabro ha regresado a Santander tras vivir durante más de quince años en Lituania y viajar en numerosas ocasiones a Rusia y Ucrania, dos países que conoce bien
No hay mejor relato que el que se forja uno mismo en base a su propia mirada y experiencia. Cuando se trata de analizar el devenir de una sociedad, pocas fuentes hay mejores que los propios ciudadanos de las mismas. Lo sabe bien el periodista, ... músico y escritor cántabro Rubén Pellón (Santander, 1974), quien se instaló en su tierra hace un año tras vivir tres lustros en Lituania. Allí, en su faceta como músico electrónico y productor con el dúo Monkey Brothers, formado junto a su hermano, ofreció decenas de conciertos en la mayor parte de los países de Europa del Este, desde Lituania, Letonia y Estonia a destinos como Polonia, Hungría y, en especial, Rusia y Ucrania. Pellón, que forma parte del colectivo cultural Universo27, fue uno de los impulsores del festival benéfico que se celebró en La nave que late para recaudar fondos para los ucranianos. Su mirada y forma de entender un conflicto que ya ha cambiado el mundo ofrece claves esenciales para entender la postura y el posicionamiento tanto de Ucrania como, especialmente, de Rusia... y de los rusos, cuya realidad social no puede ni debe sentenciarse desde en un planteamiento maniqueísta de la situación.
–Usted, que conoce bien el país y la sociedad, ¿cómo entiende que afrontan los rusos la invasión de Ucrania y su situación actual?
–No es fácil, y para entenderlo hay que mirar más allá del conflicto, con más perspectiva histórica. Si se analiza toda la comunicación y el imaginario generado en torno a Rusia en los últimos años se comprende mejor cuál es el punto de partida. En las películas, en las series o en las redes sociales, por ejemplo, que son contenidos que ellos también consumen, los rusos siempre son los malos. Es una perspectiva que les choca, y entienden que para Estados Unidos son eso, los malos.
–¿Y qué ocurre con Europa?
–No es lo mismo porque, aunque también es Occidente, con Europa han tenido una relación más o menos cordial, algo que no tiene nada que ver con el conflicto cultural y político que existe con Estados Unidos. En Rusia achacan parte de este conflicto a esa actitud en las que se les ha demonizado por completo.
Conflicto cultural
«Los rusos ven las películas, las series y las redes sociales y ven que allí se les retrata siempre como los malos»
–Hablar de los rusos en general también excluye muchos matices y posturas, que las habrá.
–Claro. Yo conozco a muchos rusos que están tanto a favor como en contra de Putin, gente que no tienen ninguna afinidad con su presidente y que en algunos casos hasta han sido detenidos. Pero incluso los que tienen una postura antibelicista, y hay muchos, coinciden en que esa actitud ha sido clave en esta situación. Esa demonización y el ninguneo que en muchos aspectos se ha tenido con ellos a nivel geopolítico, que sienten como un intento de reducir cada vez más su influencia internacional, forma parte esencial del germen de esta situación.
–También parece que hay una parte importante de la población que justifica y apoya la invasión.
–Sí, hay gente que la justifica con el argumento de la limpieza étnica denunciada por Putin, que apoya el discurso oficial. Consideran que lo que se está haciendo es defender a su raza, a los rusos y eslavos que viven en Ucrania y a los que piensan que están intentando masacrar.
–También esgrimen argumentos históricos relacionados con el fin de la Unión Soviética.
–Sí, es otro de los puntos a los que aluden.Dicen que cuando cayó el Telón de Acero se adquirieron una serie de compromisos que no se han cumplido, entre ellos la expansión de la OTAN, que ha llegado hasta los países bálticos, en una frontera directa con su territorio. Muchos rusos perciben eso como una amenaza. Es algo que en Europa choca, porque entendemos que no vamos a atacar nunca, pero muchos rusos no lo ven así.
Ucrania
«Antes había hermandad con Rusia, pero ahora eso se ha acabado por completo»
–Más allá del conflicto y de las diferentes visiones de su población, el peso de Rusia ha sido destacado.
–Sí, ha sido un país que ha invertido en muchos lugares del mundo, cuya población en muchos casos ya ha asumido el estilo de vida occidental porque ha estudiado, ha viajado y tiene buen nivel de vida. Por eso les choca tanto esa visión del 'monstruo ruso' y les inquieta sentir que esa rusiofobia se ha estado alimentado desde hace muchos años.
–Aquí la visión del pueblo ruso, y más ahora, tiende a ser mucho más polarizada y sin matices, o a favor o en contra de Putin.
–Es una forma simplista de ver las cosas. Muchos rusos, pero muchos, no apoyan a Putin pero sienten sobre sí toda esa realidad de demonización y amenaza hacia ellos. Eso es muy importante entenderlo, y comprender que eso no implica que apoyen la guerra, cosa que creo que la mayoría no hace.
–Este conflicto es también el de la información. Es muy difícil conocer de una forma veraz una realidad tan lejana.
–Sí, no te puede fiar demasiado de las estadísticas que están vendiendo desde allí. Hablan de un 70% de apoyo a Putin pero yo no lo creo sino más bien al contrario, que la mayoría está en contra de la invasión. Allí hay mucha disidencia, pero está muy reprimida. Hay represión pura y dura.
–¿Cuál ha sido su relación con Rusia?
–Por mi actividad como músico y productor he estado viajando mucho durante un largo periodo, hasta seis o siete veces al año. Antes percibías mucha corrupción incluso a nivel de calle, del policía que te paraba para cobrar, pero es algo que ha cambiado mucho. Ahora es algo que es más institucional, a la hora de hacer eventos o cosas parecidas, no en la vida cotidiana. En ese sentido en las grandes ciudades rusas vives igual que aquí.
–También conoce bien Ucrania. Aparte de mal, ¿cómo se ven las cosas desde ese otro lado?
–Tengo muchos buenos amigos. Acabo de hablar con uno que está en Járkov, una ciudad maravillosa, de las que más afinidad tenía con Rusia y ahora una de las más bombardeadas. He tocado allí muchas veces, porque mi amigo tiene un club, al que traía a muchos artistas rusos. O tenía, porque lo han destrozado. Están jodidos. Él no ha querido ir a la guerra y se dedica ahora a organizar los suministros y ayudar en lo que puede. Esa afinidad y esa hermandad con los rusos se ha acabado.
–¿Cómo afrontan la situación?
–Ahora mismo en Ucrania está todo el mundo remando en la misma dirección, incluso gentes que no tenían ninguna afinidad entre sí. El conflicto ha generado una cooperación y un sentimiento de unidad nacional como no lo había habido nunca. En mi caso tengo amigos en diferentes situaciones. Unos han logrado escapar hacia el oeste, otros siguen en Ucrania, como los que han decidido quedarse en Kiev. Una amiga que es cocinera se ha quedado y se encarga de llevar comida a la gente necesitada, otros hacen chalecos antibalas... Cada cual aporta lo que puede.
–Es díficil imaginar lo que tiene que estar pasando esa gente.
–Sí, son cosas que hay que vivirlas, no te haces una idea ni aunque te las cuenten ellos. Hace un par de fines de semana estuve en Lituania y allí me encontré con un amigo lituano que vino con su pareja, una chica de Kiev. Habían salido de allí corriendo como habían podido y llegaban con el coche agujereado por disparos.
Otros países de Europa del este
–Usted conoce bien todo el entorno de Europa del Este. ¿Cómo están viviendo esta situación otros países de la órbita ucraniana?
–Hay muchos países europeos que tienen esa sensación de amenaza por parte de Rusia. En mi caso he vivido muchos años en Lituania y allí ese miedo existe, desde luego, pero es un sentimiento que también se percibe en Polonia, en Rumania, en la República Checa... Todos los países de la antigua Unión Soviética temen que les acabe pasando algo parecido, e incluso otros como Finlandia o Suecia, que tienen frontera con Rusia y que nunca habían pensando que eso les pudiera pasar a ellos, están empezando a pensarlo.
Historias personales
«Unos amigos que acababan de llegar a Lituania desde Kiev llegaron con el coche agujereado por balas»
–Retorna la política de bloques, si es que se había llegado a diluir en algún momento, entonces.
–Sí, tanto muichos rusos como gran parte de los ucranianos se han radicalizado. He trabajado con muchos poroductores ucranianos y ahora te exigen que no trabajes con nadie ni nada ruso, y supongo que ocurrirá algo similar en sentido contrario. En ese sentido y volviendo al principio, creo que no hay que criminalizar a toda la población rusa, porque muchos ni apoyan la invasión, ni tienen la culpa de ella y poco pueden hacer por impedirlo. Criticar desde aquí es muy fácil, pero allí ahora les quieren imponer 15 años de cárcel por manifestarse. Es una situación muy compleja y como todas ellas no puede y no debe afrontarse con planteamientos simplistas.
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