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Noventa minutos con Miguel Ángel Revilla para escuchar las demandas de Cantabria. A pocas horas de celebrar una comisión interministerial para analizar las consecuencias del 'Brexit', después de confirmar a las empresas tecnológicas en la UIMP su intención de poner en marcha la ' ... tasa Google' y sin acuerdos suficientes para formar un gobierno a tres semanas para que se convoquen automáticamente elecciones generales, el presidente en funciones, Pedro Sánchez, dedicó ayer hora y media a tratar con el jefe del Ejecutivo autonómico sus reivindicaciones durante una comida en el restaurante El Desván de Santander. El secretario general del PSOE comenzó su ronda de contactos con los partidos políticos de cara a una posible nueva votación de investidura con el único partido que le garantiza el 'sí' a cambio de una lista de compromisos en forma de infraestructuras para la región. El líder del PRC no sólo le arrancó que se mantendrá el calendario de inversiones acordado en junio, también que su equipo económico está buscando soluciones para que Cantabria y otras comunidades no tengan que hacer recortes por la falta de Presupuesto en Madrid.
¿La contrapartida? Que el voto de José María Mazón en el Congreso de los Diputados no variará mientras que no cambie esta premisa y la complicidad de Revilla, que dijo comprender el rechazo de Sánchez a intentar una coalición con Unidas Podemos por el «riesgo» que entraña y se alineó con su petición a los partidos de la oposición de que se echen a un lado para que se ponga a andar la legislatura. «Si hay nuevas elecciones, el voto del PRC irá en la misma línea», afirmó Revilla, el único de los dos interlocutores que dio sus impresiones al término de la cita. En su opinión, Sánchez intentará hasta el final evitar esos comicios: «Confiado no, pero deseando que no se produzcan, creo que sí». En un momento en que Sánchez se encuentra necesitado de apoyos, los mismos que horas después intentó arrancar del PNV y durante los próximos días pedirá a otros partidos con representación en el Parlamento, el presidente en funciones quiso empezar los 'cara a cara' en tierra amiga.
Será tierra amiga, según Revilla, mientras se sigan materializando los compromisos firmados con el PSOE nacional. Para razonar la postura regionalista, repitió algo que desde las últimas elecciones el PRC ha convertido en un mantra, que es «garantizar a la vez los intereses de Cantabria y la gobernabilidad de España». O dicho de otra forma:si Pablo Casado «hubiera estado en la misma situación que Sánchez y hubiera firmado los trenes a Palencia y Bilbao», Mazón también le habría votado.
«Hemos comprobado que todo va conforme a lo que se firmó y me ha asegurado que los compromisos se van a seguir cumpliendo», dijo en referencia a la licitación del estudio del tren a Bilbao y la palabra de Sánchez de que los tramos del AVE entre Palencia y Alar se sacarán a concurso este mismo año.
Junto a los caricos y las anchoas –estas las llevaba de casa y las sirvió con el permiso del mesón–, el presidente autonómico puso sobre la mesa la necesidad de Cantabria y de todos los territorios de recibir las entregas a cuenta que estaban presupuestadas y no se han liberado al tumbar el Congreso el Presupuesto del Estado: «Le he planteado la necesidad imperiosa de que nos habiliten los fondos y ha dicho que van a estudiar una fórmula. No pueden asfixiar así a Cantabria y el resto de comunidades autónomas». Unos 135 millones de euros que deben llegar a Cantabria para evitar recortes en materias como la dependencia a las ayudas sociales.
Y un segundo asunto que Revilla –como la mayoría de presidentes regionales– quiere convertir en el siguiente caballo de batalla cada vez que tenga interlocución con un miembro del equipo económico del Gobierno, el de la financiación autonómica cuya revisión llevaba años de retraso. «Escucho discursos a todos los partidos diciendo que no se puede consentir que se vaya más gente de las zonas rurales. Como en la financiación primen los intereses de las que tienen más habitantes, es el fin de las zonas rurales», insistió el líder del PRC. Según su versión, Sánchez asintió con la cabeza, pero ni de este tema, ni del resto de los que se trataron en la comida de trabajo.
Eso en el capítulo de los hechos. Presentes o futuros. En el de las sensaciones, Revilla se mostró convencido de que la intención del ganador de las elecciones es intentar hasta el último momento evitar la repetición electoral y que lo tendrá muy difícil. 'Cerrando puertas', decía a modo de metáfora el ascensor que tenía tras sus espaldas a la vez que respondía a las preguntas de los periodistas. Y en el de las opiniones y valoraciones, ante las cámaras de televisión de todas las cadenas nacionales y en el hall de Peña Herbosa, en la misma manzana del restaurante, se alineó con las tesis de Sánchez.
Por ejemplo, en lo que tiene que ver con Unidas Podemos, a los que criticó por sus cambios de criterio y con los que cree que un Gobierno de coalición en Madrid carecería de estabilidad. «Hay que intentar pactar, pero no a la ligera, tienen que ser pactos lógicos», zanjó.
Pero las palabras más dudas fueron para los partidos de la oposición por no tender la mano ante la única opción posible de formar un gobierno con el resultado electoral de las últimas generales. Y especialmente para Ciudadanos: «Hace dos años firmaron un acuerdo y yo no he visto esa transformación diabólica en el presidente de España de la que hablan. Dicen que tiene un pacto con Podemos, con los independentistas… Lo que se ve es a un hombre aislado. Yo no veo esa ansia de gobernar a cualquier precio y lo tendría fácil si cediera con esas formaciones».
Sánchez, precedido de una amplia comitiva de seguridad, llegó al punto de encuentro en la calle Bonifaz –la comida fue a escasos metros de la sede regional del PSOE– alrededor de las 14.30 horas y sólo tuvo tiempo de saludar a su homólogo antes de escuchar un insulto que le lanzó un trabajador de un bar de la zona. El socialista no se inmutó, pero sí Revilla, que le echó en cara su actitud, le recriminó su falta de educación y le insistió en el daño que cosas como esa pueden hacer a la imagen de la Cantabria amable con el que la visita que intenta proyectar.
Ante las tensiones generadas los días previos entre los socios del bipartito por haber sido el vicepresidente, Pablo Zuloaga, el que anunció la visita de Sánchez sin que el jefe del Ejecutivo tuviera notificación previa, Revilla había insistido en que tenía que ser una cita «a solas». Y el almuerzo fue a solas, sin Zuloaga, pero con un José María Mazón que se sumó para el café. Está convencido de que si hay nuevas elecciones, él no será el único diputado del PRC en el Congreso.
Así fue el momento en el que Miguel Ángel Revilla sale en defensa de Pedro Sánchez: «Me siento avergonzado de ti» https://t.co/dOdobYQQwR pic.twitter.com/QzpEvpacIN
ABC.es (@abc_es) September 4, 2019
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