Salud Pública frena la vacunación contra el herpes zóster hasta la llegada de más dosis

De hecho, en marzo, cuando Sanidad abrió a la población general la posibilidad de protegerse contra este virus –el causante de la varicela, que puede estar latente de por vida o rebrotar aprovechando la debilidad del sistema inmunitario–, limitó su administración a los cántabros nacidos en 1958. Había que medir cuántos respondían a la invitación antes de ofrecérsela a otras cohortes de edad, porque las dosis eran limitadas (se habían comprado 14.000 y se necesitan dos por persona) debido a su elevado coste: más de 240 euros cada una –el precio de licitación del contrato fue de 1,7 millones–.

Sin embargo, en el arranque la participación fue tímida. Se enviaron unas 6.000 invitaciones y, dos meses después, se habían vacunado 1.600 personas, una media de 320 a la semana. Entonces, Salud Pública valoró que no era un mal dato, aunque estaba lejos del objetivo del 50% de la población diana. Así que a finales de mayo decidió ampliar la cobertura cinco años más, hasta los 70, «sin perjuicio de ir ampliando progresivamente hasta los 80 años». Y como novedad se recomendó la vacunación «a las personas que padecieran herpes zóster confirmado de repetición por cualquier causa». Un despliegue que complementa la vacunación en mayores de 18 con factores de riesgo, que se lleva realizando en Cantabria desde 2022.

Pues bien, llegado el mes de septiembre Salud Pública ha tenido que echar el freno a la campaña para dar tiempo a que se reponga el stock de vacunas, toda vez que con las disponibles se debe garantizar la protección de los pacientes considerados de mayor riesgo, fundamentalmente, personas con tratamientos inmunosupresores: adultos con trasplante de progenitores hematopoyéticos y de órgano sólido, en tratamiento con fármacos anti-Jak, VIH, hemopatías malignas o tumores sólidos en tratamiento con quimioterapia. Posteriormente, a medida que se reciba la nueva entrega, se irán poniendo las primeras y segundas dosis pendientes en el resto de grupos.

La introducción este año en el calendario vacunal de adultos de las dosis para prevenir el herpes zóster persigue proteger a la población cántabra de esta enfermedad grave e incapacitante, que genera una necesidad asistencial y un gasto sanitario muy importante debido a su la alta incidencia. No en vano, se calcula que las complicaciones derivadas del herpes zóster afectan cada año en Cantabria a unas 2.000 personas.

El 90% de la población ha pasado la varicela en algún momento de su vida, lo que la convierte en susceptible a la reactivación del virus. Se estima que alrededor de un 20% podría llegar a padecer herpes zóster, cuyo dolor puede prologarse durante meses e incluso años. La enfermedad afecta a los nervios periféricos y a la piel, donde puede producir pequeñas ampollas dolorosas en forma de anillo agrupadas a lo largo de la zona de distribución del nervio. De ahí que sea conocida más coloquialmente como culebrilla. El riesgo aumenta con la edad. Por lo general, se produce en mayores de 50 años, aunque la población por encima de los 60 es más propensa a sufrir complicaciones graves. Y a partir de los 80 años el virus se reactiva en la mitad de los casos.