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El resultado de las pruebas realizadas a los primeros afectados del brote de gastroenteritis de la boda de Santillana del Mar avanza un sospechoso probable: un norovirus, «que es de los virus más presentes en los casos de transmisión alimentaria, aunque novedoso porque ... hasta hace poco no teníamos técnicas para identificarlo», como explica Manuel Galán, jefe de servicio de Salud Pública y uno de los responsables de la investigación en curso. De hecho, aunque todo apunta a que el desencandenante está identificado, porque las PCR realizadas a los siete primeros desplazados a Urgencias de Valdecilla tras la celebración han dado positivo en este patógeno, y sus síntomas y evolución (de uno a tres días de vómitos y diarrea sin complicaciones) se corresponde también con el cuadro característico de este virus, aún queda por determinar cuál fue el foco de contagio.
«Una de las hipótesis es que estuviera en alguno de los alimentos que se comieron aquel día, pero es algo que aún no sabemos. El laboratorio de Seguridad Alimentaria está procesando en estos momentos todas las muestras recogidas en el restaurante, que se corresponden con lo servido en el banquete y en el cóctel previo», añade.
Desde Salud Pública explican que los norovirus se propagan fácilmente y con rapidez también a través del agua contaminada, de ahí que suelan ser vegetales y moluscos los más susceptibles. Pero, por el momento, eso es solo teoría, pues no se ha detallado la composición del menú. También se investiga la manipulación de los alimentos y el proceso de elaboración de los platos servidos aquel sábado en el Palacio de Mijares. El jefe de servicio de Salud Pública aclara que la evolución del brote, que ya suma 110 perjudicados, aunque todos de carácter leve (solo hubo un ingreso durante unas horas en la Unidad de Corta Estancia de Urgencias de una persona mayor por riesgo de deshidratación), indica que ha habido una transmisión en cadena, favorecida por el corto periodo de incubación. «El jueves (cinco días después de la celebración) aún aparecieron nuevos casos», señala, lo que implica que «si bien es factible que los primeros contagios se dieran en la boda, luego han ido apareciendo casos secundarios y terciarios en el entorno familiar». Eso explica el goteo de diagnósticos en días sucesivos.
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«Hasta hace poco no teníamos medios de diagnóstico para detectar norovirus, tanto clínicos como en agua y alimentos», informan desde Salud Pública. De hecho, es un agente que no está incluido dentro de las enfermedades de declaración obligatoria (sistema EDO), pero «hemos iniciado su monitorización porque es más frecuente de lo que creemos». Aunque la transmisión a través de alimentos contaminados es la más habitual, también se contagia a través de partículas víricas de la persona infectada, como detalla la página de Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Basta con compartir un cubierto o beber del mismo vaso para que el patógeno encuentre la puerta de contagio abierta de par en par. Y lo mismo si se toca una superficie contaminada y no se lavan las manos de forma correcta. «La higiene de manos es la medida de prevención más efectiva para numerosas enfermedades transmisibles, incluidos los norovirus», subraya.
Claro está que en la boda nadie contaba con que hubiera un agente infeccioso dentro del evento. Y menos con la capacidad de propagación de este, que ha desencadenado uno de los brotes de gastroenteritis más numerosos de los registrados en Cantabria. «Desde luego, que en los últimos años no recuerdo un caso de tanta relevancia», confirma el responsable de Salud Pública, «aunque por suerte todos los afectados han sido leves y con cuadros de corta duración». A la espera de concluir la investigación, desde la Consejería agradecen «la colaboración de los novios para evaluar el alcance del brote, proporcionando la relación de invitados», y destacan el trabajo «a veces invisible» del departamento de Seguridad Alimentaria.
Los norovirus son patógenos altamente contagiosos, aunque de carácter leve (se cura en dos o tres días), que causan cuadros de vómitos, diarrea y dolor abdominal. Una de las vías de transmisión más frecuente son alimentos, aunque también se propaga por el agua –de ahí que su presencia afecte especialmente a moluscos y vegetales, en este caso por medio del riego–. También puede haber transmisión entre personas si hay contacto directo con alguien infectado o se comparten alimentos o utensilios para comer, así como al llevarse las manos a la boca después de tocar superficies u objetos contaminados.
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