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Miguel Ángel Revilla tiene cara de cansado. En su rostro no se ve ni un mínimo atisbo de emoción ni de euforia después de lograr algo impensable hace cuatro décadas. «Siento mucha responsabilidad por no fallar a la gente», se justifica. Casi no ha dormido ... la noche del lunes tras una victoria electoral sin precedentes. Su teléfono no ha parado de sonar desde que ha roto todos los récords. Hasta Pedro Sánchez, que hace meses que no daba señales de vida, ha vuelto a aparecer en su vida. Guarda las distancias frente al reparto del próximo Ejecutivo.
–Ha llevado al partido de los dos escaños a ganar sus primeras elecciones con 15 diputados –uno pendiente del voto rogado–, dando un 'sorpasso' al PP y arrebatándole el último parlamentario al PSOE. Echando la vista atrás, supongo que usted crea en los milagros, ¿no?
–No, no, no. Ni creo en los milagros ni juego a la lotería. Creo en el trabajo, aunque en este caso a lo mejor he sido hasta excesivo. Han sido 43 años de mi vida sacrificando una posición de placidez económica, de vida normal, para embarcarme en algo que fue una obsesión: Cantabria. He sacado el 38% casi en toda la región. Alguien puede pensar que estoy muy contento, pero ahora tengo una preocupación y una responsabilidad muy grande, porque después de 76 años y una trayectoria donde no he cambiado, no quiero defraudar a la gente. Si después de esa trayectoria tan larga, donde yo a lo que aspiro es a cumplir este mandato a pleno rendimiento, con más ilusión que nunca, haciendo por Cantabria lo que sea necesario, lo estropeo al final... Buff.
No me gustaría verme jubilado y que me señalen diciendo: 'muy bien pero en el final de su vida hizo algo que no resultó'. Ahí tengo una responsabilidad muy grande que me llevará a intentar hacer un gobierno estable, sin sobresaltos, como todos los ejecutivos donde ha estado el PRC, con la única meta que es Cantabria. Hay una serie de variables nuevas. Está el Gobierno de España en juego, con un diputado importante, y con una fuerza del partido muy superior a la que tenía. No es lo mismo tener 12 que 15 para conformar el bipartito. Esa fuerza debe considerarla también el resto de los partidos. Voy a hablar con el resto de fuerzas. Todos me han llamado, me han felicitado y me han ofrecido la colaboración. Todos intuyen que quien quiere hacer el pacto es quien ha estado con nosotros hasta ahora, pero en los pactos, a parte de programas, tiene que haber personas que respondan a una lealtad.
–¿Cree que el PSOE de Zuloaga le puede ofrecer esa lealtad? ¿Se fía de él después de sus encontronazos?
–No le conozco (silencio). A lo mejor me llevo una gran sorpresa. Hay cosas de él que no me gustan, pero no le conozco. Tenemos que hablar de todo esto.Es muy serio. Hacer un gobierno no es colocar a una serie de personas en las consejerías y repartirse el poder. Es hacer una región estable en base a una serie de cosas irrenunciables que tiene que marcar el PRC, que es el que las tiene claras y los votos necesarios.
–¿Qué cuestiones son las irrenunciables para usted?
–El pacto tiene que ir acompañado de que en Madrid haya licitaciones inmediatas del tren, porque un ferrocarril se acaba cuando se empieza y este no lo ha hecho. Ya no me vale con que el ministro de Fomento me diga que se va a arreglar. El primer gesto para un pacto debe ser adjudicarlo con una pila de millones. Después, el estudio informativo de Bilbao tiene que ser fulminante, eso no cuesta nada. La Pasiega tiene que ser contemplado como un polígono estratégico de ADIF. Queremos que sea la ampliación del puerto, el mayor centro logístico del norte. De palabra me dicen que sí, pero eso tiene que llevar una firmita. Y, por último, pagar Valdecilla pero ya. Pedro Sánchez me llamó el domingo por la noche, vuelve a estar cariñoso, me dijo que teníamos que hablar.
–¿Sánchez le ha ofrecido reeditar el pacto?
–Me dijo que estaba contento con el resultado, que teníamos que hablar, fue una cosa sencilla, pero hubo una llamada y me ha dicho, como María José Sáenz de Buruaga (PP) y Félix Álvarez (Cs), que hay que sentarse.
–Si tuviera que elegir novia, ¿con quien se queda?
–Es que yo ya estoy casado. Me quedo con lo mejor para Cantabria.
–Pero la suma del diputado 15 en el último momento abre la puerta a una mayoría absoluta con Ciudadanos sin el PSOE.
–Ya pero no se trata de eso...
–Entonces, ¿lo descarta?
–Hombre, si se ponen las cosas mal... El que me dé estabilidad... Pero lo lógico pensando en Cantabria sería que el PSOE asumiera en Madrid los compromisos que tiene con nosotros y pactar con ellos. Eso sería un primer paso. Cosa que sólo puede garantizar el PSOE. El resto va a decir que lo va a hacer, pero cuándo. Sánchez por lo menos tiene cuatro años. Necesitamos estas obras ya. Ahora, si el PSOE se niega, siempre quedará en manos del PRC la posibilidad de romper el pacto si no cumplen los compromisos, como tenía que haber hecho en 2010 cuando José Blanco paró el AVE. Pero tengo una debilidad, que cada vez es menor, porque son tantos los sartenazos, que es que me creo todas las cosas. Ya no me valen las palabras.
–En ese escenario, usted dobla los diputados a los socialistas. «No es lo mismo 15 que 6», ha dicho. ¿Toca replantear el reparto de competencias?
–Efectivamente. Hay que ser conscientes de los pesos electorales. Un Gobierno tiene que responder a la voluntad de los ciudadanos. Si nos han dado a nosotros más del doble que al otro partido, que nadie piense que por el afán de una presidencia voy a tragar con lo que me digan.
–La noche electoral puso líneas rojas –«posiciones innegociables»–. ¿A qué se refería?
–Que los proyectos de infraestructuras, el pago de Valdecilla y La Pasiega no se cuantifiquen ni se concrete en documentos y reuniones, que tendrán que ser entre Pedro Sánchez y yo. Hay que poner a las actuaciones fecha. A mí lo que me interesa ahora es que Cantabria tenga esas cosas que considero imprescindibles para que pegue un salto hacia delante.
–¿Y a nivel de Gobierno regional?
–Que sí, lógicamente, sí (hay que modificar el reparto), pero fíjate que no creo que sea lo más importante.
–Entonces, ¿estaría dispuesto a ser generoso?
–Ojo, siempre que estén las obras en marcha. Esa es la prioridad.
–Y con todos los sartenazos de los que habla, ¿por qué esta vez sí se puede fiar de Madrid?
–Porque ahora saben que si se incumple el gobierno se va a romper y no hay alternativa para ellos.
–Tras cuatro huelgas y una reprobación a la directora general, ¿sigue pensando en quedarse con las competencias de Educación?
–Ahora no es el momento de hablar de eso. No toca ni poner consejerías ni caras. A mí me gustaría tenerlas todas, porque tenemos gente. Pero Cantabria está por encima de vanidades mías ni de nadie.
–¿Torrelavega es irrenunciable en el pacto?
–El alcalde va ser Javier López Estrada.
–¿Y si el PSOE les pone trabas?
–Pues que voten con PP o con quien quieran, pero López Estrada va a ser el alcalde.
–Sus candidatos regionalistas en Polaciones y El Astillero, sus dos feudos, han pinchado. ¿En casa de herrero, cuchillo de palo?
–No, hombre, no. Yo he ganado. Cada uno es un mundo y responde por él. Yo soy una persona con carisma. Vivo en El Astillero y he ganado allí. Se supone que la gente me conoce. Luego, los candidatos municipales pueden parecer mejor o no. Yo he ganado en todos los sitios. Ahora mismo no tengo ningún punto negro.
–¿Le quedan cuentas pendientes?
–Políticamente, no. Yo quiero sentirme dentro de cuatro años contento conmigo mismo. Quiero hacer todo lo posible para que esta región sea conocida, prestigiada e incluso querida en el resto de España y que la gente sepa que eso lo he hecho a base de sacrificar mi vida personal. Hay un momento que ya no depende de ti, entonces yo quiero acabar esto de buena manera, que la gente se sienta orgullosa y ser un ejemplo para los jóvenes de que con tenacidad, a pesar de tener todo el viento en contra, las cosas se pueden conseguir. Esto se lo dije a Pedro Sánchez cuando me consultó si podría volver a ganar las primarias. Lo de Pedro es un chiste comparado con lo que he conseguido yo. Nadie podría imaginar que conseguíamos 30.000 votos en Santander.
–Usted ha gobernado durante cuatro años con Eva Díaz Tezanos y siempre ha destacado su trabajo. ¿Cree que se merece continuar en el Gobierno si pactan?
–Creo que se la han cargado literalmente. Es un activo que yo no perdería nunca en un partido. ¡Nunca! Hay dos mujeres excepcionales en el PSOE y a mi me hubiera gustado que hubiesen estado conmigo, que son Dolores Gorostiaga y la vicepresidenta. Que un día en vez de afiliarse al partido del puño y la rosa se hubiesen venido al PRC. Son dos mujeres muy serias, muy preparadas y trabajadoras. Me da la impresión que no van a contar con ellas. Hay otro equipo y ha querido hacer borrón y cuenta nueva. Es una pérdida incomprensible. Si algo se les puede criticar es que son demasiado socialistas en cuanto a la fidelidad de las siglas. Yo no la tengo ni con mi propio partido.Pero ahora hay otra persona y no hago ningún juicio de él hasta que veamos con qué talante viene.
–Zuloaga vino a decir en el cierre de su campaña que usted no había ejercido de presidente.
–Ya lo comprobará si es que llega aquí... En este Gobierno, el que manda soy yo.
–¿Va a recuperar a Francisco Javier López Marcano?
–Es un activo importantísimo. No está ahora porque todavía tiene un problema por resolver, que es lo que se lo ha impedido.
–¿La elección de Paula Fernández como su número dos marca el camino para la sucesión?
–Hay muchísima gente extraordinaria.No hay ningún problema. Los relevos aquí son de un día para otro y sin problemas.
–¿Cambiaría la victoria por alguna cosa?
–Por ver todo el AVE en obras y empezado el de Bilbao.
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