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La llamada de Pedro Sánchez a Miguel Ángel Revilla dentro de la ronda de contactos que el presidente del Gobierno de España ha mantenido esta mañana con todos los presidentes autonómicos ha servido para allanar un poco más el voto positivo del PRC de ... cara a la futura investidura del líder del PSOE. El mensaje del regionalista fue el mismo que lanzó a sus militantes durante la comida de Navidad del pasado domingo, que no aceptará un pacto con los partidos independentistas que vulnere la ley y la Constitución ni siquiera en el caso de que el Ministerio de Fomento licite antes de 2020 -en las próximas dos semanas- los tramos del tren rápido a Madrid a los que se había comprometido.
«El voto no está garantizado hasta que veamos el documento del pacto con ERC. Me ha dicho que no vamos a tener problema porque no habrá nada que vulnere la Constitución ni ponga en peligro la unidad de España, pero queremos verlo», afirmó Revilla al término de un diálogo de casi media hora, mucho más extenso de lo que estaba previsto. En ese tiempo, el presidente regional también tuvo tiempo para poner sobre la mesa asuntos como los problemas de las grandes industrias para hacer frente a la factura de la luz o la candidatura para que Comillas se convierta en sede del Centro Europeo de Meteorología. En ninguno de los dos casos Sánchez llegó a concretar nada, aunque según el Gobierno de Cantabria la respuesta a estas inquietudes fue positiva.
Revilla le ha trasladado la gran preocupación por el contenido del acuerdo del PSOE y Unidas Podemos con los separatistas catalanes: «Le he dicho que el PRC es un partido dialogante y progresista, pero naturalmente profundamente español y contrario a que se vulnere la ley». Para los regionalistas, la mejor solución pasaría por no necesitar el apoyo de estos grupos.
En este sentido, el presidente regional también ha hecho pública parte de la reunión que tuvo lugar ayer entre Sánchez y los líderes del PP y Ciudadanos. Según sus palabras, el presidente en funciones trasladó a Pablo Casado e Inés Arrimadas que si no querían que la investidura dependiera de los catalanes, podrían optar por la abstención para facilitar la formación de Gobierno, como ocurrió con Mariano Rajoy. Al parecer, Casado recordó a Sánchez que el apostó por el 'no es no' y este le respondió que le imitara y dimitiera para que el PP pudiera actuar con las manos libres.
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