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El 'campanu' tampoco sonó ayer en ninguna de las cuencas salmoneras cántabras. Pero el cambio de guion respecto a la apertura de la veda del pasado 1 de abril, fecha en la que se abrió la temporada, era más que evidente. Los ríos bajan ... con agua y su inconfundible sonido es música celestial para unos pescadores que, con más fe y entusiasmo que acierto, se apostaron en los tradicionales cotos para hacerse con la preciada pieza.
Quienes más cerca anduvieron en las primeras horas del viernes fueron los integrantes de la cuadrilla a la que le tocó en suerte la zona de Puente Viesgo. Su potencial presa hizo acto de presencia y trataron de atraerla tirando la mosca. Pero el pez no se dio por aludido y al final tuvieron que recurrir al cebo, momento en el que el salmón abandonó su posición para quedar fuera del alcance de quienes ansiaban tan preciado trofeo.
Las cuencas del Pas y el Deva registraron esta presencia que, en el caso del Asón, brilló por su ausencia durante toda la jornada. Ni siquiera comparecieron en horas concretas los adjudicatarios de cotos tan cotizados como el de Batuerto. Algo lógico habida cuenta de que se trataba de una jornada laborable.
Sea como fuere, todo parece diseñado para que sea hoy, sábado, cuando alguno de los más expertos con la caña logre culminar el engaño y el primer salmón de la temporada sea izado a tierra. Incluso los hay que afinan aún más el pronóstico y sitúan a los cotos de Puente Viesgo y Covanchón, ambos en el Pas, como escenario de lo que va camino de convertirse en una proeza.
Porque ahora ya hay caudal abundante, y están los pescadores. Pero quienes siguen sin comparecer, rubricando la senda descendente de los últimos años, son los peces. Una preocupación que centraba ayer los corrillos y amenizaba la espera de los que no se resignaban a perder su turno a pie de río.
Muchos son los factores que han abocado a esta situación crítica. La pesca de los ejemplares cuando tratan de remontar la cabecera para reproducirse por última vez es el último eslabón de una cadena de amenazas que acecha a esta pesca emblemática. La misma que justifica que se sigan movilizando tantos medios y recursos en su supervivencia.
A diferencia del salmón, los agentes del Medio Natural nunca faltan a su cita con los cauces. Ni siquiera cuando se restableció la veda el pasado 27 de abril, por culpa de una sequía anticipada respecto a lo habitual. Frente a la leyenda urbana que insinúa la presencia de furtivos, en contra de lo que determina la lógica, porque mal negocio es ser furtivo de la escasez, los herederos de los antiguos guardarríos son garantes de que las cuencas presenten un óptimo estado a lo largo de todo el año.
En el ámbito específico del salmón, su labor varía según las estaciones. Protagonizan rescates en el estiaje, librando de una muerte segura a los peces que quedan atrapados en zonas sin apenas agua. Y en el invierno controlan las camas de freza o reproducción del salmón. Sin olvidar la imprescindible repoblación de los ríos con los alevines procedentes del Centro Ictiológico de Arredondo.
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