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La tercera jornada de la pesca del salmón se saldó sin rastro del 'campanu'. El primer ejemplar del año, también el más mediático de todos, sigue haciéndose el remolón. Pero su tardanza en salir del río no hace más que alentar el cada vez más ... intenso debate sobre el estado de la especie y su potencial peligro de extinción. «Cada vez hay menos en los ríos, eso es una realidad, y cada vez entran más tarde del mar», zanjan los ribereños cántabros. Las cifras así lo atestiguan. El 'campanu' del año pasado fue izado seis semanas después de la apertura de la veda, con el caudal de los ríos bajo mínimos, y el ejercicio se cerró con sólo 34 ejemplares, el tercer guarismo más bajo de las dos últimas décadas.
En 2023 faltaba agua en las cuencas y este ha caído tan de repente que los ha enturbiado. Pescar así el salmón es más difícil, ya que no pueden ser contemplados a simple vista. En lo que coinciden pescadores y Gobierno regional es que esta temporada «se han visto menos ejemplares» remontar los cauces del Pas, Asón, Deva y Nansa. «Esto ha sido toda la vida así», reconoce Manuel Borbolla, presidente de la Sociedad Cántabra de Fomento de Caza y Pesca. «El salmón es una especie que siempre ha habido que cuidar. Tengo 57 años y el problema no ha variado», añade.
6 semanas
tardó en ser capturado el 'campanu' el año pasado tras la apertura de la veda.
Los números avalan la teoría de Borbolla. Los ejercicios se cierran sin siquiera cubrir los cupos máximos -el año pasado y este, 85- y hay que remontarse hasta 2016 para ver el último en el que los ribereños capturaron más de 100 ejemplares en una temporada. Son cifras casi anecdóticas, sobre todo si se comparan con las de varias décadas atrás, donde prácticamente había más salmones que piedras en los ríos de Cantabria. En 1959 se pescaron 2.169: 1.541 en el Asón, 136 en el Pas, 129 en el Nansa, 361 en el Deva y 2 en el Miera.
Esta reducción del número de capturas ha llevado aparejada la del número de aficionados a su pesca, si se atiende al descenso de un 60,3% en los permisos otorgados por el Gobierno regional en los últimos 20 años. El Instituto Cántabro de Estadística (Icane) contabilizó 4.947 licencias en 2002 y sólo 1.962 el año pasado.
Pescadores y autoridades están de acuerdo en que el salmón se encuentra en un estado crítico. Sin embargo, no existe consenso sobre qué medidas aplicar para garantizar la supervivencia de la especie y, por tanto, de su pesca. Esa fue la conclusión a la que llegaron el mes pasado en Puente Viesgo administraciones y profesionales, donde se celebró el primer congreso del salmón atlántico, para poner en común las políticas de regulación aplicadas hasta ahora y la implementación de un modelo de aprovechamiento sostenible. «Acotar los motivos de la cada vez menor presencia de salmones en los ríos no es fácil», apunta el presidente de la Sociedad Cántabra de Fomento de la Caza y la Pesca, uno de las organizadoras del foro. «Es que influye todo. Al salmón le conocemos muy bien en el río, pero en el mar es un completo desconocido», añade. Y apunta dos teorías. Una impulsada por la acción humana, que va desde «el cambio climático o las pesquerías en el mar» hasta «el abastecimiento de agua a las ciudades, como la de Santander, por ejemplo, que es la única de las capitales españolas que no se surte de un pantano».
60,3 por ciento
ha descendido el número de permisos de pesca de salmón en las dos últimas décadas.
Por otro lado, el efecto de la cadena trófica. «Al salmón se lo comen las garzas, las nutrias y los cormoranes... y cada vez hay más presencia de estas especies en los ríos», añade Borbolla. «Por poner un ejemplo, un cormorán se come entre 290 y 400 gramos diarios de salmónidos», explica.
El pasado 20 de marzo, el Gobierno regional, dentro de sus planes de repoblación, liberó 10.000 alevines en el río Asón. Muy pocos llegaran a ser adultos. Para comprobarlo es preciso esperar cuatro años -el salmón pasa el primer año en el río y luego dos o tres en el mar antes de regresar a su lugar de nacimiento- y las esperanzas para este eran buenas puesto que la freza -el desove- de hace cuatro ejercicios «fue buena», explicó antes de la apertura de la veda el subdirector general de Biodiversidad y Montes del Gobierno de Cantabria, Óscar González.
«Nosotros llevamos cuatro años pidiendo la veda total del salmón, somos la única asociación que lo demanda», afirma Francisco Gamizo, presidente de la Sociedad Conservacionista Fario. «En uno de los últimos Consejos de Pesca del anterior Gobierno, el titular del área, Guillermo Blanco, nos habló de que ya había colectivos nacionales partidarios de incluir al salmón dentro del catálogo de especies protegidas, el Lespre», subraya.
«Sabemos que es una medida impopular, por eso proponemos alternativas», añade. «Además de las repoblaciones, es necesario revisar los cupos de cada cuenca y fomentar los tramos de ríos de captura y suelta; es decir, la pesca sin muerte. Sólo hay uno en la zona de Pozo Negro, en el río Asón», concluye.
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