El salmón no remonta

Por estas fechas, el salmón atlántico comienza el remonte de los ríos para llegar en Navidad a lo más alto, donde las aguas son idóneas para desovar. Pero hay un río, el Pas, donde existe una barrera artificial que les impide el ascenso. Está a la altura de Puente Viesgo y es una presa que con bajo caudal del río crea un salto de agua insalvable para los peces. «Lo que hacemos es no abrirles el paso hasta que hay agua más arriba y este año con la sequía ha sido muy complicado. Es una forma de ayudarlos a sobrevivir», explica Ángel Serdio, subdirector general de Medio Natural.

Ayer repitieron la operación que llevan a cabo año tras año y a la que acudió también el consejero de Medio Ambiente, Guillermo Blanco. «Es un espectáculo maravilloso porque son unos animales extraordinarios por los que estamos trabajando mucho desde esta Consejería», manifestó. La labor de repoblación de los ríos cántabros con esta especie lleva mucho tiempo luchando contra su extinción; pero en años como este, en el que las condiciones han sido muy malas para su desarrollo por la falta de lluvias, dan al traste con buena parte de ese trabajo.

«Está siendo un año desastroso», cuenta sin ambages Serdio. «Se han pescado sólo 21 ejemplares», concreta. Es el segundo peor dato desde que hay registros, pues en 2017 apenas se pescaron 18 peces. Las condiciones este verano han sido malas, muy malas. Sobre todo por culpa de la sequía, que merma el caudal de los ríos; pero también por el incremento de la temperatura del agua, que hace aflorar enfermedades; y por los incendios, que acaban con zonas arboladas que proveen de sombra a las riberas, modifican el ecosistema y lo convierten en un ambiente hostil para este pez.

«Es un problema que también afecta a la trucha y, al final, ninguna de las dos especies está bien», explica Siro Manuel Mazo, uno de los pescadores cántabros que conocen bien este mundo. «La población no logra remontar, no hay ejemplares, es tristísimo. Y muchos de los que llegaron este verano, murieron porque les salió un hongo que los mata en cuestión de días».

Ese hongo es el Saprolegnia, que prolifera cuando el espécimen se encuentra en condiciones de mayor estrés y con las defensas bajas. Se han encontrado varios ejemplares muertos por esta causa en los ríos cántabros a lo largo del verano. Peces que ya estaban muy débiles y que han terminado por morir como consecuencia de esta afección. Pero el otoño ha llegado de pronto y el tiempo ha cambiado. Las lluvias y el descenso de las temperaturas están teniendo ya su impacto positivo en el ciclo de reproducción del salmón. Es tiempo de ayudarlos a que alcancen las zonas altas de los ríos para culminar la reproducción y es lo que hicieron ayer los funcionarios de la Consejería en Puente Viesgo.

«En el Asón, el Miera, el Saja, el Nansa y el Deva el animal remonta el río por sí solo, pero aquí, en el Pas, ponemos esta barrera porque a partir de este punto, en verano, hay muy poca agua y es muy difícil que retrocedan. Muchos peces que llegan al río en abril pueden morir si dan ese salto hacia arriba demasiado pronto, así que lo que hacemos es obligarlos a esperar hasta que las condiciones son las idóneas», detalla Serdio. Ese momento llegó este martes.

Los trabajadores de la Consejería cogieron ejemplares y los llevaron hasta la zona alta y se aprovechó para capturar unos diez -los mejores y más fuertes- para trasladarlos al centro ictiológico de Arredondo, donde se realiza la reproducción artificial que servirá para repoblar el río. «Este año volveremos a soltar medio millón en todas las cuencas de la región». Y la labor comienza hoy mismo, cuando los escolares del colegio de Zurita efectuarán una suelta de hasta 4.500 ejemplares que son la descendencia de los peces capturados el pasado año. A partir de ayer, también, el salto del río que está a la altura de Puente Viesgo quedará abierto para que los ejemplares que vayan llegando puedan continuar río arriba por sí solos.

Los curiosos se agolparon este martes alrededor de la presa para contemplar el espectáculo y alguno de ellos se preguntaba si la inversión que Cantabria realiza en la repoblación del salmón es rentable. Para hacerse una idea, cada ejemplar que remonta el río después de haberse soltado tras haber nacido en cautividad -uno de cada 1.000-, cuesta exactamente 1.000 euros a las arcas públicas regionales.

«¿Nos preguntamos por el dinero dedicado a la protección del oso, por poner un ejemplo? Pues esto es lo mismo», intercede Serdio. Con la pesca sucede lo mismo. Hay quien se pregunta si sería conveniente prohibirla para esta especie que está en peligro de extinción en los ríos cántabros. «No es una explotación que ponga en peligro la supervivencia de la especie y mantiene una tradición y una atención sobre el salmón. Probablemente, si no dejaran pescarla, esta especie ya se habría extinguido», zanja el subdirector de Medio Natural.

• Temas
• Guillermo Blanco
• Arredondo
• Cantabria
• Deva
• Puente Viesgo
• Río Pas
• El Campanu
• Pesca del salmón
• Pesca en Cantabria
• pescador