Salud Pública detecta un importante aumento de reinfecciones en la sexta ola

La Dirección General de Salud Pública ha detectado que, en los últimos meses, el número de reinfectados en Cantabria se ha disparado, y ya supone un porcentaje del 4% del total de positivos que se diagnostica, una cifra nada desdeñable. Su crecimiento ha sido espectacular: de las 3.373 reinfecciones contabilizadas a lo largo de toda la pandemia, 3.038 se han detectado en la última onda, desde comienzos del pasado mes de noviembre, lo que equivale al 90%.

Una forma sencilla de explicar el porqué es que aunque la enfermedad sea la misma, el coronavirus, después de tantas modificaciones como ha experimentado, casi no lo es. Las vacunas, diseñadas para combatir el organismo dañino original apenas ofrecen resistencia ante el contagio por la variante Ómicron, aunque sí contribuyan a reducir una evolución grave de la enfermedad. Y de la misma manera que el virus esquiva la protección de la vacuna, lo hace también ante la que ofrece haberse contagiado anteriormente.

Como ya explicó a El Diario Montañés el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, «a Ómicron le da igual si estás vacunado con dos dosis, contagia lo mismo. Y en el caso de las reinfecciones, el escenario visto en Sudáfrica, donde se detectó por vez primera la mutación, es que se han contagiado igual. Tendrás menos posibilidad de contagiarte otra vez si acabas de pasar Ómicron, y un mes después de la tercera dosis también tienes algo menos de probabilidad, pero luego esa protección baja».

El fenómeno no es exclusivo de Cantabria: desde el inicio de la pandemia hasta el pasado 22 de diciembre se habían contabilizado un total de 17.140 reinfecciones en todo el país. Desde entonces hasta el 2 de febrero, esa cifra ha crecido hasta los 125.811, según la actualización más reciente del informe sobre la situación del covid en España del Instituto de Salud Carlos III.

Los estudios llevados a cabo por otra institución científica, el Imperial College de Londres, prueban que con la variante Ómicron la frecuencia de los contagios entre personas que ya han superado la enfermedad es cinco veces mayor que con Delta, lo que significa que la protección que ofrece una infección previa se reduce al 19% frente a Ómicron, cuando se elevaba al 85% ante otras mutaciones del virus.

Lo que resulta menos probable, según apuntan algunos investigadores, es que un recuperado de Ómicron vuelva a contagiarse con la misma variante, dado que, al infectarse, el cuerpo produce una respuesta inmunitaria que se dirige específicamente contra el virus responsable, de modo que, salvo en el caso de personas muy frágiles o inmunodeprimidas, enfermar varias veces con la misma mutación del covid resulta muy infrecuente.

Por otro lado, se ha observado que, generalmente, una infección más grave genera un mayor nivel de anticuerpos que otra asintomática, un factor que puede influir en la duración de la protección ante una hipotética reinfección. Se estima que entre los tres y los seis meses posteriores al contagio, los anticuerpos comienzan a disminuir, y es razonable pensar que esa protección menguante no baste para frenar nueva infecciones, especialmente en el caso de Ómicron, que evade en gran medida tanto esa inmunidad natural como la que proporcionan las vacunas.

Adaptar la vacuna a las variantes que vayan apareciendo será el reto, aunque antes sea preciso evaluar si cada nueva mutación resulta tan peligrosa como para aconsejar ese esfuerzo por parte de los laboratorios farmacéuticos. En cualquier caso, resulta obvio señalar que la vacuna pierde efectividad cuando no se corresponde con el virus que está circulando.