«Para saber hacia dónde se dirigen los pélets, habría que conocer su ubicación exacta»

El campo de trabajo de esta científica se centra precisamente en el desarrollo de herramientas y metodologías para la prevención y gestión de la contaminación marina. Lo que defiende es que «cada vertido es diferente», aunque entre ellos haya similitudes. Por ejemplo, que todo lo que cae al mar entre Portugal y Galicia tiene muchas probabilidades de desfilar por las costas de Asturias, Cantabria y País Vasco. «Tenemos un conocimiento previo, sabemos las dinámicas, bien sea restos de hidrocarburos o de materiales plásticos», expone Abascal.

«Lo de ahora no se puede comparar medioambientalmente con lo que sucedió con el Prestige, pero hay muchos puntos en común», continúa. Fue esa catástrofe, que también acabó afectando al litoral cántabro, la que cambió todos los protocolos y dio a los científicos datos a los que agarrarse de cara a desastres futuras. «Nosotros ahora disponemos de modelos y herramientas que pueden ayudar, pero una cosa es ayudar y otra es dar la respuesta certera que se necesita en estos momentos. Insisto, cada vertido es diferente», recalca.

El mayor problema que se están encontrando los expertos brota precisamente de la naturaleza del vertido. Cuando en noviembre de 2002 el petrolero Prestige se partió en dos y se hundió en las costas de Galicia con casi 80.000 toneladas de crudo de petróleo en las bodegas, seguir el rastro fue mucho más fácil. Las kilométricas manchas negras eran mucho más visibles. Con las bolas de plástico actuales, es más complicado. «Su detección en mar abierto es muy difícil. Son de color claro, casi transparentes, que las hace muy difíciles de detectar. Con el chapapote sucedía exactamente lo contrario», relata la investigadora del IH. «Lo que nos queda es ir monitorizando a diario dónde van apareciendo», resume Abascal. «No disponemos de una bola mágica que nos resuelva la duda de qué va a pasar a partir de ahora», apostilla.

Los expertos no dudan de que la tendencia, a estas alturas del año, es que la corriente dominante, la denominada 'de Navidad', lleve por todo el golfo de Vizcaya los restos que el carguero liberiano Toconao perdió en aguas de Portugal. De hecho, el País Vasco detectó ayer las primeras partículas. «La combinación de vientos y corrientes, que pueden ser cambiantes, puede hacer que el vertido se aleje de la costa o que vaya tocando tierra como ha sucedido estos días en las playas. Existen unos patrones que conocemos de sobra, pero luego está la casuística de cada día», afirma la científica del IH. «Pero eso no quita que el conocimiento previo nos diga que es fácil que, si han entrado al golfo de Vizcaya, los restos seguirán llegando a la playa», concluye.

Esta postura también la comparten los pescadores que faenan y conocen bien el mar Cantábrico y que saben que por estas fechas los vientos de componente noroeste, que suelen traer las borrascas desde el Atlántico, son mayoritariamente los predominantes.

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