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Cierto es que Ryanair no ha dado explicaciones estos días sobre la absurda situación que cada lunes vivía uno de sus aviones, obligado a dar vueltas durante veinte minutos para hacer tiempo mientras el aeropuerto de Santander, donde debía aterrizar, abría la pista para ... poder hacerlo. Pero sí que ha buscado una solución: cambiar el 'slot' de salida. Para comprobarlo no hace falta más que entrar en la página web de la aerolínea. El avión Boeing 737-800, con capacidad para 189 pasajeros, que cada lunes despegaba del aeropuerto de El Prat en Barcelona a las 06.10 horas, a partir del próximo lunes efectuará la salida un cuarto de hora más tarde.
Este pequeño lapso de tiempo que retrasa su salida hasta las 06.25 horas es más que suficiente para eliminar la espera en el aire y la dinámica que se repetía hasta ahora cada lunes. Este nuevo horario hace que el avión no llegue tan pronto a la capital cántabra. O, más bien, que no lo haga antes de que el aeropuerto siquiera hubiera abierto la pista, a las 07.30 horas. Un horario más que conocido y que lleva fijado en Santander desde hace años.
Se trata de una leve modificación que, teniendo en cuenta que la hora del despegue no siempre es exacta, el aparato de Ryanair llegará con el Seve Ballesteros ya operativo. Según el horario que puede consultarse en la página web de la aerolínea irlandesa, el avión tocará suelo cántabro sobre las 07.55 horas, veinticinco minutos después de que se abra al tráfico aéreo. Una maniobra de la compañía de bajo coste que permitirá dejar atrás la situación rocambolesca que venía sucediendo cada lunes desde el 28 de octubre. Y que obligaba al avión de Ryanair a dar vueltas -a veces hasta cuatro- sobrevolando los alrededores de Laredo, Colindres, Guriezo, Ampuero, Limpias y cerca del límite con Castro Urdiales mientas hacía tiempo dado que se aproximaba a Santander veinte minutos antes de que el aeropuerto de la ciudad abriera la pista.
Un trayecto extra y fuera del itinerario previsto que, tal y como publicó este periódico, provocaba que el aparato derrochara unos 800 kilogramos de combustible, según el calculo que realizó un piloto consultado y que está certificado para volar este tipo de aeronave. Además de quemar sin ningún sentido tal cantidad de combustible e incomodar a sus clientes, el avión emitía a la atmósfera durante el tiempo que daba vueltas unas 2,5 toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2), lo que supone una contaminación importante sobre los cielos de estas localidades.
Ryanair fue preguntada por lo que sucedía cada lunes, pero la aerolínea de bajo coste aseguró que no estaba pasando nada extraño. Según señalaron, ocurría que la operativa desde El Prat estaba fijada en 90 minutos, pero que los aviones se estaban adelantando a estas previsiones. A pesar de que faltaron las explicaciones, la empresa irlandesa ha sido rápida en la respuesta y ha buscado una solución.
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